Crónicas del Quinto Sol: La diosa negra

30. Donde todo comenzó

Frey se dio la vuelta para ver los rostros serios de sus primos. Esto era muy malo ¡Tenía menos tiempo!

—¡Mi hermana! —pronunció furiosa.

—Antes de que reclames —intervino Yul sacando el diario de su mochila—, tenemos que hablar.

Frey no respondió, en cambio paso su mirada hacia Dioney y Froilán quienes ya no lucían sus rostros ensangrentados, sin embargo, ahora tenían un par de manchas de tierra y humo creadas tras la pelea. Aun pese a todo, se alegraba de que estuvieran bien.

Froilán fue el primero en moverse. Se acercó a Frey y le dio un fuerte abrazo.

—También me complace ver que estás a salvo, mocosa —le dijo en un susurro.

Los ojos de la niña se humedecieron, era cierto, habían sido días bastantes caóticos, pero ver que ahora estaban los dos a salvo, provocaba que una parte de ella estuviera en paz.

La niña le correspondió el abrazo y suprimió las lágrimas. Pronto sintió como un par de brazos se unían al ellos y después otro par más.

Yuli, Froilán, Dioney y Frey se reunían de nuevo.

«Lo que la abuela hubiera dado por vernos así» pensó la mayor de los primos. Les faltaba Luyana y no iban a descansar hasta que estuviera reunida con ellos, pero por ahora tener la garantía de que los cuatro se encontraban bien les reconfortaba un poco.

Se separaron y las dudas en la mente de Frey comenzaron a surgir.

—¿Cómo...? —quiso preguntar la niña.

—Tampoco lo sabemos —interrumpió Dioney.

—Despertamos y estábamos bien. Habíamos sanado de la noche a la mañana, literalmente —agregó Froilán.

—¿Qué hay de mis papás? ¿Y de los suyos?

Dioney dio un suspiro antes de contestar.

—Rompí mi reglamento.

La expresión de cejas alzadas de Frey ocasionó que Yuliana soltará una carcajada, lo mismo ocurrió con Froilán quien tuvo que darse la vuelta para no seguirla viendo. Cris y Kou sonrieron un poco detrás de ellos.

—¿Usaste tus poderes mentales contra nuestros padres? —exclamó Frey, bastante sorprendida.

—Eso hizo —afirmó Froilán.

—Mi hermano es un rebelde —añadió Yuliana en tono burlesco.

—¡Cállense! —Se quejó Dioney colocando ambas manos sobre su rostro—. Les modifiqué la memoria, por lo menos hasta que regresemos —explicó—. Espero.

—¿Y si alguien les pregunta por nosotros? —Cuestionó Frey.

—Me encargué que creyeran que era sábado.

La familia Viera no solía hacer mucho los fines de semana, por lo general la pasaban en casa, por lo que las probabilidades de que alguien preguntará por sus hijos era baja.

—Además la tía Rosita nos está ayudando con ellos.

—¿La tía Rosita? —Una vez más la cara de incredulidad de Frey hacía reír a sus primos mayores.

La situación divertida y familiar de los Viera hizo que tanto Cris como Kou se sintieran nostálgicos. Podían sentir la calidez de ellos y añorar la que habían perdido. Sin embargo, no intervinieron y se quedaron expectantes a la escena.

Frey se dio cuenta de ello, así que interrumpió la burla contra Dioney para agregar a sus compañeros a la plática.

—Por cierto, él es Cristian —dijo señalando a su nuevo amigo—. Me acompañó desde que salimos de Huauchinango, sabe leer los glifos y me ha ayudado a descifrar los mapas.

—Tú debes ser el nieto del señor José, —Yul se dirigió a Cris— ¿Cierto?

—¿Conocieron a mi abuelo?

—Sí, lo hicimos antes de venir aquí. Y sobre eso es de lo que tenemos que hablar.

***

—Entonces ¿la tía Rosita lo sabe todo? —preguntaba Frey por quinta vez.

—Lo sabe —Dioney también le respondía por quinta vez.

—Y alguien conoce nuestras vidas, sabe lo que va a pasar y está escrito en ese diario. — Frey analizó la información recién recibida.

Yul afirmó asintiendo con la cabeza.

—¿Algo así como Nostradamus?

—Bueno, no con exactitud. Nostradamus escribía sus visiones en prosa. Lo nuestro está escrito tal cual la escena vista o soñada —mencionó Yul pasándole el diario a Frey.

La niña hojeó el cuaderno. Era cierto, fragmentos de sus vidas estaban ahí descritos. La piel se le puso de gallina. De las cosas que llevaba enterándose en los últimos días, esto era lo que más escalofríos le daba.

—¿Algo aquí dice si vamos a encontrar la Xiuhcóatl o si mi hermana está herida?

Yul negó con la cabeza.

Aún se localizaban en las afueras de la pirámide. Se habían acomodado en el pasto frente a los puestos de souvenirs que permanecían cerrados. Antes de decidir el siguiente paso, se detuvieron a hablar y ponerse al corriente con la información.

Cris y Kou se habían unido a ellos. La emoción del primero por conocer a los demás emisarios era evidente, pero hasta el momento se mantenía callado. Kou en cambio podía sentir un poco de incomodidad. De un día a otro había desaparecido de sus vidas y ahora regresaba al tanto de todo.

De cierta manera era extraño para los chicos.

—Aún no termino de leerlo, pero tal parece que nos encontraremos con Lulú, podemos estar seguros de que ella se encuentra bien —afirmó Yuliana.

—¿Estas asegura que no la van a matar? —Frey no podía tener la certeza de creer en el diario, o no del todo, una parte de ella aún se inquietaba.

—Sé lo que sientes, pero hasta ahora se ha cumplido. Confía en lo que dice.

Aunque tenía sus dudas, Frey decidió creer en la palabra de su prima. Le regresó el diario, la mayor volvió a abrirlo, esta vez para hojear las páginas que le hacían falta.

—¿Qué es lo que quiere Nila? —preguntó Dioney.

—La Xiuhcóatl —intervino Cris por primera vez—. El arma más poderosa de los dioses. La leyenda dice que cuando la Mariposa de Obsidiana se enfrentó a Huitzilopochtli, -dios de la guerra-, logró arrebatarle el arma. De esta manera ganó la batalla y su conquista en el Valle de Anáhuac fue inminente.

—Supongo que la quiere para conquistarnos de nuevo —dijo Froilán.




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