Crónicas del Fénix del Mar

Capítulo 07. El Capitán Demente

WingzemonX & Denisse-chan

CRÓNICAS del FÉNIX del MAR

CAPÍTULO 07
EL CAPITÁN DEMENTE

La tripulación no tardó mucho en reunirse en el comedor; era natural, pues todos se morían de hambre y estaban ansiosos por recibir su merecido desayuno. Sin embargo, ese desayuno tendría que esperar un poco más, pues el capitán les tenía un importante aviso.

Unos minutos después de que todos los demás se reunieron, Henry y Lloyd arribaron acompañados por la misteriosa chica de los ositos, que debía caminar detrás de ellos arrastrando su bola de acero atada a su tobillo. No era precisamente muy pesada para impedirle caminar, pero sí lo suficiente para resultarle estorbosa, y sobre todo incómoda.

—Ah, ya estás aquí —exclamó Jude sonriente al ver a su “invitada” entrar al comedor—. ¡Atención, todos!, ¡volteen a verme por un segundo, idiotas!

La atención de todos poco a poco se fijó en su dirección, y por lo tanto también en la de la chica nueva. Ésta se sintió ligeramente intimidada de ver a todas esas personas reunidas en ese sitio, y ahora mirándola. La mayoría, si no era que todos, estaban presentes cuando Jude abrió ese baúl con ella adentro, pero no había tenido oportunidad ni tiempo de detenerse a ver cuántos eran o sus apariencias completas; esa era ahora una situación claramente distinta.

—Tripulación del Fénix del Mar —prosiguió el capitán Carmesí—, nuestro último golpe a la burguesía de Kalisma nos trajo una recompensa y una victoria inesperada—. Se volteó entonces hacia Day, señalándola orgulloso con su mano—. ¡Ésta de aquí es Loreili la Polizona! Es ni más ni menos que una malvada asesina entrenada por la realeza para atentar contra mi vida. Pero gracias a mi aguda astucia, la detuvimos antes de que lo intentara, ¡y ahora es nuestra rehén!

Los tripulantes se miraron entre ellos en silencio, sin reaccionar significativamente a sus palabras.

—Eso significa que no se llama Loreili ni es una asesina, ¿cierto? —le susurró en voz baja el navegante Katori a la doctora Melina, que estaba parada a su lado.

—Exacto —asintió ella a su vez—. Luego tendremos que preguntarle su nombre y quién es en realidad.

—¿Qué les pasa a todos ustedes? —les reprendió Jude con molestia—. ¡Muestren más su entusiasmo! ¡Les acabo de decir que hemos capturado a una feroz asesina al servicio de Kalisma! ¡Es un triunfo sin precedente! ¡Vamos!

—Hurra… —exclamaron algunos de los presentes con voz apagada, y unos pocos se animaron a alzar sus puños ligeramente o sus tarros de cerveza.

Day miró maravillada todo eso. ¿Ninguno de ellos creía la historia de la asesina aunque fuera su capitán el que se las contara directamente? No sabía si eso la tranquilizaba, o inquietaba un poco.

—¿Sabes qué habría sido un triunfo sin precedente? —masculló Shui desde una de las bancas de las mesas. Tenía los codos apoyados en la mesa, y su rostro contra sus manos—. Que para variar hubieras robado un baúl lleno de oro, joyas, diamantes… me hubiera conformado con algunas perlas. Pero en lugar de eso, sólo te conseguimos una nueva mascota para que la encadenes.

—¿Mascota? —espetó Day con preocupación por esa palabra, y la forma tan despectiva en la que esa mujer la había pronunciado. Aunque casi de inmediato su atención se desvió hacia otro pensamiento…

¿Esa persona era una mujer? ¿Una mujer pirata?

—¿Ya podemos comer algo? —cuestionó a continuación la contramaestre, hastiada.

—Todo a su tiempo, tranquilos —respondió el capitán, alzando sus manos al frente—. Aún hay algunos puntos importantes que aclarar primero. —Gran parte de los presentes soltaron un alarido de cansancio al oír eso—. De ahora en adelante, y mientras se encuentre en este barco, nuestra rehén trabajará para nosotros en algunas labores. Pero quiero que todos la vigilen de cerca, y cuiden de que no intente nada; recuerden que es una mortal asesina.

—Descuide, capitán —masculló Luchior, quien estaba sentado de forma cómoda con sus pies arriba de la mesa, y con una mano balanceaba un cuchillo sobre la superficie de ésta—. Nosotros le echaremos un ojo a donde quiera que vaya…

Culminó su comentario con un guiño de su ojo hacia Day, que más que coqueto parecía algo amenazante. Los hombres cerca de él comenzaron a reír al mismo tiempo con tono burlón, aunque un poco disimulado. Eso realmente hizo sentir incómoda a la sirvienta, pero supuso que esa era justo su intención.

Para cuando se dio cuenta, Jude ya se había parado detrás de ella y le había colocado sus manos en los hombros. La sorpresa tan repentina la hizo dar un pequeño salto en su lugar.

—Ahora, pasaremos a presentarte a la tripulación, para que sepas en las manos de quién estás —le explicó, y de inmediato comenzó a hacer que avanzara un poco hacia el grupo; Day no se resistía del todo, pero tampoco le agradaba mucho la idea—. A mí ya me conoces —murmuró mientras colocaba con orgullo una mano en su pecho—. ¡Yo soy Jude el Carmesí!, el último Gran Señor Pirata de Kalisma, Corsario leal al Reino de Florexian, ferviente sirviente de nuestra amada Reina Estelyse IV, ¡y el peor terror que Kalisma ha conocido!

Llevó sus manos a su cintura, alzó el pecho y comenzó a reír fuertemente. Day tuvo por un momento el instinto de taparse los oídos.



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En el texto hay: piratas, sirenas, princesas

Editado: 03.03.2024

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