Crónicas post-apocalípticas

Prisionero de una idea

Durante los primeros meses después de las explosiones, en esa época que no puedo recordar por mí edad, recuerdo débilmente que nos reunimos muchos sobrevivientes en grupos. Las ideas nos conformaron. Unos consideraban que el líder debía provenir de la voluntad de la mayoría, mientras que otros considerábamos que el líder es quien por su naturaleza ha sido bendecido con las habilidades y el instinto para dirigir a otros.

 

Yo debía sobrevivir en un grupo contrario a mis ideales, un grupo de demócratas y como era lógico, multiracial. Si bien pude ocultar mis ideales, no pude dejar de tratar de implantar mis ideales y sueños. Esta oportunidad que consiste en el mundo que nos hereda el fuego, es en realidad una oportunidad de crear de las cenizas una nueva generación, una nueva civilización, escribir la historia.

 

En los años antes de los fuegos, yo era escritor e historiador. Y por ende, un versado en el pasado y en lo que podría ser el futuro. Cuando los sobrevivientes se organizaron, me pusieron a cargo de la educación de los más chicos. He sido maestro desde hace ya mucho tiempo… y recién comenzamos a cosechar los frutos de estas generaciones educadas con mis ideas.

 

Los padres y los tutores de estas generaciones no han dado una mirada profunda a lo que les he enseñado, sigue siendo un mal hábito el abandonar la educación de los hijos en manos de alguien más, y a falta de televisión... Estuve yo.

 

Mis queridos hijos... Públicamente han sido acondicionados para ser parte del grupo, para… “respetar” las ideas de los demás y ser una parte importante del futuro del grupo. Pero, interiormente, he estado localizando a un potencial líder para sustituir a sus inútiles “consejeros” y su núcleo de autoridad. Una vez localizado un líder natural, un líder con el suficiente carisma y fuerza, no dudé en concentrar mis esfuerzos para desarrollarlo, neutralizando sus emociones y otorgándole la mente fría que le hará perfecto.

 

Hubo más de una guerra entre grupos, lo que me permitió tener múltiples oportunidades para exponer a mis nuevos retoños a la muerte, fingiendo escapar de la lucha por supuesto. Los hice pasar por donde estaban los caídos en la mortal refriega en la primer oportunidad. Necesitaba insensibilizarlos lo antes posible.  Necesitaba que fueran reales, fuertes, que madurasen lo antes posible. Debían ser perfectos, una nueva raza superior.

 

Lentamente, con años de anticipación, pude limpiar a las existencias indeseables, eventuales accidentes, un par de envenenamientos. Los elementos no-deseados poco a poco fueron eliminados. Los de buena raza son cada vez más. Las parejas impuras se han ido eliminando también por cortesía de mis estudiantes, son discretos y letales, me recuerdan mucho a las juventudes Hitlerianas que mi Bisabuelo me contaba cuando niño. Mis padres, aún los recuerdo… Sonaban poco convincentes al tratar de hablar con “remordimiento” de los hechos de la Segunda Guerra Mundial. Trataban de hacer creer que “los horrores” ocurridos en esa época les causaban remordimiento. Que “cargaban” con una gran culpa. Pero por fortuna en la intimidad de la casa, podía escuchar sus verdaderas palabras y pensamientos. Las ideas de la raza superior no pueden morir en una sola generación. El hecho es, que no pude dejar de ver la oportunidad que representó el fin del mundo. Renacimiento.

 

“Los hijos del eterno Reich”, así les he enseñado a llamarse. No de manera pública, sino en privado. Los que conformaron a mis primeros niños crecieron, y pude ver nacer a una nueva generación. Ojos claros, piel blanca, cabello rubio. Son perfectos. Pero aún éramos menos de un centenar en ese tiempo. Así que continuamos con paciencia viendo nuestros planes fortalecerse lentamente. Es con la fuerza que daremos forma al nuevo mundo, la fuerza ha resuelto, de uno u otro modo, mas conflictos que sus inútiles concursos de oratoria que practicaba el viejo consejo. igualmente al que ejercían las naciones de antes de los fuegos. La fuerza misma moldeó este nuevo mundo. con puños radioactivos.

 

El líder que seleccioné comparte cada paso de este proceso conmigo, las nuevas generaciones opacan y aíslan poco a poco a los adultos no adoctrinados. Por ello nos centramos en acrecentar nuestros números y acaparar en nuestras manos las funciones que consideramos importantes. Las cosechas, la seguridad y el acceso a las armas. Frecuentemente se tienen combates con los lobos y monos que la radiación creó tras los fuegos. Son una amenaza menor, pero nos agrada saber que nos ayudan a entrenar para las futuras guerras.

 

La limpieza de adultos no adoctrinados ha sido el mejor y más divertido de los procesos. El reto es, hacer que se maten entre sí. Y lo hemos logrado en tres ocasiones, al sembrar sospechas entre sí y hacer que los elementos no útiles sean asesinados y la culpa nos permita aislar a los perpetradores con el pretexto de ayudarles a superar sus remordimientos. Esas situaciones ayudaban a crear convenientes suicidios.

 

Tres generaciones se han creado, el nuevo líder se ha levantado.

 

Somos un grupo fuerte, contamos con lo mejor para mandar al frente, y nos hemos permitido acrecentar nuestro territorio varias veces. Esto nos permitió tener la mejor de las comodidades. Sklaven. Los unerwünscht sólo pueden ser considerados útiles si son dirigidos por alguien de raza superior. No es necesario verlos de otra manera.




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