Crónicas Fantasiosas De Nuestro Universo

Capítulo 4 Metamorfosis de Ricardo en el Mundo Floral

Ser testigo de tanta hermosura le llevó a aquel día mágico junto a su amada Beatriz Elena en el cual juntos fueron a una floristería en la ciudad de Caracas, con la finalidad de comprar un arreglo floral para su prima Daniela que había dado a luz a su primer hijo. Ambos soñaron llenos de dicha con las flores y demás souvenirs para su boda, dibujando en el firmamento una vida de casados llena de paz, armonía y unos hijos maravillosos y bien educados; en aquel momento que ahora pertenecía a su pasado imaginaba el feliz día de su matrimonio con total detalle, así como casi podía ver y acariciar los rostros infantiles de esos hijos fruto del amor de ambos con sus risas sonoras y ojos curiosos…

Pensó lleno de un pesar intenso mientras contemplaba el firmamento extraterrestre: «¡Oh, Beatriz, mi dulce amor!, cómo me gustaría que estuvieses junto a mí admirando este maravilloso panorama. Y me preguntó lleno de amargura e inmensa ira contra Ezequiel a quien una vez consideré un buen amigo: ¿qué viste en él que no viste en mí? Beatriz Elena he hecho de todo para olvidarte y no he podido, siempre vuelves a ocupar mis pensamientos sistemáticamente». Su semblante lucía apesadumbrado producto del desamor a pesar de estar viviendo un gran momento a nivel profesional, científico y espiritual.

Un sonido musical le devolvió a su realidad en Diodus con el alma envuelta en la nostalgia, entonces se dijo a sí mismo en tono serio:

—Bueno, debo concentrarme y seguir trabajando, déjame filmar este hermoso paisaje luego de colocar la bandera universal en este montículo lleno de verdor —Colocó cuidadosamente la bandera con orgullo en suelo extraterrestre sin que el mismo opusiera resistencia alguna y luego comenzó a filmar.

Mientras grababa en un descuido repentinamente su bota izquierda tropezó con lo que parecía ser una roca, cayendo de bruces al suelo; producto del golpe su casco se desprendió de su traje dejando su cabeza al descubierto. Entonces una nube helada lo envolvió completamente y de su nariz salió un hilo de sangre que fue a dar a su mejilla derecha, desesperadamente se llevó sus manos al pecho por la presencia inesperada de un dolor súbito que se apoderó de todo su corazón, todo a causa de respirar el aire frío y exquisitamente perfumado del planeta Diodus.

Tendido en el suelo abrumado por la intensidad del dolor, un pensamiento se hizo presente en su frágil memoria a punto de desintegrarse: la imagen de Beatriz Elena sonriente, enamorada, la de aquellos días felices en su amada y hermosa patria de origen Venezuela, tiempos maravillosos que hubiera querido retener por siempre...

Pensó con un dolor infinito que le congeló el alma: «Beatriz mi amor.¡Nunca más te volveré a ver!, adiós Patricia, Omar y Paul».

Poco a poco el delicado perfume floral invadió todo su sistema respiratorio haciéndole casi imposible seguir manteniendo los ojos abiertos, una lágrima furtiva escapó de su lagrimal izquierdo en esa lágrima se reflejaba en todo su esplendor la belleza natural del planeta Diodus con su cielo violeta, su sol rojizo, su infinito verdor y la imagen sublime de una rosa dorada que le acariciaba dulcemente su corazón malherido; todo su ser se sobrecogió al presagiar su final. Intento desesperadamente decir unas palabras que sin embargo se quedaron atoradas en su garganta queriendo expresar con fuerza—: Soy, fui Ric.., por un instante fue dueño de un último pensamiento mientras su mente se apagaba lentamente alargando su percepción sensorial:

«Es el final, nada puedo hacer, voy a morir, ¿qué será de mí?...», a su mente vinieron imágenes de su vida como Ricardo y aquellos afectos que tocaron su corazón durante su existir, así como la visión de diversos paisajes de su tierra natal Venezuela y luego la visión esférica de su planeta de origen La Tierra con ese azul intenso del cual ahora comprendía que en ese momento sin saberlo se había despedido para siempre. En ese instante todo su ser sobrecogido infinitamente intento mantener la consciencia para vivir a plenitud la propiedad de su yo por última vez… , mas finalmente sus ojos se cerraron cayendo presa de la inconsciencia.

Despertó lentamente sintiendo que su yo emergía de una nube oscura iluminada por destellos de luz que aumentaban en volúmen e intensidad hasta unirse del todo en un centro luminoso, allí en ese centro se reconoció como "yo'. Hizo un primer intento por levantar la cabeza, sentía mucho dolor en su cuerpo, dolor que obnubilada su capacidad de razonamiento y desvirtuaba su percepción de la realidad, entre los espasmos del mismo que se asemejaba a ser apuñalado en el corazón una y otra vez, sus pupilas apreciaron ligeramente una noche estrellada, su cuerpo a tantos sentía la tibieza y suavidad del suelo, su nariz percibía un olor floral exquisito a pesar de su dificultad mecánica para respirar; su boca saboreaba el sabor dulce de un néctar suave y por último sintió unas delicadas caricias envolventes que generosamente cubrían su cuerpo generando una sensación placentera muy a pesar del dolor; sin embargo, el dolor domeño su entereza cayendo nuevamente presa de la inconsciencia.

Una brisa fresca y un delicioso aroma floral lo levantó suavemente de la inconsciencia, entonces abrió sus ojos ya no sentía dolor y su caja toráxica permitía la entrada de aire sin dificultad. Ricardo entonces aún acostado miró a todos lados dándose cuenta que reposaba en un lecho de hermosas rosas doradas; con curiosidad observó sus manos tersas, tocó su pecho cubierto por lo que parecían hojas entrelazadas de una planta que generosamente hacía de traje protegiéndolo. Sentía en su interior una paz profunda llena de pinceladas Divinas; vivía el presente libre de las cargas del pasado

Ricardo sentía que en las tinieblas todos los puntos dispersos de luz finalmente se habían unido haciendo posible un estado consciente apenas sutil, sin embargo su pasado lucía perdido y distante como si no le perteneciera.




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