Siempre me llamó la atención que durante mi estadía como cuidadora en aquella preciosa casa que parecía fuera de tiempo, mientras estábamos en la habitación de Rina haciendo algunas manualidades y actividades para el desarrollo de sus destrezas motrices, escuchaba con frecuencia más que pasos…, era como si algó se arrastrace en la planta superior…, de hecho, muchas veces llena de curiosidad en el patio enfoqué mi vista desde múltiples angulos con la intención de ver aquel "tercer piso", o quizá la terraza que pudiera haber de donde procedía aquel misterioso sonido, pero siempre me llevaba la gran decepción al ver que la casa a simple vista contaba con dos espaciosas plantas; sin embargo no me podía explicar la cantidad de ruidos en aquel techo plano que lucía como cualquier otro, un techo con losas grisáceas de lo más comunes; no puedo negar que más allá de la inquietud esta situación me llenaba de una profunda curiosidad, al igual que la perenne ausencia del padre, padre que ella nombraba en repetidas ocasiones y al hablar de él cambiaba su tono de voz, aumentando su siseo e incluso se expresaba con extrañas palabras que parecían no formar parte de ningún idioma conocido…, en mi mente en aquel momento tejí todo tipo de extrañas conjeturas, todas bastante inverosímiles y descabelladas, sin embargo uniéndo todas las piezas del rompecabezas llegué a una extraña y alocada conclusión que hasta me pareció en su momento de lo más jocosa: qué el papá de Rina era una enorme serpiente proveniente del espacio y que la planta superior si existía pero era invisible a los ojos humanos encubierta muy a proposito.
En un primer momento me reí de mis locuras, pero luego lentamente en mi mente todo empezó a tomar sentido sobre todo cuando una tarde de jueves como cualquier otra, después de darle su almuerzo en la cocina a Rina, después de subir las escaleras con ella entre mis brazos al recorrer la segunda planta vi escabullirse entre las paredes a una extraña sombra que no parecía humana…, mi susto fue tan inmenso que emití en aquel momento un agudo grito por lo que casi mi beba cae estrepitosamente al suelo, recuerdo claramente que del susto mi corazón comenzó a palpitar arrítmicamente y con fuerza pero en cambio al ver a Rina ella se sonreía como si estuviese en la presencia de alguien muy familiar de hecho se animó a decir:
—Papisssssss —, yo la miré asombrada, sentía que mi corazón se iba a salir del pecho y desde ese momento comprendí definitivamente que la señora Harris y su eterno esposo ausente guardaban un importante secreto que estaba fuera de este mundo, para ser honesta en ese momento miré a Rina desapasionadamente a nivel físico y me planteé si realmente ella era un ser humano como yo.
Sin embargo, en ese momento me abrazo con un amor tan grande mirándome a los ojos con tal cariño que aunque mis dudas habían quedado bien sembradas mi amor por ella no hacía más que crecer, es por ello que la estreche entre mis brazos y le bese su cabecita algo más alargada y con poco cabello, sus ojos oblicuos multicolores brillaban llenos de amor y los míos eran un lago de plenitud…, mi niña me había conquistado el corazón y nuestro amor crecía día a día, la verdad un niño es siempre un niño y ellos son magia de amor sin importar su procedencia.
Los días transcurrían presurosos y aquella preciosa beba que me escogió a mi especialmente para brindarle abrigo y sobre todo amor se convirtió en una bella niñita de 2 años y medio, para ese entonces no podía creer lo rápido que había transcurrido el tiempo ya incluso estaba avanzada en mis estudios de licenciatura en educación y sin embargo, muchas dudas rondaban la existencia de Rina y su familia.
Definitivamente los secretos forman parte de la existencia de cada uno de los seres que habitamos en este planeta y lo mismo sucede con seres de otros mundos, todos al fin y al cabo parecemos ser almas vestidas con polvo de estrellas que nos ha cedido el universo por un período determinado de acuerdo a la raza viviente a la que pertenezcamos, esto último lo comprendo perfectamente ahora que soy una de las escogidas que debe guardar celosamente el secreto de que seres alienígenas viven entre nosotros.
Pero en aquel entonces todo se resumía en atender a Rina, mis estudios y por supuesto mi vida con mis padres y mi hermano Federico con quienes compartía mi vida e inquietudes con respecto a esta maravillosa familia una vez que llegaba a casa. De hecho a mamá en confianza le comenté múltiples veces estas inquietudes que ahora mismo estoy describiendo y entre las dos armamos múltiples escenarios de lo que posiblemente sería la verdad.
A pesar de ese deseo mío de querer desentrañar los misterios que rodeaban a Rina y su familia, mi día a día en su cuidado seguía como siempre, con aquellos paseos al jardín donde ella se desplazaba ágilmente llena de felicidad, encaramándose en los árboles de mango con una agilidad pasmosa.