Crónicas del Quinto Sol: La diosa negra

20. El diario

—Anda, ve y busca entre mis cosas —le había dicho la tía Rosita—. Encontrarás una libreta vieja, tómala y tráela. Te diré lo que contiene.

Eran cerca de las nueve de la noche, mientras Frey cenaba con el señor José y su nieto Cristian, la mayor de los primos Viera no tenía conocimiento de cómo o donde se encontraban las niñas. Deseaba saber si Frey y Lulú estaban bien. Del mismo modo esperaba pronto tener razones de su primo y hermano.

Entre sus manos yacía una libreta vieja con estampado de porcelana. El tono de la portada ya era más amarillento que blanco. No quería abrirla, había visto poco junto a su tía Rosita. Las hojas igual de pardas contenían escritos en letra cursiva.

—Un día la encontré en mi maleta, —Recordó la plática con la tía Rosita— de eso hace muchos años. No le tomé importancia, solo leí las primeras páginas, creí que se le había perdido a alguien su diario. Tiempo después, al limpiar mi casa la volví a encontrar, una hoja estaba poco arrancada, la leí y me sorprendí; el diario tenía fecha de 1959, pero la descripción era actual, describía a tu mamá, a tus tíos y a ustedes.

Al escuchar esas palabras Yuliana ladeó su cabeza incrédula. No comprendía nada.

—¿Qué quiere decir? —le preguntaba la chica.

—Leí varias páginas, este diario contiene información de ustedes. No sé si alguien miró al futuro, pero los describía tal cual son ahora.

Yuliana no se atrevía a abrirlo. Sentada sobre la cama de su habitación solo podía pensar en procesar la información recibida y en su familia, no tenía sueño, no sabía si pasaría otra noche de insomnio.

—Entonces somos una especie de ¿guerreros? —Le había preguntado Yuliana a su tía.

—Eso dice este diario —respondía la anciana tocando la vieja y amarillenta libreta postrada sobre la mesa.

—No entiendo —Yuli pasó sus manos a su rostro— ¿Por qué nosotros?

—El diario explica que somos descendientes de uno de esos guerreros. Los dones viajan generación en generación en busca de los siguientes cuatro emisarios, la condición es que los portadores aptos para usarlos deben ser familia sin importar sean primos o hermanos y tener ascendencia de alguno de los guerreros.

La joven lucía un rostro demacrado, ojeroso y pálido. Había dormido y comido poco, la información que recibió ese día no le hacía ningún favor a su estado anímico.

—Antes de nosotros, ¿ni tú, ni mi abuela o algún otro familiar fue portador? —cuestionó Yuliana.

—No, —La tía movió su cabeza— ni mis hermanos ni yo tuvimos la dicha. Es más, ni siquiera conocieron esto que te estoy diciendo.

Yuli se recargó sobre el respaldo de su silla, era mucha información para ella. Ya soportaba la carga del castigo, el miedo por la salud de su hermano y de su primo, la culpa por haber dejado que Frey saliera sola en busca de Luyana y ahora venía a enterarse del origen de sus poderes. En el mismo momento que Yuliana hablaba con su tía, Frey también estaba descubriéndolo, pero a kilómetros de distancia y de una manera distinta.

—Déjeme ver si entendí —decía la joven—: somos descendientes de guerreros mexicas y por tanto somos herederos de los poderes de los dioses y ahora tenemos la obligación de devolver a un jarrón...

—Vasija —corrigió su tía.

—Vasija, a una bruja con alas de mariposa, ¿solo porque somos los elegidos?

—Emisarios —volvió a corregir su tía—. Son los emisarios de los dioses.

—¡Pero ni siquiera somos cuatro, somoscinco! Y los cinco tenemos poderes, ¡No tiene sentido con lo que dictan estás las leyendas!

—Es por eso que ustedes son especiales entre los especiales. —La tía tomó las manos de su sobrina y las acarició, quería calmarla. Entendía que esto era mucho para la joven— Yuliana, rompan el patrón, —Los ojos de la chica se abrieron aún más— mis hermanos nunca se llevaron bien a pesar de que tu abuela hizo de todo por mantenernos tras la muerte de mis padres. Tu madre y sus hermanos también tienen sus deslices a pesar de que los criaron con amor, y tú y tus primos son especiales; lo que más deseaba mi hermana era ver que por fin su familia se llevaría bien.

Los ojos de Yuliana se humedecieron, sintió culpa porque era cierto, su abuela murió creyendo que su familia se odiaba y en estos momentos estaban más quebrados que antes.

—Los chicos —respondió Yul con hilo de voz—, están heridos.

Su tía volvió su mirada hacía la libreta sobre la mesa y dijo:

—Aquí está todo. Parte de sus vidas ya están descritas, este diario es la clave de lo que tienen que hacer. Ya debió suceder lo de Frey.

—¿Cómo sabe lo de Frey? —Yul alzó el rostro y preguntó asombrada.

La tía Rosita colocó un dedo sobre el diario puesto en la mesa y le dirigió una mirada de soslayo a este.

—Aquí lo decía. Fueron las primeras páginas que descubrí, no lo volví a tocar hasta hace unos meses cuando leí una fecha: treinta de abril de 2008. Leí las páginas y decía que habría un accidente. Dudé en venir, pero al final lo hice, el diario estaba en lo cierto. Leí gran parte de su contenido durante el viaje hacía acá.

Yul observaba las facciones de su tía, no se mostraba nerviosa, pero sí bastante seria y preocupada. Su voz era sincera, no había razones para mentir con algo así.

—Durante mucho tiempo me negué a leerlo, pero lo hice —continuó su tía—. Ustedes mis niños son especiales, sus papás no lo saben, nadie lo sabe. Solo se tienen a sí mismos y eso está bien, no sean como nosotros sus antepasados. Rompan el patrón y acaben con esa bruja.

Yuliana suspiró recordando la conversación. Tristemente los hermanos de su abuela durante mucho tiempo no se llevaron bien entre ellos; los primos han visto cómo sus padres en varias ocasiones tampoco lograban tener una buena relación. Y ahora los nietos habían caído en el mismo juego que su familia. Yuliana se sentía arrepentida de eso, no planeaba seguir el patrón.




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