La preciosa música de la agrupación musical venezolana llamada Lagos en este caso la icónica canción de Mónaco le dio un alegre despertar desde su dispositivo móvil; la amnesia del sueño se había encargado de borrar rastros en su memoria consciente de su travesía por el mundo onírico, por ello entre las notas de tan preciada canción y haberse entregado a la magia del amor en la noche, le dieron la energía más que necesaria para comenzar un nuevo día con positivismo, además un día viernes, brevemente recordó a Asteroid 3.000 y se sintió algo turbada, pero a este respecto se sentía bien optimista, pensó que ya era hora de revelar que el codiciado objeto del deseo se encontraba entre ellos. Muy pronto se levantó y comenzó a preparar el desayuno para Marcelo, para Carlitos y puso especial cuidado en preparar la lonchera del pequeño y colocar en su billetera del hombre araña un billete de $5 para que comprara alguna chuchería en el colegio.
Después de servir la mesa los llamó a ambos, quienes se sentaron a comer aún adormilados, el crepúsculo vespertino con sus tonos rojo, naranja y violeta iluminaron la sencilla pero acogedora cocina, unas preciosas guacamayas azules se deslizaban por el colorido cielo emitiendo sus característicos garridos que tanto alegran a la ciudad de Caracas.
Después de tomar el desayuno la pareja se separó no sin antes darse un dulce beso en los labios a modo de despedida, Marcelo se dirigió a su trabajo mientras que Gisela con Carlitos tomado de la mano fue hasta su carrito y lo prendió con la intención de llevarlo a clases pues luego debía regresar a su casa para seguir trabajando en el nuevo pedido de su vecina y amiga María Gracia, un traje de primera comunión para su hija Alejandra.
De regreso en casa, mientras recortaba las telas de acuerdo al patrón para luego coserlas, recordó a Asteroid 3.000, por lo que hizo un alto en las actividades y sabiéndose sóla lo fue a buscar en el closet de costura, enseguida lo sacó de su bolsa, deslizó sus suaves manos algo magulladas por los últimos trabajos de costura y se tomó unos minutos para contemplarlo en soledad, hablándole al muñeco cariñosamente:
—Buenos días querido Asteroid 3.000, hoy sales de tu cautiverio… Marcelo se disgustará pero al final se le pasara…, la verdad me doy cuenta que eres un hermoso muñeco que aviva mi imaginación, tanto así que anoche soñé contigo, ¿puedes creerlo? —-miró aquellos ojos vítreos con detenimiento, en ellos estaban dibujados adrede un conjunto de estrellas, luego tocó una parte de su mano sobresaliente del muy pequeño agujero de la caja que decía: 'tócame", aquella tierna manita se sentía fría y suave al tacto, esto la llevó a cerrar sus ojos y recordar aquel fragmento del sueño donde él había tomado suavemente su mano mientras flotaban entre cúmulos de estrellas y diversos planetas, entonces abrió sus ojos y mirando a Asteroid pudo escuchar en su mundo interior el sonido de diversas lenguas entremezcladas con el sonido del mar, de caballos desplazándose por caminos escarpados un recuerdo soterrado a lo profundo de su ser que trascendía a la temporalidad de su vida como Gisela González, la señora nacida hacía ya 43 años, entonces le dijo—: Caray Asteroid, te confieso que yo soñaría ser una muñeca o jamás haberme convertido en adulta, ser adulto es difícil…, hay tantas presiones y decisiones que tomar…, pero además no sabes lo dura que se ha vuelto la vida en Venezuela: la falta de dinero, la precariedad de los servicios, el poco trabajo… Y yo junto a Marcelo en su momento tomamos la decisión de quedarnos mientras que tantos amigos, mi hermana y mi cuñado emigraron, eso sí la han pasado duro eso no se puede negar. Pero así es la vida humana: bien dura… bueno Asteroid, tengo que seguir trabajando para ganarme el sustento, pero de antemano, te doy la cordial bienvenida a mi casa, vas a ser el mejor amigo del oso Gabriel, de Peter Parker y sobre todo vas a amar a mi hijo Carlitos, quien es un niño muy bueno e inocente que no merece vivir en un país que no garantiza su porvenir y donde la educación, los servicios y la salud pública están en deplorables condiciones… Bueno en fin Asteroid, hasta tú vas a querer salir volando del país si sigo narrando las carencias que día a día sumergen a los venezolanos en la incertidumbre y el pesimismo.
Después de contemplarlo sonriendo y sintiéndose valiente por haberse atrevido a comprarlo con dinero proveniente de su trabajo honesto, beso la caja y tocó el fragmento de la manita que sobresalía por el agujero por última vez y le dijo en tono cariñoso:
—Nos vemos más tarde querido Asteroid 3.000.
Guardó el juguete en su closet de costura y continúo trabajando con ahínco transformando aquellas telas en un precioso vestido de primera comunión que aunque sencillo sumamente hermoso y elegante.