Una mañana temprano, a eso de las nueve de la mañana, el príncipe Adón emergió en las costas de Brisbane. Los hermanos Verlander junto a Olivia, Tyler y Pandora estaban reunidos comiendo frituras y escuchando música cerca de la zona rocosa. Los jóvenes vieron al príncipe acercarse a la orilla con la mirada hacia ellos.
Los jóvenes le dieron la bienvenida al mariano, Jocelyn fue a su casa por ropa para el príncipe y al regresar le dijo que se quedara con ellos en el lugar. Adón deseaba ir con su tío, pero estaba tan cansado que no tenía fuerzas para mover las piernas y, por ello, accedió a la petición de Jocelyn sin protestar.
—Dinos, Adón —intervino Christopher —¿Qué te trae a tierra firme esta vez?
Adón respiró profundo y luego respondió —solo quiero ver al tío Evan y también saludarlos a ustedes. —suspiró —pasar mucho tiempo al interior del palacio es algo que me aburre. Desearía pasar más tiempo en tierra firme.
—¿Seguro que no se trata de mi hermana? —cuestionó el joven, causando una inquietante reacción en Adón.
En eso intervino Jocelyn gritando el nombre de su hermano ante la mirada de los demás. Pandora y Tyler no dejaban de reír, mientras que Olivia se alejaba del grupo siendo atraída por algo en el mar.
Adón se percató de que la chica estaba algo distanciada y con la mirada fija. —¿Qué le ocurre a Olivia?
Todos voltearon y la vieron actuar de manera extraña, pues Olivia no se comportaba de semejante manera. Tyler corrió hacia ella para hacerla reaccionar, pero se percató de que la joven apuntaba con el dedo índice derecho en dirección al norte.
—¿Qué demonios es eso? —Tyler al ver que aquel ser se veía como algo salido del infierno, alertó a los demás —¡Oigan! Vengan a ver esto.
Con mucha presteza los jóvenes corrieron para ver qué podía ser aquello que tanto alarmó a Tyler y que tenía a Olivia tan asustada. Fue allí cuando Jocelyn advirtió regresar a sus casas, pues la chica dijo que se trataba de Coral, la sirena maldita.
—Debemos dar aviso a nuestros padres, esa sirena escapó de su calabozo —manifestó Jocelyn.
Pandora corrió hacia su primo y lo llevó a su casa, Tyler y Olivia volvieron a sus hogares mientras que los hermanos Verlander se desviaron hacia la casa de Stara. Al llegar, los hermanos Verlander alertaron a la sirena de cola blanca, quien reaccionó bruscamente al escuchar el nombre de Coral.
—¡Maldita sirena! —exclamó con mucha ira —¿Cómo logró escapar de su mazmorra?
En eso intervino Austin —¿Seguros que se trata de esa misma sirena energúmena? ¿No será alguien proveniente de un reino vecino?
—Esa sirena no luce como un tánzur y ellos son los únicos con aspecto distinto a los demás reinos. —respondió Jocelyn —la vi, y estoy más que segura que esa sirena es Coral.
Stara tocó su collar de luz para dar el mensaje a sus parientes en Tritonia. Al tratarse de Coral, no era seguro para ellos nadar hasta el fondo del océano. Hacer eso, representaba una muerte segura en manos de aquella perversa sirena de colmillos afilados.
Cuando el mensaje fue recibido en el fondo del océano, Tritonia alertó al resto de naciones para que estuvieran alerta ante la presencia de Coral. Para muchos era increíble lo peligrosa que era aquella sirena, que tan solo pronunciar su nombre causaba caos y mucho temor en muchos reinos.
Los soldados de todos los países submarinos, desde el más grande hasta el más pequeño, no descansaban ni permanecían quietos por mantener la guardia. Se turnaban media jornada entre grupos de hasta cincuenta soldados. Los civiles morían de miedo al enterarse de que la sirena más malvada de la existencia aquellos reinos andaba suelta. Para muchos, era bastante difícil comprender cómo hizo Coral para escapar de su celda siendo aquel remoto lugar de máxima seguridad.
Al mismo tiempo, en tierra firme, los jóvenes permanecían al interior de sus casas para mantenerse seguros ante cualquier situación. Los gemelos pasaban el rato jugando videojuegos, Olivia escribía un libro sobre épicas batallas entre seres mitológicos inspirando en las vivencias junto a familiares y amigos, Tyler pasaba horas leyendo sobre navegación y Pandora jugaba con el gato o leía los libros de historia que tenía su padre en la enorme estantería de su pequeño estudio casero.
En simultánea, Atolón viajó hasta el palacio de Tarek para pedirle que por seguridad de los reinos pequeños, liberara a Iryatum. Todos sabían que Coral tenía miedo a ser devorada por el colosal monstruo, pero Tarek no estaba del todo seguro hasta que varios miembros de la corte lo convencieron. En ese instante, el guardián del Pasaje de Drake regresó a custodiar su territorio.