Crónicas del Quinto Sol: La diosa negra

1. Fiesta

2008

—Estoy muy molesta —dijo Yuliana apenas subió al auto del lado del chófer—, dime una cosa, ¿por qué cada que preguntó en la farmacia por el bloqueador de nubes, la dependienta se ríe?

Dioney miró a su hermana con desconcierto. Quería reírse y saber quién le había dicho que tal producto existía, pero soportó las ganas. Estaba sentado en el lugar del copiloto, miró de soslayo hacia sus primas que se encontraban en los asientos traseros. Lulú dormía y Freya o Frey, como se hacía llamar, esa pequeña adolescente. Ella también estaba reprimiendo las ganas de reírse, mientras los labios. Por supuesto que había sido Frey, quien más podía engañar de esa manera a Yuliana.

—Porque quizá el producto aún no llega a México —contestó Dioney.

Yuliana pareció comprender, asintió con la cabeza y mirada pensativa y después respondió susurrando más para ella.

—Sí, puede ser.

Yuliana era la mayor de los primos, Viera. Era una chica delgada, de piel morena, cuál canela, compartía el color de cabello negro con su hermano y la misma tonalidad café en los ojos como el resto de su familia. En cuatro meses cumpliría 19 años, estudiaba la universidad y era el "ejemplo a seguir" de los primos. Al ser la mayor era muy usual que compararan a los niños con ella, tanto que con frecuencia escuchaban la frase: ¿Por qué no puedes ser como tú prima?

Yul era muy lista encontrando soluciones en situaciones en riesgo, pero en otras ocasiones no lo suficiente para diferenciar una broma o un chiste. Justo como lo que estaba pasando ahora mismo.

—Vayamos a casa —dijo ella.

—¡No! —gritaron sus dos acompañantes. La chica solo los miró.

—La noche es joven —agregó Frey eliminando el ambiente tenso—, ¿Qué tal si vamos de compras al centro comercial?

—¿No es tarde para ir de compras? —Dioney intervino dando entender la hora que era y que ir de shopping no distraería a su hermana el tiempo suficiente.

—No si después vamos al cine. ¿Les mencioné que hoy se estrena "El hombre hojalata"?

Lulú despertó de la nada.

—¡Uy sí, el cine! ¡Yo quiero ir al cine y comer palomitas! —Aplaudió y brincó desde el asiento trasero.

—Bueno, no suena mal —admitió Dioney

Yuliana observó a sus tres acompañantes. Algo no estaba bien, pero no quiso indagar en ello.

—¿Qué ganó yo con llevarlos al cine?

Dioney sudor frío, su hermana no era fanática de las películas de superhéroes, pero de otro modo no podrían mantenerla fuera de casa mientras Froilán realizaba una fiesta sin su permiso.

—Tema de conversación con chicos —Frey se encogió de hombros.

—Trato hecho. —Acto seguido, Yuliana encendió el auto.

Dioney miró a su prima con ojos entrecerrados. Que su Yul hablara con chicos no le agradaba. Celos de hermano menor.

Era 2008, los niños Viera vivían en la misma casa junto a sus padres. Aunque la vivienda no era enorme, habían encontrado el modo de llevarse bien la mayoría de las veces. Los primos Viera consideraban que era mejor vivir juntos bajo el mismo techo, después de todo, los cinco compartían un secreto: tenían habilidades especiales que los convertían en superhumanos, pero eso, sus padres no lo sabían.

Dos años antes, durante un viaje familiar descubrieron que en ellos despertaron extrañas habilidades que los hacían especiales. Después de lo mucho que les costó ocultarlo tanto al resto de su familia como a la sociedad misma, decidieron guardar el secreto entre ellos. Jamás lo rebelarían y por supuesto, no los utilizarían o al menos no en exceso y claro, sin abusar.

Admitían que en ocasiones eran útiles, pero se habían prometido no usar los poderes como una herramienta indispensable. No después de cierto evento que los obligó a tomar esa decisión. Tras dos años de haber aceptado sus habilidades especiales, como ellos deseaban llamar a sus poderes, mantenían una vida tranquila fingiendo ser niños y adolescentes normales.

—Oigan, ¿están seguros de que Froilán está bien en casa estudiando solo? —preguntaba Yul mientras manejaba— Espero que no se haya fugado a alguna fiesta.

—¡Ay, por favor! —respondió Frey con burla— Él no saldrá a ningún lado, se quedará en casa a estudiar, inclusive Carolina estará para ayudarle. Te aseguro que no irá de fiesta. Tu tranquila y yo nerviosa.

 

***

 

—Estoy muy nerviosa —susurró Frey a Dioney cuando se encontraban en el centro comercial.

—Aún no me explico como la convenciste —le respondió su primo de la misma manera.

—Solo se me ocurrió, no creí que fuese a funcionar.

Yuliana había accedido, bajo engaños (y una broma), llevar a sus primas y hermano al centro comercial. La idea para sacarla fue hacerla buscar bloqueador de nubes, Frey pensó que sería divertida. Si después de eso tenía intención de regresar a casa, irían al cine. Los padres de los niños habían salido por cuestiones de trabajo y Yuliana al ser la más grande quedaba a cargo. Como la mayor de los primos, Viera, por lo regular los padres y tíos de los niños la dejaban al frente.

Froilán le secundaba en edad, era un chico delgado, de piel morena un poco más oscura que la de Yuliana, ojos cafés y pelo café casi negro. Acababa de cumplir 17 años, no era el mejor en la escuela, sin embargo, se esforzaba por no reprobar. Era hijo único, pero eso no importaba, porque consideraba a su primo y primas como hermanos.

—Estaremos en problemas si Yul se da cuenta —susurró Dioney.

—¿Crees que no lo sé? Ahora mismo, le tengo más miedo a ella que a "La Llorona".

—Jamás has visto a "La Llorona" —recalcó él.

—Tú tampoco —contraatacó.

Dioney era el primo de en medio, el niño genio con solo 15 años de edad. Tenía un coeficiente intelectual muy alto, pero prefería llevar una vida normal por lo que no asistía a cursos superiores y acudía a un bachillerato general. Era hermano menor de Yuliana por cuatro años y al igual que ella, compartían el mismo color de cabello, aunque su piel era ligeramente más oscura que la de su hermana y era más robusto que Froilán.




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