Crónicas de una tragedia (+15)

PRIMERA PARTE: cosas de niños

 

Capítulo 1.

Cuando era niña vivía con mi hermano mayor y mi madre; mi hermano Jacob solía ser mi todo, era mi compañía, era mi felicidad y yo siempre lo iba a amar sin importar lo que él fuera porque él estaba para mí en todo momento, mi madre, por el contrario era la razón por la que yo estaba triste.

Las noches en donde me visitaban las pesadillas corría a dormir al lado de Jacob pero de vez en cuando solo me quedaba en la puerta escuchándolo llorar, sabía que él sufría por algo, tal vez era muy obvio pero no lo entendía en ese entonces; Jay siempre me miraba con unos ojos brillantes y una hermosa sonrisa, cuando decía "todo estará bien" me reconfortaba y me sentía fuerte.
Un día, cuando él tenía quince y yo diez, me desperté temprano para evitar los regaños de mi madre. Me puse mi uniforme porque debía asistir a la escuela, odiaba usar esa ropa porque era calurosa y gris, muy gris y negro. Era triste.
Mi madre era una mujer muy estricta; no soportaba la suciedad, siempre debíamos estar haciendo algo por lo que ver televisión no se podía, nuestra nota mínima debía ser noventa, siempre debíamos hacer las tareas a tiempo, debíamos limpiar la casa y nuestras habitaciones todas las semanas, no podíamos salir a jugar ni visitar a nuestros amigos, bueno, en ese caso Jacob era el que no podía hacerlo porque yo no era de hablar con otros niños.

-¡Anahí!-la voz de mi madre me erizó los poros. Algo había hecho mal y no sabía qué era.

-¿Señora?

-No podés ir con esa sueta toda sucia-dijo histérica la mujer, como si se fuera a acabar el mundo por eso.

-Es el único que tengo...

-¿Qué estás insinuado?

-¡Nada!-tuve miedo-Es solo que ya estoy creciendo y solo me queda éste.

-Tenés razón-su calma calmó mis nervios-Después de clases iremos de compras.

Me sentí tan feliz por escucharla que no evité sonreír cuando ella se volteó a servirse café.

-Al parecer la princesa está feliz.

Miré hacia la puerta de la cocina donde encontré a mi hermano con su maravillosa sonrisa, quería correr hacia él para abrazarlo pero no podía, mi madre se molestaría.

-Anahí necesita ropa nueva entonces iremos en la tarde a comprar.

-Me alegra mucho escuchar eso. Tendrán una tarde de chicas.

-No seas ridículo, Jacob.

Al terminar su café, se levantó de la silla y dijo:

-Ya me iré al trabajo
Pasaré por vos a la escuela, Jacob cuando salgás te venís directo a la casa, nada de irte con ese... Muchacho.

Había algo extraño en lo que ella dijo así que le pregunté a Jay cuando mamá se fue y nosotros terminábamos de alistarnos.

-¿Tenés un nuevo amigo?

Nunca lo había visto así de nervioso conmigo, era evidente que escondía algo.

-¿Jay?

-Este... Sí, tengo un nuevo amigo...

No me convenció su respuesta pero supe que era un tema difícil para él entonces decidí no preguntar más.

•••

-¡Pero mirá quién llegó!-Maripaz había hecho su aparición matutina.

Maripaz era el demonio en persona, a sus diez años ya le hacía la vida imposible a los otros niños a excepción de aquellos que hacían lo que ella quería.
Decidí ignorarla aún sabiendo que odiaba eso; saqué mis útiles para usarlos en clase de español.

-Al parecer alguien quiere molestarme.

La odio con toda mi alma.
No me había percatado de que mis compañeros nos rodeaban, querían ver la humillación de todos los días.

-Sabés lo que te pasará si me ignoran.

"No huyas, enfréntala"

Me armé de valor y me puse de pie para tenerla frente a frente pero su extrema confianza me hacían dudar.

-¿Tenés algo que decir?

-Sí-dije decidida pero su sonrisa me hizo caer-Vos... Vos...

-Ya dejá de ser tan payasa-con sus manos en mis hombros me sentó-La próxima vez que se te ocurra ignorarme voy a destrozar tu asqueroso rostro.

•••

Me sentía ansiosa esperando a mi madre, cada segundo era una oportunidad para de Maripaz llegara y me torturara con sus golpes o con sus palabras.
Esta niña vivía al frente de la escuela entonces perfectamente pude ver cuando venía hacía mí con sus malévolas intensiones.

-Parece que abandonaron a la payasa.

Ya me tenía en sus garras. Agaché mi cabeza esperando su siguiente ataque.

-Nunca la abandonaré ni siquiera cuando yo muera.

Mi ángel de la guarda había aparecido; abracé fuertemente a mi hermano sintiendo la seguridad que siempre me entregaba.
Maripaz se veía sorprendida; curiosamente era la primera vez que veía a Jacob, él siempre llegaba después de que mis compañeros me golpearan.

-Largo-dijo Jay con voz firme.

Escuché su suspiro y me apartó de él.

-Mamá me dijo que no podía venir porque tiene que trabajar hasta tarde y me dijo que fuera con vos a comprarte ropa. Perdonáme por llegar tarde, es que cuando ella me dijo eso yo estaba... Ocupado.



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En el texto hay: historia corta, perseverancia, vida dificil

Editado: 27.09.2021

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