Crónicas Fantasiosas De Nuestro Universo

La verdad sale a la luz: Una vida de pareja tranquila

Mientras sirvo unos vasos con refresco y preparo unas cotufas, veo desde la ventana de la cocina el final de un precioso crepúsculo vespertino con esos tonos rojos y dorados tan característicos, hermosas guacamayas azules sobrevuelan mi urbanización emitiendo su sonoro garrido, esto me llena el alma de gozo. Pronto el sonido de los granos de maíz en la máquina cotufera haciendo su metamorfosis, me saca de mi dulce contemplación, entonces busco un bowl y colocó las cotufas aún calientes en el mismo. Armando pasa por la cocina y toma un puñado de cotufas las come y me dice:

—¡Gracias dulzura!, ¡uff!, esta semana fue muy dura en la oficina, menos mal que ya es viernes…, por eso voy a escoger una película relajante…, quizá romántica… —me mira de modo picaresco y yo le devuelvo una sonrisa igualmente pícara.

Armando y yo para relajarnos vemos una película juntos cada viernes en la noche después de una ardua semana de trabajo; Marcos mi hijo en cambio hoy ha decidido salir con nuestro sobrino Javier a la fiesta de cumpleaños de Larissa, una compañera de la universidad.

Ya en nuestra recámara veo que la película seleccionada por Armando trata de un candente romance entre dos jóvenes: ella una Inglesa y él un francés, la película en cuestión está ambientada en la II Guerra Mundial, mi amado y yo comemos las cotufas mientras nos sumergimos en la trama.

Avanzada la película, de pronto, la paz de la noche queda de súbito interrumpida, la luz se va y por supuesto la televisión se apaga. Enseguida un impactante estruendo acompañado de un haz de luz que vemos desde la ventana del cuarto, brevemente ilumina el cielo nocturno ocultando momentáneamente incluso el fulgor de las estrellas, luego le sigue una misteriosa oscuridad silenciosa.

Enseguida llena de curiosidad y miedo a la vez al igual que Armando, ambos nos desplazamos velozmente tomados de la mano hasta llegar al balcón. Muy pronto nos encontramos asomados…, nuestros ojos no dan crédito a las imágenes que se suceden a continuación…, comprendo entonces claramente que la vida puede cambiar en tan sólo un instante… de la oscuridad de la noche se perfila una inmensa nave color plata que acercándose sigilosamente todo lo va iluminando, nave luminosa proveniente del espacio exterior la cual termina aterrizando suavemente en plena avenida.

De repente y para mayor impresión nuestra, el cielo se cubre de un mayor número de idénticas naves luminosas; miro hacía los balcones aledaños imaginando que tal vez mi esposo y yo somos presa de una extraña alucinación, pero no es así…, todos mis vecinos en estos instantes miran sorprendidos o bien hacía el cielo cubierto de objetos espaciales o hacía la nave estacionada en el centro de la aún concurrida avenida, avenida donde una muchedumbre huye entre gritos despavorida de las aceras, de sus carros buscando un refugio seguro.

Los rostros de mis vecinos denotan una mezcla de pánico más que de curiosidad. Volteo a ver a Armando y su semblante denota un temor profundo mezclado con incredulidad… y su silencio es su mayor expresión de inconmensurable terror.

Lo que sucede a continuación parece un relato de ciencia ficción de los que tantas veces he leído de Ray Bradbury, y es así como un grupo de extraños seres bípedos de facciones indefinidas emergen del interior de la nave que se encuentra estacionada en plena avenida, dejándonos a todos petrificados del pánico más que estupefactos, a la distancia se escuchan algunos gritos…, murmullos y hasta llantos lastimeros…

Honestamente, me parece que yo misma María Daniela, la caraqueña, estoy viviendo un sueño o ¿es qué tal vez sólo soy un personaje de fantasía de un cuento de ciencia ficción?…, pero para mi todo lo que vivo es real…

Lo único cierto en esta realidad es que ya todos tenemos la plena certeza de que no estamos solos en el universo…, un pensamiento viene a mi mente antes de siquiera imaginar los sucesos que viviremos en los días subsiguientes: ¿qué será de nosotros, la raza humana después de la invasión de estos seres espaciales?

Mi esposo y yo ante tan inusual contemplación cruzamos nuestras miradas llenos de incertidumbre pero sobre todo de mucho miedo, un miedo que hiela la sangre. Sobreponiéndome brevemente, enseguida le grito a mi esposo:

—Mi amor, ¿Dónde estarán Marcos y Javier?

Armando sin proferir palabra alguna, toma su móvil con la intención de comunicarse con ellos, pero ahora mismo no funciona, se ha quedado sin señal, es un artefacto completamente inútil; desesperada, enseguida recurro al mío con la intención de comunicarme con los muchachos, pero tampoco tiene señal por lo que rápidamente concluyó que: ¡estamos incomunicados!, no sé dónde está nuestro hijo y mi sobrino, esto me horroriza dadas las circunstancias que inexplicablemente vivimos.

No puedo dejar de escuchar el murmullo, los rezos, el llanto y los gritos de mis vecinos algunos de los cuales aún continúan asomados desde sus balcones, mientras que otros ya se han retirado al interior de sus viviendas donde se escuchan diversos ruidos indefinidos y nerviosos.

Sintiendo que he perdido la tranquilidad en mi vida y ¿quién sabe qué otras cosas o seres amados me tocará perder? buscando un refugio de amor pienso en Dios. Sin embargo, una serie de dudas enseguida vienen a poblar mi mente ante tanta confusión: ¿qué pasará con mi familia?,¿estará sucediendo el mismo evento en alguna otra parte del planeta? Y de ser así: ¿qué será de nosotros, la raza humana?, ¿qué intenciones tendrán estos alienígenas? Y finalmente ¿sobreviviremos?. Mi corazón palpita con fuerza, una multitud de pensamientos fugaces llenos de gran emotividad y recuerdos de mis seres amados se agolpa en mi mundo interior hasta provocarme el llanto.

Un viento extrañamente frío recorre todo mi cuerpo erizando cada vello de mi piel, mi miedo se intensifica así como la incertidumbre en el mañana lo cual termina por apagar momentáneamente la poca ecuanimidad que me queda en mi mundo interior.




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