Crónicas Fantasiosas De Nuestro Universo

Capítulo 2 Rina llega a mi vida

A pesar de que han transcurrido 18 años de estos sucesos, recuerdo cómo si fuera ayer el día que fui seleccionada de entre un conjunto inmenso de niñeras, todas atraídas por el pago inusualmente elevado por prestar el servicio en aquella imponente y lujosa casa.

Recuerdo haber llegado a la magnífica propiedad de Los Harris y haberme sentado en la elegante sala junto a una veintena de otras jóvenes tan bien capacitadas como yo, es decir bastante novatas, requisito indispensable de acuerdo a los deseos de los empleadores.

Debimos presentar una prueba psicológica bastante extensa, preparar un currículum lo mejor posible, todo lo referente a aquel empleo se salía de lo común, honestamente, por lo general las niñera en Venezuela son escogida por recomendación de amigos y vecinos y se exigen documentos sencillos como la cédula de identidad y certificados de antecedentes penales. Atribuí su excesiva minuciosidad a que se veía gente acomodada y que provenía de otro país, aunque nunca quedó muy claro en un principio su lugar de procedencia todas las niñeras aspirantes comentamos que por el apellido quizá provenían de alguna parte de Estados Unidos.

Después de quedar seleccionadas solo cuatro de nosotras, se nos presentó a Rina, enseguida que la ví me pareció una beba algo extraña no sólo en su actitud sino algó en su cuerpo parecía diferente…, enseguida me hice a la idea de que era quizá una bebé especial y por ello sus padres se habían tomado su tiempo y dedicación siendo sumamente meticulosos con quien sería la cuidadora de su preciosa hija.

Recuerdo que para ese entonces, yo había sido la niñera de un maravilloso niño autista del cual rehuían todas las niñeras hasta que llegué yo y nos entendimos muy bien. Su nombre es Augusto y hoy me enorgullece saber que ese pequeño niño que una vez cuidé con tanto esmero, hoy es un estudiante universitario que incluso es el mejor mecánico del taller de autos que tienen sus padre en las Mercedes a pesar de ser jovén aún.

Pero volviendo a Rina, mi pequeña parecía contar con 8 meses, se veía una niña arisca y lloró con todas las otras candidatas seleccionadas, pero al llegar a mis brazos me señaló vivamente con su dedo índice y me sonrió, es así como quedé contratada en el acto.

En mi primer día de trabajo, al llegar a aquella hermosa mansión a ocultas por un pequeño cerro y cercada por una barrera de concreto, sentí una rara sensación de estar entrando a otro mundo por muy loco que esto pareciera, me recibió una extraña señora que se identificó como Gladys, de rostro inmutado y quien dijo ser el ama de llaves, conduciéndome enseguida a la habitación de Rina quien aguardaba mi presencia en la compañía de su madre.

Honestamente cada paso que daba hacía el interior de la hermosa vivienda me hacía sentir como si de apoco estuviese abandonando el planeta Tierra en un viaje espacial a un destino incierto…, y es que si bien afuera ese día era inusualmente caluroso y el sol brillaba en el firmamento al entrar a aquella casa me sentí invadida por una corriente fría que circulaba por doquier de un modo bastante extraño.

Después de recorrer toda la planta baja de la preciosa casa con muebles y decoración minimalista tan a la moda, ascendí por unas escalera de caracol a la segunda planta, al llegar a la misma el ama de llaves me indico que debía caminar hasta la última puerta al fondo explicándome que allí la señora Harris aguardaba mi presencia.

Camine según lo indicado a través de un largo pasillo donde habían 6 puertas todas cerradas que creaban un ambiente claustrofóbico, miré hacia el techo variadas lámparas de luz amarilla y tenue que iluminaban el camino…, de pronto escuche unos pasos que provenían de las alturas por lo que imaginé enseguida que había una tercera planta quizá una pequeña terraza en la cual alguien se desplazaba.

Al llegar a la puerta indicada, toque con delicadeza tres veces…, y una voz femenina me respondió enseguida:

—Adelante…

Al entrar en la habitación, me encontré a madre e hija, el parecido de ambas era indudable, la señora tomando en sus brazos afectuosamente a la pequeña me saludo amablemente teniéndome una de sus manos:

—Hola, querida Alicia, bienvenida, desde el principio tú fuiste la que más nos gustaba a ambas, ¿no es verdad Rina? —la madre miró enternecida a su beba y le sonrió, luego Rina me miró y se sonrió mostrándome sus preciosas encías con unos incipientes dientecitos más similares a unos colmillos lo cual llamó poderosamente mi atención— Rina mi amor que se dice —la preciosa beba me miró y me dijo batiendo ligeramente sus brazos:

—Hola...ssss

Le sonreí a ambas y mirándoles directamente a sus ojos procedí a saludarlas afectuosamente con cortesía:

—Hola señora Harris, hola preciosa Rina, les agradezco a ambas su voto de confianza, ya verán con no les decepcionaré.

Luego cariñosamente le tendí las manos a ambas y sus manos al tacto se sentía más frías de lo usual, lo cual aunado al siseo de Rina me generaron en ese momento cierta extrañeza, sin embargo ellas como personas me generaron mucha calidez.

Rina cariñosa, me tomó nuevamente una de mis manos y caminando con sus pies descalzos me miró con aquellos ojos preciosos oblicuos, multicolores de raras pupilas que me dejaron sin palabras, pensé enseguida: «No cabe duda, esta niña es especial, de seguro es el producto de una extraña mutación genética…¡qué lástima!, con razón tanta minuciosidad y detalle para escoger a la cuidadora».

Su madre se dio cuenta de mi turbación y me expreso buscando satisfacer mi inquietud:

—Rina es igualita a mi padre…, ella tiene una extraña mutación genética pero de resto es una beba sana y normal —su madre me sonrió y al hacerlo también mostró sus dientes con colmillos frontales bastante más grandes que los normales y pensé claramente que ella también debía tener algún detalle extraño en su genética.

Pero yo no estaba allí para cuestionarme acerca de anomalías genéticas, sino para cuidar a esa preciosa beba, entonces me enfoque en hacerla feliz haciendo muecas con mi rostro, ella apenas sonrió como por cortesía, tome uno de los juguetes—una maraca colorida—que siempre llevaba conmigo en la cartera y se la ofrecí gentilmente para ganarme su confianza, entonces me miró con ternura y mostró sus pequeños colmillos esbozando una sonrisa…, desde ese día en adelante ella confío en mí y comenzó nuestro maravillosos vínculo niñera—niño con sus altos y bajos pero donde siempre prevaleció el amor y un profundo cariño.




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