Crónicas del Quinto Sol: La diosa negra

45. La Diosa Negra

—Frey no pudo haber muerto —susurró Kousei esperanzado.

Nila lo escuchó, detuvo el ataque iba a llevar a cabo, miró hacia el cielo. Lluvia estaba por aprovechar el momento de fragilidad de Froilán tras la noticia.

Arriba, el chico de hielo se distrajo un segundo, mirando hacía el halo oscuro, Lluvia que se encontraba parada sobre la esquina del techo de un edificio, apuntó hacia Froilán.

Desde las nubes se podía observar cómo se iluminaba un rayo. Sonrió con malicia. Un gran estruendo sonó en toda la calle e incluso más allá, tanto así que Yuliana pudo oír la explosión o lo que haya sido, más no se dejó distraer.

Kou, en cambio, al estar cerca se protegió tras el muro semi destrozado de otro edificio. Se asomó a donde la explosión y encontró a Lluvia en el suelo. A un lado Nila también estaba aturdida. Sobre ellas, escombros del techo las cubrían.

¿Qué diablos había pasado? Miró hacia arriba, Froilán compartía la misma cara de incredulidad.

Kou buscó la piedra con la vista, la encontró sola a metros de ellas y en medio de la distancia entre él y sus enemigas.

—¡Rápido, el cristal! —Escuchó una voz detrás, era Cris quien se acercaba.

Kou se apresuró a tomarla, pero una Tzitzimime bajo de la nada, la agarró y saltó alejándose. Froilán intentó detenerla con un tornado que emitió de sus manos, pero la estrella alcanzó a huir.

—¡Vamos tras ella! —ordenó a los niños.

Salió volando, Cris y Kou corrieron a seguirlo. Rodearon a las villanas que habían quedado atrapadas e inconscientes bajo los escombros. Kou les prestó especial atención. Algo no estaba bien.

—¡Espera! —Se detuvo Kou y Cris con él— Cambio de planes, tú y yo tener unas cosas pendientes.

Señaló con su cabeza a las villanas y asomó el lazo de ixtle que Yul había creado a petición de Cristian. Este entendió y asintió con la cabeza. Froilán no respingo y con una mirada agradecida dejo que ambos tomaran otro rumbo.

Entonces los niños regresaron y amarraron a ambas enemigas inconscientes con el lazo de ixtle, había sido idea de Cris; si podían acercarse al pueblo al estar protegido por este hilo, de algo debía de servir tenerlas inmóviles.

Cuando Kou tomó la mano de Nila, esta abrió los ojos, muy débil, y despacio puso un dedo entre sus labios. De no ser por el ruido de otra explosión a lo lejos, Kou casi pudo escuchar un "shh" emitido por ella.

Le ató las manos con el hilo y se levantó, sacudió su cabeza e ignoró lo antes visto. No era momento para desconcentrarse, aún tenían una misión más que cumplir.

***

Yul volvió a volar, esta vez rodeando a la Diosa, dispuesta a atacar creando más esferas que lanzaba, pero su enemiga, de un chasquido provocó que un trozo de techo, se colocará encima de ella. Estuvo a punto de aplastar a Yul, de no ser porque esquivo el golpe volando hacia atrás. Otro trozo más de concreto casi le cae encima, pero ella seguía esquivando cada ataque al retroceder en zigzag.

Sin darse cuenta, llegó a la trampa que la diosa le tendió: tenerla de frente.

La bruja la tomó del cuello y bajó con ella hasta azotarla contra el suelo. El golpe recorrió la espalda de Yul, entonces pensó en sacar el cuchillo que el abuelo de Cristian le había dado, pero sintió como este salió volando tras el impacto. Una Tzitzimime se acercó a su señora, le tendió una garra y la diosa pareció tomar algo. Sin soltar a la chica, sacó una daga de su capa y la apuñaló en el hombro.

—¡Está es mi venganza Xochiquétzal!

Yul gritó de dolor y se retorció lo poco que le permitía.

Entonces Froilán llegó para echarse encima de la Diosa Negra. Rodaron uno contra el otro. El joven salvó a su prima, aunque ahora él estaba debajo de su enemiga. Del mismo modo, la diosa lo acorraló para casi acuchillarlo, pero el chico creó una capa de hielo que lo protegió del filo solo por centímetros.

Usando su superfuerza, la empujo aventándola metros. Él también se alzó y corrió a darle un golpe, sin embargo, lo esquivó y contraatacó la diosa. Froilán no tenía la habilidad de Frey, pero si había peleado contra chicos en su escuela, así que intentó luchar con aquello que conocía.

Sacó de su cinturón las dagas de ónix que el señor José le había dado y probó dando tajos con ellas. Aunque era Froilán quien retrocedía ante la Señora, pronto llegaron a donde Yuliana, sin darse cuenta de que pisaban un suelo repleto de hojas. Entonces Froilán se fue de espaldas evitando el navajazo de la diosa, cayó de pompas y sonrío.

—¿Por qué ríes? —espetó la Señora.

—Por esto. —El chico levantó el brazo y las hojas comenzaron a elevarse.

Un torbellino envolvía a la señora, esta vez eran hojas filosas y venenosas que Yuliana había creado. Era un ataque conjunto que estaba dando frutos, ambos primos se pusieron de pie y se unieron, cada uno con una mano levantada, apuntando a su contrincante.

Su enemiga se estaba desestabilizando.

—Está funcionando. —Se alegró Froilán.

—Sí, pero no te confíes —pidió Yul.

La Diosa Negra trastabilló cayendo de rodillas con el ataque de los primos, su última opción fue cerrar el puño y una punzada invadió de nuevo a ambos jóvenes.

Yuliana y Froilán se inclinaron de dolor, pero se resistieron a mantener el ataque. Así que la Señora cerró con más fuerza su mano y con ello el escozor de ambos incrementó.

El asalto desapareció y los primos cayeron al suelo temblando, débiles y aturdidos.

La Señora se levantó, manifestó una carcajada de burla y alzó el brazo. Ante ellos la piedra fusionada se hallaba en poder de la diosa.

—Aún tenemos un vínculo que nos une —comenzó a reír—. Podría decirse que los tengo en la palma de mi mano.

Ni Yuliana ni Froilán podían solos, pero no iban a llamar al resto. Esperaban que sus primos y sus amigos estuvieran mejor.

***




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