Crónicas del Quinto Sol: La diosa negra

Epílogo.

—¿Un internado?, ¿En serio? —Dioney era el más sorprendido, Frey y Lulú las más aterradas.

—Son solo las consecuencias de sus actos —respondieron sus padres.

Detrás de la cocina, Yuli escuchaba todo con su superoído y pasaba santo y seña a Froilán.

—Pero...

—¡Nada! Lo hemos decidido y punto. Empiezan el próximo ciclo escolar, ahí pasarás por lo menos un año de bachillerato. Después consideraremos si permaneces los siguientes dos años —sentenció su madre—. Así como tus primas pasaran la secundaria y a primaria.

—¿Podremos...? —quiso pronunciar Frey— nosotros...

—¡Cállate! No tienes derecho a decir nada —espetó su madre.

La niña quedó en silencio y agachó la cabeza.

—Le acaban de gritar a Frey —narró Yuliana en voz baja a Froilán.

—Se escuchó hasta acá —respondió este en un susurró.

—De igual manera nos separaron. —Yul se sintió culpable.

—De algún modo, creo que Frey estaría mejor allá que con mis tíos.

—Froilán, se lo prometimos.

El chico cambio su semblante a uno arrepentido y desvió su mirada, sabía que Yuliana tenía razón. Ambos siguieron escuchando.

—¿Podremos visitarlos? —preguntó Luyana en el lugar de su hermana.

Su madre suspiró, la acarició del rostro y dijo:

—Sí, podrán hacerlo. Yo...

—¿A Yuliana y Froilán? Es que voy a extrañarlos mucho —contestó la niña.

Su madre enmudeció, soportó las ganas de responder y fingió una sonrisa, después asintió con la cabeza. Nadie dijo nada. Ni siquiera Frey esperaba tal respuesta de parte de su hermana, Dioney aguantó las ganas de reír y en la cocina los dos primos mayores intercambiaron miradas impresionadas.

—Sí podrán hacerlo —añadió al final la madre de las niñas.

El enojo que Frey había soportado todo este rato, lo sustituyó un extraño sentimiento de satisfacción. Suspiró largo y lento, aguantó las lágrimas al saber que no era la niña querida de la familia. Aunque tenía sospechas, cada vez lo confirmaba más.

Dioney, a pesar de que no podía leer la mente de su prima, sabía cómo se sentía, así que le hablo por telepatía

—"Claro que sí te queremos".

Frey sonrió y se relajó.

***

—¿Qué hacemos ahora? —curioseó Luyana— ¿Irán a visitarnos?

—Claro que sí —respondió Yul.

—Trataremos de ir seguido —agregó Froilán.

—Por lo pronto y hasta que el enojo de nuestros padres disminuya será mejor que mantengamos un perfil bajo en cuanto a los poderes —dijo Dioney—. Odio hacerlo, pero si es necesario modificare sus mentes después de unos meses para que nos saquen de ahí.

—¿Crees que sea peligroso o tenga repercusiones si les modificas la mente tantas veces? —preguntó su hermana.

Dioney se volvió a verla y suspiró.

—Si soy honesto, no lo sé.

Todos se quedaron callados. Los cinco se habían reunido en el laboratorio donde Dioney les tenía una sorpresa. Frey estaba recargada sobre la pared, pensativa y distante. Los otros cuatro sentados en el piso, encima de cajas.

—No quiero dejar de verlos —chilló Lulú—, quiero seguir aquí con ustedes.

—Pediremos permisos para visitarlos o puede que vengan a casa —tranquilizó Yuliana.

—¿Lo prometes?

—Lo prometemos —intervino Froilán con ánimo, Lulú sonrió.

—¿Se dan cuenta de que no estamos a salvo juntos, mucho menos separados? —habló Frey por primera vez.

Todos se volvieron a verla, ella seguía sin mirarlos y con la vista perdida. Yuliana no quería aceptarlo, pero tenía que.

—Frey tiene un punto a su favor —admitió—. Mientras estén en el internado, Froilán y yo buscaremos información respecto a los diarios —anunció, dicho esto captó la atención de sus primos incluyendo la mirada de Frey—. Y no es lo único que debemos investigar, también a Coatlicue y la hermana de la diosa atrapada en la luna.

—Malinalxóchitl —mencionó Dioney—. Estuve buscando mitos y leyendas prehispánicas. La hermana de la diosa atrapada en la luna es Malinalxóchitl y su hijo es Copil. Es probable que busquen la Xiuhcóatl al igual que la Diosa Negra, después de todo... perteneció a su hermano, Huitzilopochtli, dios de la guerra.

Un silencio se hizo presente, era información nueva, pero no tenían oportunidad de explorarla a fondo, pronto, los tres menores partirían y los dos mayores se quedarían a investigar. Frey se sentía angustiada, se notaba por la forma en que tomaba su collar en el pecho. Después de mucho pensarlo, se tranquilizó y dijo:

—Mientras estemos en el internado, nosotros investigaremos más sobre las leyendas y ustedes se encargarán de los diarios y Coatlicue. Nuestra siguiente enemiga es peligrosa, puede que incluso más que la Diosa Negra. Nos separaron para atacarnos y estoy segura de que nos tienen vigilados.

—Estaremos lejos, pero no solos —afirmó Yuliana con voz firme—. Nos cuidaremos entre nosotros cada quien desde nuestro lado.

—Además, la Diosa Negra está atrapada, Nila y Lluvia no obedecen órdenes por sí solas y Mar Fac, dudo que sea demasiado tonto para realizar un ataque sin un plan en mente —analizó Dioney—. No pueden hacernos daño.

—No estoy hablando de ellos. —Frey lucía seria pero preocupada.

Los tres mayores se desconcertaron, Luyana no respondió, su rostro fue más bien pensativo.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Froilán.

Yuliana entendió en ese momento que nunca les informó a su primo y hermano sobre la verdad del choque.

—Ellos no causaron el accidente.

***

Pasaron pocas semanas desde el incidente de la fuga. Ninguno pudo evitar la furia de sus padres y tanto Dioney como Yuliana creyeron conveniente no eliminar por completo ese episodio de sus memorias. Después de todo, los permisos a sus trabajos y el pago del hospital evidenciaban lo sucedido.

Dioney solo modificó los hechos a manera que no sospecharan de los cinco y menos creyeran en las noticias sobre los "Nuevos Niños Héroes" como llamaban algunos medios locales.




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