Crónicas Fantasiosas De Nuestro Universo

Una breve visita alienígena: La despedida

Orión luego de esa conexión con Amanda despertó del trance asombrado y lleno de pesar con su rostro anegado en lágrimas, su dos corazones palpitaban con fuerza llenos de amor para con Amanda y aquella civilización que hacía quizá eones se había despedido de la vida… y pensando en sus seres amados y la importancia de atesorar el tiempo en compañía de los amores de nuestra vida dió inmediatamente la siguiente orden a la joven e impetuosa Xina, quien de algún modo también se había conectado con Amanda y tenía sus ojos llenos de lágrimas cristalinas y el semblante compungido:

—Xina, vámonos enseguida de este pobre planeta!, guardemos eso sí estás preciadas reliquias para estudios ulteriores, estas reliquias constituyen el signo inequívoco de la preciada vida que una vez pobló el planeta Tierra…

—Bueno Xina, ¡qué lástima! la misión no cumplió las expectativas de encontrar vida y encima nos llenó de tristeza…

Xina triste pero a la vez feliz por el regreso a casa y llena de deseos de encontrar una nueva unión, enseguida activó el sistema de encendido de la nave partiendo velozmente a su planeta de origen Teegarden b.

La nave ahora partía raudo veloz camino a casa a 12 años luz, Orión y Xina por los ventanales cristalinos de la aeronave vieron por última vez aquel planeta oscuro y humeante que velozmente dejaban atrás enmarcado en un sistema solar con un sol naranja de gran tamaño y un satélite que hacía un recorrido errático una y otra vez alrededor del planeta, en una danza de la muerte que parecía una condena a condición de perpetuidad gracias a la insoslayable fuerza de gravedad.

Siempre quedaría muy presente en su memoria aquel paisaje dantesco de un planeta sumido en ruinas y soledad con una tenue atmósfera, el que otrora fuera una vez un oasis colorido lleno de diversidad de vida y especialmente una forma de existencia inteligente y rica en emociones que ambos hubieran anhelado conocer a plenitud con toda su alma.

Orión con su rostro muy pegado a la capa cristalina de la nave y abriendo muy bien sus ventanas con sus corazones rotos de pena se despidió para siempre de la Tierra y de la imagen y recuerdos de la quizá última habitante del planeta llamada Amanda.

Fin




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.