Crónicas de una sirena enamorada 3

Cygnus-Lodon despierta

Luego de la huida de los maranios hacia su nación, las reinas Andrómeda y Lira nadaron sigilosamente a la cueva de los cantos con la intención de crear un hechizo para proteger a Tritonia por un tiempo. Para esto debían comenzar con la liberación del gran Sygnus-Lodon, el temible monstruo guardián de Tritonia. Las sirenas pensaron que dormirlo había sido un error y que lo mejor era enviarlo al South Sandwich Trench para proteger el paso a la nación del Pacífico. 

—Supongo que con esto, esos desgraciados maranios no volverán a arremeter en nuestra contra. —manifestó Lira mientras despertaba al monstruo de apariencia irregular —si de verdad valoran su vida, lo mejor es que dejen de aparecer en nuestra extensión, a menos que quieran ser devorados por nuestro monstruoso guardián.

A lo que Andrómeda contestó —el pueblo de Marania no tiene remedio, son como sus gobernantes. Si continúan actuando de esa manera, se extinguirán por su propia cuenta. Los otros reinos sabrán que el pueblo de Tritonia no es responsable de sus desgracias, como solía pensarlo en el reino de Salacia hace unos siglos.

—No comprendo el afán por buscar responsables en donde no los hay, si es más que evidente que los maranios son los únicos culpables de todo su infortunio. —manifestó Lira mientras lentamente guiaba al monstruo hasta la salida de la cueva de los cantos —Marán es el principal responsable de las desgracias de su pueblo, Maher es un rencoroso y Atolón va por el mismo camino. Siento pena por su pequeño hijo, si decide seguir los pasos de su padre, podría tener un cruel destino como el que les espera a sus predecesores si no renuncian a la maldad y a sus propósitos de desestabilizar a otros reinos.

—Eso lo veo difícil, pero si ese niño llega a pensar diferente y se da cuenta de que Marania no va por buen camino, entonces ese reino tiene esperanza de salvarse. Esperemos que el hijo de Atolón tenga un corazón benevolente como el de su tío Evan. —manifestó Andrómeda con la ilusión de que el pequeño Adon tenga salvación.

Ambas salieron de la cueva y guiaron al monstruo hasta la frontera con el Atlántico. Rápidamente, regresaron a la cueva para terminar con el hechizo de protección. Al finalizar, Andrómeda y Lira se separaron y cada una nadó hasta su respectivo palacio.

 

Mientras tanto, Ranhir y su hermano, se reunían con los soldados para idear un plan en caso de otro posible ataque por parte del ejército de Atolón. Los reyes no soportaban que la festividad más importante se viera interrumpida sin una causa justificada, y menos por parte de Marania. 

Desde el interior de su habitación, Amaranta descargaba su ira arrojando maldiciones al pueblo de Marania. La sirena pensaba que lo mejor era viajar hasta la fosa de Puerto Rico para hablar con Maher, pero evidentemente, su padre no se lo iba a permitir. Fue entonces que decidió ir hasta el palacio de Tritonia del Sur para conversar con Traimor y encontrar apoyo en él. 

Mientras nadaba rumbo al palacio de Kermadec, la sirena notó la presencia del temible monstruo, al cual confundió con Iryatum y muy despavorida nadó con más rapidez hasta llegar a su destino. En el lugar, Amaranta fue recibida por los guardias. Estos la escoltaron hasta el gran salón en donde Rinah y su hijo, el pequeño Tristán, hacían acto de presencia mientras Traimor y los reyes regresaban del palacio de las Marianas. 

Al interior de aquel vasto salón, las sirenas conversaron sobre la emboscada de los maranios contra el pueblo de Tritonia en medio del festival lunar. Ambas acordaron que la única manera de recuperar la tranquilidad para todos los reinos submarinos, era arrebatarle la vida al malvado Atolón, pero se necesitaba de alguien lo suficientemente valiente y fuerte para tal hazaña. 

Amaranta permaneció al interior del palacio hasta que finalmente Traimor regresó junto a sus padres. No vaciló en acercarse a su primo para pedirle apoyo en su plan, pero Traimor sabía que realizar dicho viaje en ese momento representaba un riesgo. 

—Hace unos años fuiste con Lumina hasta el palacio de Marania para entregarles la invitación a la festividad lunar de aquella época —reprochó la futura reina.

—¡Tienes razón! —exclamó Traimor —¿Ya olvidaste quién era el rey en ese tiempo? Yo recuerdo que era Maher, por lo tanto no corríamos peligro, al menos no tanto como ahora, a pesar de que Iryatum anda merodeando en los alrededores del pasaje de Drake. ¿Quién es el rey maranio ahora?

—Entiendo tu punto ¿Entonces qué haremos al respecto? No podemos quedarnos de brazos cruzados sabiendo que Atolón ha vuelto a atacar la soberanía de nuestra nación —manifestó Amaranta quien no podía ocultar su enojo.

—Vengo del palacio de las Marianas, mi padre y mi tío idearon un plan junto a los soldados. La idea es contraatacar en caso de que nuestros enemigos aparezcan de este lado —comentó Traimor mientras guardaba su armamento en el cofre junto a las cosas de su padre. 

—Ademas —intervino Lira llamando la atención de los presentes —Andrómeda y yo despertamos a nuestro titánico guardián. Todos sabemos que Cygnus-Lodon no dudará en devorar a cualquier enemigo de Tritonia.

—¿Cygnus-Lodon? —preguntó Rinah —¿Acaso ese monstruo es similar al del reino de mi padre?

—Es más grande y aterrador que Iryatum. Pero, en definitiva, es algo similar al monstruo que protege al pueblo del Tánzur. —respondió Traimor —Lo único que podemos hacer ahora es advertirle a los demás que nuestro guardián ahora le hace compañía a Iryatum, y que cualquiera que intente cruzar la frontera sin previo aviso, será devorado sin piedad por cualquiera de dichos monstruos. 




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