Crónicas Fantasiosas De Nuestro Universo

La salvación de las almas humanas: Razón de la adopción de Martín un niño muy amado

Milagros y Rogelio habían adoptado a Martín después de infinidad de intentos por tener hijos propios, en un mundo donde la adopción no era posible debido a que durante décadas las mujeres buscaron ampliar sus horizontes profesionales en detrimento del crecimiento familiar, lo cual dió como resultado familias muy bien organizadas constituidas en su mayoría por un solo hijo.

Además, muy pocos niños contaban con hermanos, es por esto que los baby robots comenzaron a gozar de gran popularidad pues venía a ayudar a aquellos que definitivamente no querían tener hijos biológicos por las dificultades inherentes a la maternidad o solo querían tener un solo hijo biológico pero deseaba que esos hijos pudieran disfrutar la experiencia de tener hermanos. Y es que honestamente tener un baby robots era como tener un bebé humano pero sin el parto, las enfermedades, vacunas, costosas cuotas de alimentación, colegiatura y pare de contar…, todo aunado a un programa que permitía incrementar exponencialmente el desarrollo intelectual y pasar a la fase siguiente de desarrollo a gusto de los padres humanos, además en un principio contaba con piezas intercambiables que hacían posible que en cosa de meses se pasará de tener un bebé a un niño más grande e incluso de pasar directo a la juventud sin experimentar los padres los periplos de la tan angustiante adolescencia.

Pero de vuelta a aquel mágico momento de amor familiar aquella tarde colorida, Rogelio le manifestó a Milagros:

—Caray Milagros, Martín es muy hermoso pero igualmente anhelo tener a nuestro hijo —suspiró Rogelio con Martín entre sus brazos sintiéndolo suyo y a la vez sabiéndolo un robot pero tan maravillosamente creado que era indescriptible esa sensación de cercanía y amor que enamoraba.

Milagros mirando aquel cielo luminoso de un 10 de abril del 2151 le dijo en tono algo sentido:

—Cariño, quizá un milagro ocurra y podamos ser padres de un niño humano, pero aún así, Martin siempre será nuestro hijo: él en lo particular me ha hecho conocer lo que es el amor de madre, haciéndome ver la vida de un modo diferente, quizá mucho más cercana a Dios… Eso es mi amor, todo se trata de amor…, capaz y nosotros somos una forma de inteligencia artificial creada por Dios que tanto nos ama, yo incluso he llegado hasta pensar que tal vez Dios de algún modo aprende de nosotros mientras nosotros los seres humanos igualmente aprendemos de la inteligencia artificial creada por nosotros mismos, como es nuestro caso particular con Martín que nos ha obsequiado generosamente con la magia del amor que sólo un hijo es capaz de ofrecer…

Ambos brevemente guardaron silencio contemplando el precioso atardecer que estaba llegando a su fin, luego Milagros continuó con la conversación:

—Cariño, el caso es que Martín ha traído luz a nuestras vidas y por eso cada día lo quiero más y cada día pienso más en él como un ser autónomo e independiente en la esperanza de un mundo que lo acoja amorosamente en el marco de una sociedad más justa e igualitaria, definitivamente Rogelio…, él es más que una inteligencia artificial con forma de precioso bebé, él es una forma de consciencia que va a trascender a ambos.

—Milagros mi amor, La verdad todo lo que dices puede tener sentido, pues, pues, nuestros cuerpos no son acaso efímeros recipientes de nuestras almas? —Rogelio en ese momento contempló con orgullo a Martín quien le devolvió acurrucado entre sus brazos una preciosa sonrisa angelical que le hizo derretirse de amor estrechando a aquel hijo amado entre sus brazos, desterrando por siempre la idea de que era un robot fabricado por una compañía tecnológica.




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