CrÓnicas, SueÑos Y Otras Mentiras De La Realidad

COSAS QUE ACONTECEN LOS DÍAS DE LLUVIA

Había llovido a baldazos, pero ya está amainando. Noto que a unos metros de donde estoy, el agua le llega a los tobillos a un grupo de chicos que vienen por el medio de la calle. Una de las nenas se encapricha en no querer seguir, y se sienta en la vereda de un terreno baldío, justo cuando yo paso por ahí. Entiendo que los otros la habían estado fastidiando, pero ahora la instan sinceramente a continuar para llegar rápido y secarse. A punto de meterme en favor del argumento del grupo, la chica accede y re emprende camino  junto a sus compañeros, que no se si eran hermanos o amiguitos. Yo volvía a casa desde el kiosco de revistas con varias publicaciones bajo el brazo, intentando que no se me mojasen. Cuando estoy llegando, al intentar cruzar la calle por donde había menos agua, en el medio exacto de la calle, me topo con un muchacho que me llama por mi nombre y me abraza efusivamente. No lo reconozco, imagino que se trata de un ex alumno, por la diferencia de edad. Los autos pasan tocando bocina y salpicándonos. El pibe ni se inmuta y continúa con los palmoteos del reencuentro que atentan contra la estabilidad de mis revistas. Temo que terminen cayendo al asfalto mojado. Le digo que vivo enfrente, que estoy apurado, que me están esperando. Enseguida me arrepiento porque lo imagino tocándome timbre en un rato. Zafo como puedo de sus efusividades y finalmente termino de cruzar. Advierto que en la casa chorizo de al lado, cerrada por años, hay movimiento. Han sacado afuera un montón de objetos y en el patiecito lateral, un hombre desastrado reniega intentando desarmar un bombeador. Al lado de la puerta de rejas oxidadas de la entrada, veo tirados en el piso las cadenas y el candado que la mantenían cerrada. Están cortados. Lo cual -pienso- resulta absurdo, porque cualquiera podía saltar sin demasiado esfuerzo ese tapialcito. Me figuro que vamos a tener de vecino un ocupa con las facultades mentales alteradas. Entro en casa, dispuesto a darle la mala nueva a mi mujer, pero han llegado un montón de amigas suyas, que ni siquiera advierten mi presencia. Una de ellas anuncia que viaja a Chacabuco, su localidad de origen, el fin de semana. Otra se ofrece acompañarla. Yo sigo de largo a la cocina, para buscar un repasador con el cual secar mis revistas.



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En el texto hay: humor, crtica social, onírico

Editado: 27.05.2021

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