Crónicas del Quinto Sol: La diosa negra

49. La historia la cuentan los ganadores

Estaba por tomarla cuando otra bola, esta vez de energía verde la hizo retroceder.

—Vamos, levántate. —Se acercó Dioney a su primita— ¿Estás herida? —La pequeña negó con la cabeza— Lo hiciste muy bien.

Lulú sonrió de lado y volvió su vista a un costado. Yuliana había llegado, usaba lo último de fuerza que le quedaba para pelear contra la Diosa Negra.

Con ambas manos hizo crecer lianas y enredaderas y así atrapar a la Señora, cuando esta se zafaba, arrojaba bolas de energía, y no solo eso, sino también creaba navajas de obsidiana que lanzaba a Yuliana. A pesar de esquivarlas, seguía herida, así que no resistiría mucho.

Dioney intervino ayudando a su hermana, echaba llamas a la diosa, el objetivo era impedir a toda costa que tomará la piedra.

En un descuido, una navaja, dio de nuevo, en el hombro de Yul, Dioney al mirarla, se distrajo y también fue apuñalado: ambos cayeron.

Entonces llegó Froilán para golpear a la diosa usando su superfuerza, aunque logró hacerla retroceder, está se defendió emergiendo obsidiana del suelo que atrapo los pies del chico. El emisario congeló la piedra volcánica, esperando liberarse, sin embargo, no pudo percatarse que la diosa, con daga en mano, aprovecharía su descuido para enterrársela en la pierna. El chico cayó al suelo, aullando de dolor.

—Ya no me importa si siguen con vida —bramó—. Es cierto, yo no soy Itzpapalotl, ¡Soy la Diosa Negra!, La más leal emisaria de la Mariposa de Obsidiana ¡Y voy a conquistarlos a todos en nombre de mi preciada Señora!

Sacó otra navaja más de su capa, se acercó a Froilán y estuvo a punto de enterrársela en la nuca de no ser porque Frey apareció frente a ella empujándola con un rayo. Macihuatli apenas retrocedió, se dio cuenta de que la niña solo usaba una mano, seguro estaba herida.

—Eres muy valiente Ahuic —gruñó.

—Ya me lo han dicho —respondió Frey con soberbia, cosa que hizo enojar a su enemiga.

La Diosa Negra le regresó el golpe con una bola de energía oscura, misma que Frey impidió con su campo de fuerza. Detrás, Yul y Dio se acercaban a Froilán para ayudarlo con la navaja en la pierna. Lulú mientras tanto buscaba el cristal. Ya no se encontraba por ningún lado.

La diosa intentó recrear el ataque que ocupó con Froilán, sin embargo, Frey podía atravesar sólidos, lo que le facilitaba no caer en su trampa. Por última instancia, la diosa se acercó tanto a ella con el cuchillo de obsidiana en mano, que le atacó directo al pecho. Aunque Frey alcanzó a esquivar e intentó contraatacar, pronto se dio cuenta de que acababa de caer en la trampa de la diosa.

Esta la tomó del pelo y la obligo a darse la vuelta quedando su espalda contra el pecho de la bruja. La rodeó con un brazo y con el otro le colocó una navaja en el cuello. Tenía a Frey de rehén, los Viera se detuvieron y analizaron, cuidadosos, sus movimientos.

—¡La piedra! —exigió la Diosa Negra— ¡O la mato!

—¡No le den nada! —insistió Frey.

Sus primos intercalaron miradas angustiadas, pero a la vez confusas. Mientras la diosa la tenía de rehén, le susurró al oído.

—Pudimos ser un gran equipo, pero prefieres morir.

—Morir en batalla era un honor para los guerreros mexicas. Yo no soy la excepción.

La diosa soltó una carcajada y después aligeró el agarre contra Frey. Con una mano comenzó a emitir imágenes de su vida y la de la niña. Esta podía ver escenas de cuando Yuli, Dioney, Froilán y Lulú le humillaban en casa. También veía aquellos sucesos en las que Macihuatli era humana y recibía pésimos tratos.

—Niña, dime —comenzó a decir la bruja— ¿Qué es lo que dice la historia?, ¿Qué es lo que dicen de ti?, ¿Qué es lo que dicen de mí?, ¿De verdad crees en los libros y en las leyendas? No somos más que esclavas de nuestro destino. —Frey parpadeó, sorprendida— Cuando desperté, escuché una frase: "La historia la escriben los ganadores". Nada más que la verdad, así que ahora responde; ¿De qué manera me conocen?, ¿De qué manera te conocen? Te llaman la niña que traicionó a su familia, pero no dicen que eres la niña que se enfrentó a su familia. —Los rostros de sus primos pasaron de preocupados a decepcionados— Me llaman la bruja que conquistó, pero no mencionan que fue lo que me hicieron primero. Así que piénsalo, ¿Mereces su perdón o ellos merecen ser perdonados?

»Mujeres como nosotras solo podemos enfrentar o sufrir. Tomate tu tiempo para responder mi última pregunta: ¿Qué historia quieres escuchar sobre ti?

Frey no contestó. Miró a sus primos, estaban llenos de polvo, sangre y moretones, igual que ella.

Después de ver las imágenes, la vergüenza llegó a los rostros de los tres mayores y la tristeza a Lulú. No tenían derecho de pedirle a Frey qué pensará en ellos, aún menos después del daño hecho a lo largo de diez años.

Una mezcla de decepción, tristeza y vergüenza embargó a los niños Viera y eso Frey lo notaba. Habían pasado una gran travesía con todo esto, empezando desde el accidente, pero las palabras de la diosa tenían parte de razón.

Después que todo acabará, ella regresaría con su familia. Estaba segura de que su madre la regañaría por su desaparición y la enviaría lejos donde no pudieran verla de nuevo.

A su mente vino, que durante mucho tiempo, sus primos fueron los principales causantes de la mayoría de los regaños injustificados sus padres hacía ella, así como también le habían hecho daño muchas veces en el pasado. Y, sin embargo, ahí estaba, dando su vida por aquellos que la hicieron sufrir.

Aflojó la resistencia y con calma encontró su respuesta.

—Si la historia la escriben los ganadores —comenzó Frey—, yo ganaré esta batalla y enmendaré mi error.

Acto seguido, hizo visible la daga que tenía escondida y la enterró en su vientre. Un noble sacrificio para una terrible diosa.

 

2006




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