Crónicas del Quinto Sol: La diosa negra

28. La chica enmascarada

Al bajar el último escalón Kou se detuvo, Cristian se extrañó.

—¿Qué su...? —Frey le tapó la boca a Cris, acababa de darse cuenta, al igual que Kou, que no eran los únicos dentro de la cámara.

Frey lo miró y le indicó silencio colocando un dedo en los labios. El niño asintió asustado.

Los tres se quedaron quietos en los escalones. Sus vistas las agudizaron tratando de ver algo ante la tenue luz. Atentos, observaron una gran roca del otro lado, misma que comenzó a moverse hasta darse la vuelta y destapar su verdadera identidad; una bestia enorme con patas y pelo áspero color café. Su cara parecía al de un cacomixtle gigante. Con unos ojos negros profundos y una boca abierta mostrando sus colmillos, con un semblante enfurecido por culpa de los intrusos.

Entonces se abalanzó sobre los niños y estos se hicieron a un lado, cada uno esquivando como pudo a la criatura.

—¡¿Qué diablos es eso?! —preguntó Kou.

—¡Awww! Su primera oración bien pronunciada —jugueteó Frey, ambos acompañantes se volvieron a verla—. Cierto, no es momento. —Desvió la mirada con pena.

—Debe ser una especie de guardián de la cámara —mencionó Cris—, tiene un parecido a un cacomixtle.

—¿Qué es cacomixtle? —preguntó Kou.

La criatura volvió a girar y busco al niño más cercano para embestirlo, por desgracia ese era Cristian. Este se levantó más rápido de lo que había hecho jamás y esquivo el siguiente asalto.

—Es un animalito parecido a un mapache, con ojitos saltones, oscuros y una colita anillada —explicó Cristian al tiempo que escapaba.

Kou, que se había quedado escalones arriba en la escalera, pudo ver como la criatura se enderezaba, meneaba la cabeza y volvía a buscar a su siguiente presa. Esta vez se trataba de él.

—¡Kou, por debajo! —gritó Cris auxiliándolo.

El chico escuchó sus indicaciones y en cuanto la criatura se abalanzó, se barrió escalones abajo, rozándole la barriga.

Cristian se dio cuenta de que polvillo y trozos de piedra caían de la escalera.

—No soportará mucho —pensó en voz alta—. ¡Frey! Necesitamos... ¿Frey?

La chica había desaparecido de sus vistas. En realidad, se volvió invisible para acercarse a la piedra que yacía sola a mitad de la habitación. Aprovechando la distracción llegó a la base y cuando estaba a punto de tomarla, otra mano se le adelantó. ¿Una mano? Si, ¡Una mano que no era la suya!

Frey alzó la mirada y frente a ella encontró a una chica con máscara y guantes tomando el trozo de papel sobre la base de piedra.

—¿Y tú quién eres? —preguntó Frey volviéndose visible y asustando a la infiltrada.

Esta saltó ante la aparición de la niña y sin responder le tiró la base encima. Grave error. Frey alcanzó a hacerse a un lado y el estruendo de la piedra contra el suelo llamó la atención de la bestia que estaba entretenida con Cris y Kou.

Enseguida el cacomixtle gigante se dio la vuelta y corrió hacía ambas chicas, estas se aventaron a ambos extremos. Frey cayó de panza al suelo y del lado contrario a su nueva enemiga enmascarada. Logró ver que la chica se preparaba para pelear contra la bestia sacando un par de armas de sus costados.

«Es como nosotros» pensó Frey. Hizo a un lado su vista y vio el papel, ahora enrollado, tirado cerca del pedestal roto. «Esa era la razón por la que no se ha ido» descubrió. Con rapidez se incorporó y corrió a por él.

—De pie —les dijo a Kou y Cris que se levantaban después de dos ataques consecutivos a cada uno—. Lo tengo, vámonos.

Frey fue la primera en subir los escalones, seguida por Kou, pero Cris se detuvo.

—¡Esperen! —intentó advertir.

La escalera comenzó a temblar y la bestia escuchó. Ignoró a la chica enmascarada y se dirigió hacia los niños. Frey y Kou lo vieron. Cris gritó que saltaran y eso hicieron. De haber esperado habrían sido atacados por el zarpazo de la bestia.

—¡Debemos encontrar otra salida! —gritó Cristian ayudando a levantar a sus amigos.

—¿Por qué lo dices? —cuestionó Frey.

—Por eso.

Los tres miraron, la escalera no soportó más y se derrumbó con la bestia encima. Una nube de polvo se originó y la piedra caía destruyendo la mayor parte de la escalera. Su única salida.

—Maldición —expresó Kou.

De entre el polvo la bestia emergió directo hacia ellos. Frey no se movió, esta vez creó un campo de fuerza y se mantuvo firme. La bestia, furiosa, daba zarpazos y la chica los detenía protegida, pese a que no estaba sola dentro de la burbuja.

—¿Kou puedes buscar una forma de escapar?

—Eh... sí —respondió el chico fuera del campo de fuerza.

Frey se sorprendió. Miró a su costado derecho y se encontró con que ambos compañeros habían esquivado al animal, pero ella sentía la presencia de alguien cerca. Al ver de soslayo sobre su rabillo izquierdo, miró a la chica enmascarada detrás encerrada junto a ella dentro del campo de fuerza. Entre sus dedos jugueteaba con el papel enrollado que había recuperado de Frey.

Pensando en cómo volver a tomarlo, con una mano sostuvo el campo de fuerza y ejerció control sobre su cuerpo para girarse y encararla.

—Dámela y no te haré daño —amenazó.

—Es mejor que busques la manera de seguir con vida —respondió la enmascarada.

Frey mantuvo su mirada firme y dijo con seguridad:

—Bien, tratemos de sobrevivir.

Entonces bajó su mano, el campo de fuerza se esfumó y Frey desapareció atravesando la tierra. La bestia apareció frente a la chica enmascarada, quien apenas le dio tiempo de esquivar el zarpazo.

Se agachó con el animal encima y buscó la manera de escapar de sus garras. Frey reapareció emergiendo de la tierra detrás de Cris y Kou.

—Necesito que me ayuden con la salida, yo buscaré la forma de ganar tiempo y recuperar el papel —ordenó.

—¿Cómo harás eso? —cuestionó Cris.

—Ya veré.

—Te apoyo con bestia —ofreció Kou.




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