Crónicas post-apocalípticas

R. C. Christian.

Elbert County… Georgia… Son sólo antiguos nombres del país que aquí existió, el que llamaron EUA, ¿o era EU?, Si bien no sabemos cómo fue que los fuegos se produjeron, sabemos que pasaron hace mucho tiempo, los más pequeños no saben que significan estas letras, pero sabemos que vivimos por un motivo y una misión, realizar el máximo potencial del homo sapiens y dirigir a la humanidad en pro de una meta superior. Somos los RCC, los hijos de la promesa.

 

Actualmente nos hallamos en guerra, armados con arcos compuestos y lanzas. Las armas de fuego son inútiles por ser escasas, y son aún más escasos los recursos que requieren. En algunos lugares se hacían estas cosas hace años, cuando yo era un niño pequeño, balas o municiones si mal no recuerdo se llamaban, pero los constantes accidentes en su elaboración llevaron al desuso estas.

 

En la frontera más cercana (lo digo con cierta burla), se hallan “Los Pacifistas”, comunidades cristianas que se han fortalecido en su encierro y aislamiento, muy organizados y feroces defensores cuando se lo proponen, sin embargo no participan de las guerras y tampoco dan ayuda a nadie, son neutrales hasta el punto de ser indiferentes a lo que pasa fuera de sus gigantescas granjas, campos floridos y humedales. Mismos que no deseamos invadir, sería contrario a nuestros ideales el “conquistar” territorio por medio de la imposición militar, si bien nuestras ideas son incompatibles, considero que en el fondo deseamos lo mismo, ser una nación.

 

No hay ningún otro grupo que tenga un territorio que llamar propio aparte de los pacifistas, lo que sí hay en abundancia, son muchos errantes, muchos extraños, grupos nómadas que se han acostumbrado a no pertenecer a ningún sitio. Eso sí, luchamos sólo contra los que nos agreden, y entre estos y los mutantes, ya tenemos más que suficientes enemigos. Así que mantenemos una paz incómoda con los granjeros, es cierto que secretamente anhelamos sus territorios de abundante fertilidad y cultivos de trigo y maíz que se extienden hasta donde la vista alcanza, pero no deseamos iniciar una guerra. Esta es la razón por la que sólo hay eventuales y muy bien controlados intercambios de ganado, por recursos madereros y metales para forja… metales que obtenemos abundantemente de las minas que sobrevivieron a las guerras, las hay de casi cada mineral útil, excepto de carbón… muchas de estas se incendiaron en las guerras, y si hay otras no las conocemos… minas de carbón, una vez encendidas, no se apagarán nunca.

 

Aparte de estos materiales, intercambiamos conocimientos, en lo personal, como médico, me he especializado en atender heridas causadas por lesiones en combate, físicas y psicológicas, y no tanto en sanar enfermedades, pero hay otros médicos en nuestra comunidad que saben mucho más sobre enfermedades y la atención de los civiles, y estos tienen una muy buena relación con los médicos en las granjas, por eso es que, de darse la oportunidad, y no sin cierta satisfacción, intercambiarán conocimiento y recursos, pues dada la existencia de hierbas medicinales que sólo se dan en ciertas regiones y climas, así como la creación de tratamientos para enfermedades nuevas, y antiguas, cada intercambio se hace con gran entusiasmo.

 

Y por supuesto, está el santo grial de los médicos actuales, los libros de texto en materia médica, un tesoro de verdad ya que son escasos, así que se comparten con cierta frecuencia, no tenemos los medios para elaborar papel, así que hay pocas copias hechas a mano pues sólo contamos con papiro de fabricación muy rudimentaria. Dada la distancia del fuerte central con la frontera de las granjas, es algo que se hace pocas veces, son caso 250 millas desde la capital de los Hijos de RCC a su frontera más cercana.

 

No tenemos casas, sino fuertes construidos a la antigua. Afuera de la empalizada que nos cubre y da seguridad, se encuentran diversas tribus y grupos de sobrevivientes, esta palabra es absurda, hace ya generaciones de las guerras y el fuego en el cielo, ¿por qué insistir en llamarse “sobrevivientes”?, es redundante, absurdo, ridículo… al principio peleaban por alimentos, en ese instante si que debieron considerarse “sobrevivientes” dado el extenso daño que las bombas dejaron, ciudades en llamas tan violentas que se rodearon de muros de cristal y roca fundida… Pero luego la tierra renació fértil y abundante, para este momento la abundancia de recursos debería haber acabado con esa mentalidad, pero siguieron consolándose con dicho título… Después comenzaron a pelear por su propia seguridad y en contra de los exageradamente abundantes mutantes, luego, al darse cuenta de que los mutantes sólo atacan si se les agrede, pasaron de la lucha por la vida, a la guerra por la supremacía. Y actualmente así vivimos, en constante lucha por la imposición de las ideas. No hay una carrera por las armas, la constante radiación que sale del mismo piso impide cualquier clase de tecnología avanzada, bueno, eventualmente sirven los radios, pero es tan escaso su uso que ya no los vemos como algo esencial.

 

Los que por voluntad de la promesa se refugiaron aquí, ya no pueden considerarse “sobrevivientes”, somos el nuevo inicio, vivimos para realizar el sueño y hacerlo una posibilidad tangible. Y las armas, nuestra naturaleza más humana vista nuestra historia, son el medio ideal para lograrlo. Y una muestra de este éxito en progreso viene en camino.




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