Crónicas magicás: Fuego y hielo

Entrada al reino

Salieron sin mayores problemas del reino, Marcus y Celeste tardaron un buen rato, ambos hablaban en privado con la reina se abrazaban con mucho cariño, luego de eso fueron despedidos por los guardias reales, Blake tardo en disculparse con todos al parecer no le creían que fue él quien los desmayo, de igual manera no paro de ofrecer disculpas y estrechar la mano con cada uno.

Luna insistió a que se cambiaran de ropa, usaban ahora vestimentas de invierno ya que el imperio Quíone estaba cerca de la montaña más alta del país, aunque sus abrigos estaban sucios y ahora parecían vagabundos, llegaron al final del bosque, Marcus Y Celeste miraban con añoranza el bosque, Blake y los demás les dieron su tiempo, ese era su hogar y quizás era la primera vez que lo iban a dejar sin saber cuándo volverían.

Durante el camino el aire se volvió más frio, las plantas empezaban a desaparecer, de lejos se vislumbraba una alta montaña rodeada de enormes muros que abarcaban miles de kilómetros, la nieve caía sobre ellos y se les dificultaba caminar, en medio del trayecto encontraron una cabaña en la cual podían alquilar un carruaje, les pagaron ya que tenían prisas de llegar, con eso ganaron varias horas de viaje.

Llegaron a una zona donde estaba un puesto de avanzada, había guardias patrullando el terreno, el carruaje giro a la izquierda frente a otra cabaña, ahora notaban mucho más el frio, las hadas estaban temblando, cuando los vieron notaron algo extraño en ellos, sus ojos que antes eran verdes cambiaron de color azules muy claros, y sus cabellos se tornaron blanco, sus pieles eran un poco pálida, en un instante dejaron de temblar.

—¿Qué les paso? —pregunto Blake.

—Las hadas podemos adaptarnos a los climas —explico Celeste—Es parte de nuestra biología.

—Nuestra magia cambia un poco, nunca habíamos tenido este cambio —Marcus se miraba el cabello en el espejo—No me veo nada mal.

Luna asintió ignorando el comentario, estaba pensando sin parar ya que caminaba de un lado a otro y miraba el suelo con mucho detalle, observaba el camino que tenían por delante, y a los guardias.

—Bien, debemos entrar, Yo acompañaré a las hadas, entraremos por las alcantarillas —Ella saco un mapa, señalaba a la izquierda de la montaña—Según mi información por ahí hay un desagüe que llega al rio, justo ahora está congelado, será fácil entrar.

—¿Qué haremos nosotros? —pregunto Blake.

—Ustedes pueden entrar por la entrada principal, les recomiendo ensuciarse —Luna guardo el mapa—Llegaran como refugiados, no creo que se nieguen este reino es muy amable con los menos afortunados —ella se ajustó su mochila—Una vez adentro busquen cualquier información sobre el dragon, nosotros haremos lo mismo, no debemos ser descubiertos.

Ninguno rechazo la idea, todos se despidieron y salieron en direcciones opuestas, Luna y las hadas a la izquierda, Ventus y Blake al frente.

 

Luna y las hadas se escabulleron hacía unos arbustos cerca del rio, escucharon voces hablando desde lejos, avanzaron en silencio, del otro lado del rio estaban un grupo de personas discutiendo sobre algo, no parecían guardias, eran civiles.

—Me infiltraré —hablaba Marcus en voz baja—Cuando me transforme no poder hablar con ustedes por el enlace.

—Vale, ve con cuidado —decía Luna.

—Usa algo discreto esta vez —sugirió Celeste.

Él se apartó un poco y cerro sus ojos, su cuerpo empezó a encogerse, su ropa desaparecía dentro de un pelaje blanco, le salía una cola esponjosa, y su cara se alargaba, ahora ante ellas estaba un zorro blanco, lentamente se acercaba a las personas, no hacía nada de ruido al andar, Celeste toco su oreja.

Luna, Debemos ahuyentarlos —Luna escuchaba la voz de ella en su mente.

Quiero escuchar lo que dicen —Respondía ella con su mente—Necesitamos toda la información posible.

Ellas se quedaron expectantes esperando a ver que sucedía, los hombres gritaban cada vez más fuerte, estaban discutiendo, Marcus estaba más lejos aún y fingía beber agua del rio, de pronto dos de los hombres comenzaron a golpearse, uno de ellos tiro al otro al suelo y empezó a darle golpes en el rostro, este dio un contraataque y lo aparto de un manotazo, los otros hombres no intervenían.

Estuvieron así un buen rato, hasta que llego una mujer a terminar la pelea, ella usaba un abrigo de piel y tenía el rostro tapado por una bufanda y usaba anteojos negros, esta se plantó delante de ellos, nuevamente no podían escuchar nada de la conversación, el viento no ayudaba mucho.

Los hombres asentían, luego salieron del rio dejándola sola, Luna miraba a Marcus que se había escondido detrás de un arbusto que tenía nieve encima, la mujer miraba su reloj de bolsillo parecía estar ansiosa, en este momento Luna sintió un escalofrió mortal, delante de la mujer apareció un portal oscuro, y de este apareció la peor persona posible.

—Imposible —susurraba Luna.

—¿Quién es esa mujer? —pregunto Celeste.

Marcus sal de ahí —Luna gritaba en su mente desesperada—Celeste tenemos que irnos —Toco su oreja—Blake, tu amiga Two está aquí, mantente alerta.

—Luna, justo ahora estamos un poco ocupado —Se escuchaba algo asustado—No te preocupes, estamos bien, creo, luego te cuento.




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