Adrián, agobiado por el peso de los inquietantes rumores que había escuchado, sintió la responsabilidad de proteger a su hermana menor, Aurelia, de la dura verdad. Los días se convirtieron en semanas mientras él hacía todo lo posible por mantener una fachada de normalidad, haciéndola participar en juegos y risas, intentando preservar la inocencia de su infancia.
A medida que los susurros entre los sirvientes continuaban, la preocupación de Adrian se hizo más profunda. Pasó noches sin dormir pensando en cómo proteger a Aurelia de la inminente realidad que temía.
Sin embargo, el destino no fue amable.
Después de tres meses de ansiosa anticipación, un mensajero solemne llegó al castillo de Lighthaven, trayendo noticias que romperían la frágil paz que había logrado preservar.
Los sirvientes del castillo se reunieron en el patio y sus expresiones reflejaban la sombría gravedad del anuncio. Adrian, de pie junto a Aurelia con actitud protectora, se preparó para el impacto de las palabras del mensajero.
"Por orden de la Familia Real", declaró el mensajero, su voz resonando en el patio, "Lady Eleanora y Lord Harry han tenido un final desafortunado durante su misión.
Sus sacrificios serán recordados por siempre, y sus hijos, Adrian y Aurelia, serán puestos bajo el cuidado de la Familia Real hasta que alcancen la mayoría de edad para heredar las responsabilidades del territorio de la Familia Lighthaven.
La noticia flotaba en el aire como una nube de tormenta que proyectaba una sombra oscura sobre el castillo. Adrian sintió que se le formaba un nudo en la garganta cuando comprendió la dura realidad.
Lady Eleanora y Lord Harry, sus amados padres, se habían ido.
Su última esperanza de supervivencia se desmoronó con el anuncio oficial de la Familia Real.
Aurelia, percibiendo el peso de la atmósfera, miró a su hermano con ojos interrogantes. "Hermano, ¿de qué están hablando? ¿Qué pasó con mamá y papá?"
Adrián, esforzándose por encontrar las palabras adecuadas, le apretó suavemente la mano. "Está bien, Aurelia. Todo estará bien. Siempre estoy contigo..."
Los ojos de Aurelia se llenaron de lágrimas y se abrazó con fuerza a su hermano. "Pero... quiero a mamá y a papá. ¿Por qué tuvieron que irse?"
Adrian abrazó a Aurelia con fuerza, sintiendo que se le partía el corazón por las dos. "Desearía tener todas las respuestas, Aurelia. Pero ahora mismo, tenemos que confiar el uno en el otro..."
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Pasaron cinco años en silencio y el castillo de Lighthaven sufrió cambios sutiles, al igual que los gemelos, Adrian y Aurelia. Adrian se dedicó a estudiar y entrenarse, buscando consuelo en el conocimiento y perfeccionando sus habilidades. Se volvió más tranquilo, sereno y reservado, y llevó el peso de sus responsabilidades con una determinación tranquila.
Adrian asumió el papel de protector de su hermana, protegiéndola de las duras realidades del mundo exterior a los muros del castillo. En los primeros años, Aurelia soportó el peso de la tristeza y la soledad, añorando la presencia de sus padres fallecidos. Sin embargo, con el paso del tiempo, se transformó en una joven alegre e independiente, que encontró fuerza en el vínculo que compartía con su hermano.
Sin embargo, el destino tenía preparado otro giro para los gemelos.
Cuando se acercaban a su decimocuarto cumpleaños, un anuncio inesperado del rey conmocionó al reino.
El rey declaró que Aurelia Lighthaven se convertiría en la prometida del príncipe heredero, una revelación que generó sorpresa e inquietud.
Sin embargo, la atención no se centraba en ella, sino en el matrimonio y el príncipe heredero.
Porque el príncipe estaba enfermo desde su nacimiento.
Sin embargo, lo que enfureció a Adrian y hizo que todos sintieran lástima por la joven fue la fecha de su boda.
El día del despertar.
El año en que tanto el príncipe como Aurelia cumplirían 16 años.
Los gemelos, que ahora tenían catorce años, se encontraron atrapados en una red de intrigas reales y alianzas políticas que apenas podían comprender.
El Día del Despertar era un evento sagrado y anual, un día en el que los individuos con habilidades mágicas manifestaban sus poderes.
Fue un día de celebración para el mundo, pero para Adrián y Aurelia, se convirtió en un presagio de desafíos imprevistos.
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Un año después.
Aurelia se sentó en su cama después de llegar de la Real Academia.
Ella no quería ir allí porque estaría rodeada de rumores y susurros sobre su inminente matrimonio con el príncipe heredero enfermo. Básicamente, ella era el centro de atención de la escuela, pero en el mal sentido.
Sin embargo, había una razón por la que fue a la academia a pesar de todas las dificultades y el desprecio que tuvo que enfrentar.
Y fue...
¡Toc! ¡Toc!
'Ah, aquí está.'
—Puedes entrar, hermano. —Se recompuso rápidamente y habló.
Editado: 19.11.2024