Crónicas post-apocalípticas

Salto de fe

Una zona verde en medio de un desierto. Rodeado de montañas en medio de la nada. Campos simétricamente sembrados rodean construcciones austeras y simples, pero fornidas. A simple vista debería ser sencillo calcular una población de poco más de 400 personas, hay una escuela, cuenta con varios salones rodeados de huertas cuidadas y animales de granja de poca edad. Posiblemente para ayudar a los niños a familiarizarse con estos. Hay varias granjas rodeando lo que se intuye es el corazón de esta comunidad. Un edificio grande, un auditorio con gran capacidad, a su derecha se aprecian los cimientos de una futura ampliación. Adentro el sermón se oye en cada rincón con fuerza, la acústica genera un eco largo y cacofónico.

 

Me cuesta poner atención, y sin embargo, es imposible no hacerlo, aun cuando trato de concentrarme en mis labores como auxiliar de reparaciones del edificio principal, el ministerio considerado menor entre los menores, un mero intendente.

 

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Locos!, el mundo una vez nos llamó locos!, pueden imaginar esa situación?, cada uno de los aquí presentes, cada uno de los creyentes aquí reunidos, sus familias, sus hijos, sus nietos, sus hermanos en la fe… TODOS!, Todos ustedes deberían de estar muertos si el mundo, si ese mundo que nos juzgaba y condenaba, si ese mundo tuviera razón… Todos los aquí reunidos deberían haber muerto. Sin embargo, nuestra fe nos da fuerza…

 

¿No lo profetizó el hermano Claudio?, ¿no dijo que sólo los elegidos sobrevivirían si confiaban en él?, ¡¡¡confiar en el enviado era la señal de los elegidos!!!. ¿Acaso no lo dicen nuestras propias escrituras?, como se comenzaron a juntar los capitales de los hermanos más bendecidos para adquirir un lugar, una propiedad en un sitio seguro a salvo de las bombas que el mundo juraba que no caerían, como fuimos la burla de la gente al aislarnos para sobrevivir, sus constantes amenazas de detenernos cuando comenzamos a construir los edificios con amplios subterráneos que hoy nos dan refugio.

 

Esa es la razón por la cual empezamos a ignorar al mundo entero. Y el mundo nos dio en pago la moneda de la mentira y la blasfemia. Nos acusaron de ser fanáticos y enfermos, de ser una secta de fanáticos y extremistas… El mundo no pudo entender que nuestra versión de la palabra de dios es la correcta, que las advertencias recibidas por el anciano Claudio eran absolutamente ciertas. ¿Dónde están nuestros críticos? Todos aquellos que nos señalaron, que “denunciaron” nuestras conductas y nos tacharon de ser lobos vestidos de ovejas… ¿Dónde están?

 

Basta con ver a nuestro alrededor, el bosque que desde un inicio rodeaba la propiedad que la Iglesia compró, justamente en el límite de nuestra propiedad… ¿ven algo en pie?, hay alguna construcción que pueda atestiguar que el mundo, ese mundo que tanto nos criticaba, que tanto nos llamaba dementes, y fanáticos, y esclavos sin voluntad…. ¿Hay algo de ese mundo fuera de los simples postes que separan la propiedad?

 

Somos los sobrevivientes, somos los vencedores,(“Somos los sobrevivientes, somos los vencedores” repiten las personas en voz alta), no podemos sino comprometernos con el mundo que nos queda, el mundo que, conforme vuelva a la vida, requerirá de nuestra guía, de la dirección que cada uno de los miembros de alto nivel podrá impartirles, por ello es importante insistir en nuestro crecimiento, que cada uno asuma sus responsabilidades e insista en el estudio y la dedicación, en su entrega a el conocimiento que nos ha dado una posición privilegiada…

 

La dedicación es importante, la entrega es importante, el valor de enfrentar la realidad es importante… nuestra fe es importante y muy valiosa. El mundo le pertenece a los vencedores, ¡la corona de la vida!, ese es el premio que podemos reclamar… “quien persevere hasta el final se le dará la corona de la vida”(1), recuerden las palabras del Hermano Claudio mientras las bombas explotaban en los cielos y lso cubrían de fuego “¡Yo, he vencido al mundo!”(2), confirmando nuestra victoria, confirmando quienes somos…. QUIENES SOMOS!!! (“Somos los sobrevivientes, somos los vencedores” repiten las personas en voz MUY alta), ESO ES LO QUE SOMOS!!!

 

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La gente oye la predicación en silencio, eventualmente se oyen exclamaciones mal ahogadas de emoción, emoción, y total confianza en lo dicho. Yo soy inmune a este discurso de fanatismo y adoctrinamiento… y no soy el único... Si bien no puedo dejar de escucharlos, no les creo una sola palabra. Cuando fui asignado a este lugar, como policía infiltrado, pude atestiguar y acumular evidencia de sus fraudes financieros, de sus orgías en nombre de dios que los líderes hacían y hacen con niños y niñas por igual, de sus sacrificios humanos…

 

Todo esto junté, y justo un día antes de entregarlos y hacer una gran redada… hubo una guerra nuclear. Termo nuclear, atómica… no sé qué pasó. Pedí información por medio de radio. Pero no hubo respuestas. Las ciudades cercanas fueron destruidas, y el desierto se apoderó de los alrededores más cercanos. Llevo ya dos años viéndolos crecer en su demencia.

 




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