Crónicas de una tragedia (+15)

SEGUNDA PARTE: es solo una etapa

Capítulo 11.

No sabría decir si mi vida había empeorado a través de los años, pero definitivamente a mis quince años había dejado atrás toda luz de esperanza que pude haber tenido. No solo me quitaron la inocencia a los diez, sino que en los últimos días de vida que pasó mi hermano Jacob estuvimos muy alejados y lo peor es que me había enojado por eso, tiempo después comencé a culparme por su muerte, pero al final papá me decía que a veces las personas se iban de tu vida y que en muchas ocasiones había personas que decidían alejarse, pero las palabras de papá no ayudaron mucho. Recuerdo mi estúpida decisión de vivir con mi mamá por la pérdida, pero al final me enteré de que solo me manipuló para que no me fuera a vivir con papá, al final solo dejé pasar ese asunto y aquí estoy, desayunando con mi madre.

--Tu padre pasará por vos--rompió nuestro matutino silencio.
--Bueno.

Parece que la interrupción no duró mucho.
Me miré al espejo notando como mi pálida piel hacía notar mis ojeras y ojos hinchados, hoy Jay cumpliría veinte por eso estuve toda la madrugada llorando.

--¿Cómo te atreviste a dejarme? --ya me acostumbré a susurrar eso todas las mañanas al pasar por su habitación luego de lavar mis dientes.

No solo me culpaba por su muerte, sino que el mayor culpable era él, solo por eso lo odiaba, por abandonarme sin ni siquiera dejarme una estúpida carta suicida.
Tomé mi mochila y sin despedirme de mamá fui directo a mi otra tortura.

•••

Por lo general solo comía en la mañana para evitar que mi madre me llamara mal agradecida pero cuando estaba en la casa de papá debía comer obligada, no porque él lo hiciera sino para que no me diera un sermón de lo importante que era comer y de que le preocupaba verme tan delgada cuando ambos sabíamos que no es así, odio que me mienta.

--Anny--ahí está Samuel, metiéndose en lo que no le importa--¿todavía tenés problemas en el colegio?

--No.

--No puedo creerte eso, se te nota que...
--No te metás en mi vida--lo miré directamente a los ojos.
Todos dejaron sus cubiertos y me miraron. Samuel se veía molesto.
--Anahí, no le hablés así a tu hermano.
--No, papá--lo miré--Jay es mi hermano.
--No hablés de Jacob--volví a ver a Samuel.
--Apuesto a que se suicidó por tu culpa.
--¡Anahí!--eso enfureció a papá--Jacob tomó su decisión.
--¿Sabés algo?--dije con la molestia queriendo escapar--Jay hoy tendría veinte, sería un gran universitario pero a vos eso no te importa.

Pensé que le gritaría, pero solo me puse a llorar, cuando vi que mi padre suavizó su mirada me puse de pie y salí corriendo a mi habitación con él detrás. Papá golpeaba la puerta y gritaba que le abriera, pero solo lloré sentada en el suelo.
Odio a mi madre, odio que Jay me dejara sola, odio quien soy y como soy, odio mi vida.
Cuando papá se fue me sentí más "tranquila" así que me puse de pie y de mi mochila saqué una navaja.

--Esto me hace sentir mejor--corté mi muñeca exponiendo también mis otras cortadas que comúnmente escondía con pulseras.

Se me hacía costumbre hablar sola, aunque quería pensar que era con Jay y en ocasiones imitaba su voz.

--Feliz cumpleaños, Jay.

 

 

 



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En el texto hay: historia corta, perseverancia, vida dificil

Editado: 27.09.2021

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