He decidido escribir esta historia llena de profundo amor por un ser magnífico que tocó mi vida de un modo maravillosamente insospechado, un ser con el cual he seguido manteniendo una continua comunicación que incluye a sus progenitores y su maravillosa abuela paterna.
Ya ha pasado algún tiempo de estos sucesos, pero ellos siguen presentes en mi corazón como el primer día. Mientras escribo esta historia me tomó un instante para admirar el cielo nocturno tan lleno de preciosas estrellas muchas de las cuales guardan celosamente secretos incomprensibles a nuestra modestia humana.
Por un instante creo ver brillar especialmente una diminuta estrella y recuerdo entonces a mi amada Rina, una infinita ternura nace de mi corazón y una lágrima de amor emerge de mi lagrimal derecho, enseguida me descubro hablando en un tono de voz perfectamente audible:
—Rina, mi amor, ¿dónde estarás? Y ¿cómo te encontrarás? hace algún tiempo no llegan tus mensajes a mi dispositivo holográfico… — pienso brevemente que lo más seguro es que estés muy ocupada con tus estudios y vivir tu vida juvenil, pero así son los jóvenes de cualquier forma de existencia, ellos siguen con sus vidas dedicados a socializar con sus pares, una vida que se ofrece llena de múltiples oportunidades y sueños.
Guardó silencio y me dedico a pensar en ti, querida Rina, en aquel tiempo en que apenas eras una pequeñita y yo una joven niñera con poca experiencia que amaba a los niños y que en breve iba a comenzar mis estudios universitarios en educación.
Bueno y pensando en ti, brevemente verifico mi dispositivo holográficos y veo que aún no me has enviado tan siquiera tu imagen con un mensaje desde hace un mes en tiempo humano, pero dado lo mucho que pienso en ti y nuestra bella historia de niñera-niña, después de guardar en el compartimentó secreto de la pared del estudios el dispositivo, vuelvo a sentarme frente a mi laptop para avanzar en nuestra historia común tan llena de amor, cariño y respeto.
Y es que definitivamente ser niñera genera apegos emocionales profundos con los niños a los que se tiene la dicha de cuidar y a quienes uno llega a apreciar como parte de la familia. Aunque no se puede negar que muchas veces el trabajo de las niñeras puede llegar a ser extenuante, cuidar niños es un trabajo hermoso y lleno de grandes gratificaciones a nivel espiritual, pero hay que ser cuidadosos y llenarse de mucha paciencia eso no lo puedo negar.
Sin embargo, en mi caso personal ser niñera me permitió costear mis estudios universitarios y sobre todo me encariñe con cada uno de mis peques el tiempo que me dedique a este oficio e incluso establecí lazos de profundo afecto con sus familiares cercanos.
Hoy por hoy muchos de los niños a los que cuide en el transcurso de mi juventud incluyendo sus padres me llaman con cierta frecuencia y algunos de ellos me han hecho parte de su familia invitándome a sus festejos y compromisos, e incluso al encontrarnos en la calle nos saludamos con mucho cariño y revivimos aquel pasado común.
Hace ya tiempo considerable que terminé mis estudios universitarios e incluso mi posgrado siempre relacionado a temas de la infancia, etapa de la vida que me ha apasionado desde que tengo uso de razón, pues siento que cuidando a los niños también les educó e inculcó valores que luego los harán hombres y mujeres de bien. Para mi los niños son la razón de ser de mi vida y he escrito ya dos libros acerca de la crianza respetuosa, además me convertí en madre de Amelia y José lo cual afianzó mi amor por los niños y por esa etapa tan preciosa que es la infancia incluyendo por supuesto a pequeños que no pertenecen a la raza humana.
Por eso el caso de Rina fue tan especial y sobre todo una experiencia inigualable y mágica, pues ella fue una pequeña de la raza serpientis admigoras provenientes de la cara sur del exoplaneta Próxima Centauri b.
Aunque la mayoría de los seres humanos lo pasa por alto, la verdad, vivimos en un universo rico y lleno de vida que la mayoría de las veces pasa desapercibida por nosotros los seres humanos y es que aún la sociedad humana no está preparada para aceptar la realidad, pues en mucho caso esto va en contra de ciertas religiones que aún les falta expandir su visión de la vida.
Pero para no desviarme del tema principal al ser yo una humilde maestra de preescolar con diversas especialidades en temas de psicología infantil además una niñera especializada en la crianza de bebés de diversas razas alienígenas que habitan encubiertas en el planeta Tierra. Voy a comenzar a contar mi preciosa historia como la niñera de Rina.