Crónicas etéreas: Renacer como extra

La ruptura: enlaces fracturados

"Soy... ¿un sin afinidad?"

Adrian murmuró con incredulidad.

"Hermano..." murmuró Aurelia con voz dolorosa al sentir los sentimientos de su hermano.

Adrian, que todavía estaba procesando la revelación, miró a su hermana, que lo había soltado del abrazo pero aún le sostenía una mirada de apoyo. Aurelia se secó una lágrima perdida y logró esbozar una pequeña sonrisa tranquilizadora. "N-No te preocupes. Siempre estaré contigo, hermano. Nos lo prometimos mutuamente".

—...Sí... Claro. —Adrián murmuró y miró al suelo.

Se quedó en silencio por unos momentos.

Aurelia miró a su hermano sin saber exactamente qué hacer.

Al momento siguiente, Adrián levantó la cabeza, y su expresión y complexión volvieron a su calma y serenidad habituales.

Aurelia, percibiendo la agitación dentro de su hermano, preguntó con cautela: "Adrián, ¿estás bien?"

La primera respuesta de Adrián fue una sonrisa forzada, intentando tranquilizar a su hermana. "Nunca he estado mejor, Aurelia. Estoy orgulloso de ti, de verdad. Has despertado una habilidad tan poderosa y te has ganado el reconocimiento de un prestigioso profesor. No podría estar más feliz por ti".

Aurelia, aliviada por su respuesta aparentemente positiva, no pudo evitar devolverle la sonrisa. "Gracias, hermano. Gracias a Dios, tú eres..."

Sin embargo, la atmósfera cambió abruptamente cuando la expresión de Adrian cambió y la interrumpió: "¿Pensaste que diría esto?"

Su sonrisa forzada desapareció y fue reemplazada por una repentina intensidad que sobresaltó a Aurelia. Escuchó conmocionada cómo el tono de Adrian cambiaba y sus palabras estaban teñidas de frustración y resentimiento.

—¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué tuve que ser yo el que no tenía ninguna afinidad? —murmuró Adrian, su voz se tornó angustiada.

Aurelia, sorprendida por el repentino estallido, tartamudeó: "Hermano, ¿qué... qué estás diciendo?"

La frustración de Adrian estalló cuando continuó: "Siempre fui mejor que tú en todos los aspectos, y sin embargo... y sin embargo, soy yo el que no tiene ninguna afinidad elemental. ¡No es justo! ¿Por qué tengo que ser yo? ¿Por qué no fuiste tú?"

Aurelia, que luchaba por asimilar el repentino cambio de actitud de su hermano, se esforzaba por comprender la intensidad de sus emociones. El Adrian tranquilo y sereno que conocía parecía estar desmoronándose ante sus ojos, revelando un lado que nunca había visto.

—Hermano, por favor, cálmate. No entiendo por qué estás...

"¿Por qué tú lo consigues todo y yo me quedo sin nada? Entrené más duro, estudié más y, sin embargo, me superaste sin esfuerzo. ¡No es justo!" La frustración de Adrián se convirtió en un grito angustiado.

Aurelia, con el corazón encogido con cada palabra, sintió una profunda confusión y tristeza. Nunca imaginó que su hermano albergaría sentimientos tan resentidos.

—¿Por qué, Aurelia? ¿Por qué lo tienes todo? —La voz de Adrián vaciló y sus ojos, antes serenos, ahora estaban nublados por una mezcla de desesperación y envidia—. Nuestros padres también te querían más, te trataban como a una princesa. Mientras que yo era como si no fuera su hija...

"¡Tal vez murieron por -!"

¡Silbido!

Aurelia, impulsada por una oleada de ira y dolor, no dudó.

¡Bofetada!

Su mano se balanceó en el aire y una bofetada resonante resonó en el patio. La fuerza detrás de la bofetada reflejó la intensidad de las emociones que habían estallado entre los hermanos.

Adrian, sorprendido, se tocó la mejilla dolorida y abrió los ojos con incredulidad. El patio, que había sido testigo de despertares mágicos, ahora contenía la respiración, al ver cómo se desenredaban los sentimientos profundamente enterrados de una familia.

—¿Me has pegado? —La voz de Adrián oscilaba entre la sorpresa y la incredulidad. Se quedó mirando a Aurelia, como si estuviera intentando comprender el repentino giro de los acontecimientos.

La expresión de Aurelia era furiosa, sus ojos ardían con una mezcla de ira y dolor. "Te pasaste de la raya, hermano. Puedo tolerar que me culpes por todo. Pero no hables así de nuestros padres solo porque no lograste despertar ninguna afinidad. Nos trataron igual y no es su culpa que hayas terminado así..."

"Jaja..." Adrian, que todavía estaba procesando el dolor en su mejilla, gradualmente pasó de la incredulidad a una comprensión que oscureció su expresión. Entrecerró los ojos y dio un paso atrás como si la revelación lo repeliera.

—¿Es esto todo, Aurelia? —murmuró con un tono amargo—. Obtienes una habilidad poderosa, el reconocimiento de un profesor de renombre y, de repente, eres demasiado buena para mí. Olvidas todo lo que hice por ti y te sientes superior, ¿no es así?

Aurelia, cuya ira se transformó en una profunda tristeza, sacudió la cabeza. "N-no. Hermano. Eso no es verdad. Yo-yo..."

Pero Adrián, ahora envuelto en sus propios pensamientos resentidos, se burló. "¿Qué, tú? Incluso ahora, probablemente piensas que eres mejor que yo debido a esa habilidad y afinidades. Jajaja..."



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En el texto hay: fantasia, aventura, vida escolar

Editado: 19.11.2024

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