Crónicas del abismo: La hechicera prohibida

Capitulo 26.5

Antes de que los clanes existieran como se conocen hoy…
Antes de que el Consejo tuviera leyes, sellos o jerarquías…
Antes incluso de que los vampiros dominaran la noche y los magos del pacto levantaran sus primeras runas de sangre…

Existió un clan del que todos tomaron algo y al que, con el tiempo, todos temieron.

Los Nocthara.

Los Nocthara no eran un clan de sangre:
eran un linaje marcado por la Luna Interior, la energía primordial que existía entre mundos.

Aparecían solo cuando la magia liminal lo decidía.
Nunca más de siete o diez vivos al mismo tiempo.

Eran humanos transformados por el Toque de la Noche Primordial.
Una energía que no respondía a las reglas de ningún otro clan:

  • no obedecía runas,
  • no respondía a pactos,
  • no podía ser sellada sin destruir al portador.

La energía que les daba nombre era:

Nocthara — la magia que vive entre las sombras y la luz.
No oscuridad.
No luminosidad.
Frontera. Equilibrio forzado. Puente.

Por eso se les llamó guardianes de los velos.

Vivían en aldeas pequeñas, cerca de bosques profundos o montañas donde la realidad se adelgazaba.

Eran observadores.
Sanadores.
Guías.

Pero también portadores de un poder que ningún clan podía controlar.

No tenían jerarquías tradicionales.
Vivían en pequeños círculos donde cada miembro cumplía un rol:

  • Guardianes del Velo: percibían seres de otras realidades.
  • Voces Lunares: leían emociones y memorias profundas.
  • Caminantes del Eclipse: manipulaban la energía nocthara en combate.
  • Tejedores: rarísimos, capaces de unir la magia nocthara con otras sin provocar desastre.

Celebraban el Despertar, un ritual único en la vida.
Quien despertaba veía las memorias de todos los portadores antes que él.

Fue el ritual que Nyxara jamás llegó a completar.

Los clanes comenzaron a temerlos por tres razones:

Podían ver futuros posibles.

No profecías lineales, sino posibilidades.
A los líderes les molestaba que sus advertencias nunca fueran absolutas.

La energía nocthara deshilachaba:

  • runas de los Hechiceros del Pacto,
  • pactos vitales de los Vampiros Sangre Pura,
  • influencias lunares de los Lycans de la Luna Negra,
  • ilusiones de los Sombramantes (Ilusionistas y Sombras Vivientes),
  • percepciones alteradas de los Nocturnos,
  • e incluso la estructura energética de los Guardianes de Portales.

Para cada uno, esto significaba una amenaza distinta:

  • Los Sangre Pura temían perder dominio sobre sus pactos.
  • Los Sombras Carmesí y Espectros Rojos temían que su conexión con la sangre se debilitara.
  • Los Lycans temían que su vínculo lunar se quebrara.
  • Los Sombramantes temían que sus ilusiones se revelaran.
  • Los Magos de Sangre temían que sus rituales fueran deshechos.
  • Los Nocturnos temían que los Nocthara entendieran demasiado bien su propia existencia.
  • Los Guardianes del Umbral temían que pudieran atravesar nodos o ver aquello que protegen.

Existía una profecía antigua repetida en susurros por varios clanes:

“Cuando la Luna Interior elija a su Heredera,
la armonía será quebrada,
y el poder que habita entre mundos
hará caer a los soberbios.”

Creían que ese quiebre significaba destrucción.
Nunca imaginaron que hablaba de transformación.

El hogar de los Nocthara era el Valle de la Luna Rota, protegido por magia liminal.

El cielo allí parecía siempre ligeramente distinto.

Sus casas eran de piedra pálida y madera oscura.
Usaban luces plasmáticas de magia nocthara.
Cultivaban plantas imposibles.

Sus armas eran únicas:

  • Hilos nocthara, fuertes como acero espiritual.
  • Espejos de velo, que revelaban lo oculto.
  • Sellos lunares, capaces de desarmar ataques sin matar.

Eran un pueblo contemplativo, artístico, ritualista.
Bailaban bajo eclipses.
Recordaban en círculo.
Compartían memoria.

Los masacraron porque su poder crecía.
Porque el linaje despertaba con más fuerza cada generación.
Y porque nació una niña con un potencial inimaginable:

Nyxara.
La Heredera.
La Tejedora Suprema.

Desde su nacimiento, los clanes sintieron la alteración:

  • Los Vampiros Sangre Pura sintieron que la noche cambiaba.
  • Los Espectros Rojos sintieron que sus sellos sangrientos vibraban.
  • Los Sombras Carmesí percibieron un desbalance en sus vínculos vitales.
  • Los Lycans de la Luna Negra sintieron su luna temblar.
  • Los Ulframir escucharon aullidos que no deberían existir.
  • Los Sombramantes vieron fisuras en sus ilusiones.
  • Los Ilusionistas y Sombras Vivientes perdieron control por instantes.
  • Los Magos de Sangre sintieron que sus rituales se debilitaban.
  • Los Nocturnos se inquietaron ante un eco que reconocían demasiado bien.
  • Los Guardianes del Nodo percibieron que los velos se agrietaban.

Pidieron estudiar a la niña.
Los Nocthara se negaron.

Ahí nació el miedo.

A los cinco años de Nyxara, un eclipse anómalo provocó:

  • runas rasgadas en templos de Magos del Pacto,
  • pactos sangrientos debilitados,
  • caminos nocturnos cerrados para los Nocturnos,
  • ilusiones derrumbadas para los Sombramantes,
  • inestabilidad en nodos custodiados por los Guardianes de Portales.



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En el texto hay: vampiros, lobos, hechiceros

Editado: 13.12.2025

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