Crónicas Tzargarianas I: El Albor De Un Imperio

Introducción

Introducción

 

Hace eones de tiempo atrás, cuando se formó el universo y todavía no existía el Sol y mucho menos la Tierra, en la galaxia de la Vía Láctea ya existía vida inteligente y avanzada tecnológicamente. En uno de sus sectores, en un sistema estelar de una gigantesca, pero moribunda estrella, se libra una gran batalla entre dos razas humanoides: los Urz con su armada imperial atacaban a los Shuraks, quienes defienden con mucha valentía su planeta hogar. Paralelamente dos grandes seres sin apariencia y tamaño definido, basados en la energía, tienen otra titánica batalla en la órbita exterior del planeta y discutían vía telepática entre sí.
─Hermano Moloch, la soberbia te cegó y te ha hecho perder la razón.
─¡Calla de una buena vez y ríndete ante mí, Moriah! ─contestó el otro ser─. Es cuestión de tiempo que mis urzitas arrasen con tu templo y con tu planeta.
─¡Te equivocas! ─exclamó Moriah─, mis shuraks son pocos, pero son guerreros superdotados, darán todo por el todo. Subestimas a mis súbditos y tus huestes pagarán caro su osadía.
─Deja de alardear y pelea ─contestó Moloch.
Moloch lanza una descarga de energía psiónica que causa inestabilidad a unos planetas gaseosos cercanos. Sin embargo, Moriah controla el embate de energía y le sigue diciendo con ánimos de hacerle entrar en razón:
─¡Moloch, reflexiona!, eres mi hermano, fuimos creados por la Deidad Suprema para ser los jardineros de su gran obra ─argumentó Moriah─. Él nos dio a cada uno, lo que consideró necesario. Vamos hermano, con tratar de arrebatarme esta galaxia, no te conducirá al camino de tu ambición.
─¡Soy un dios!, y reclamo esta galaxia, si no te rindes e inclinas ante mí, ¡morirás!
─Moloch, no eres ningún dios ─contestó Moriah─. Vana es tu ambición, eres otro ser superdotado de energía, como yo, creado para cuidar una galaxia que no supiste administrar con eficiencia y ahora quieres apoderarte de otras, te carcomió la envidia, la soberbia y la locura, pero sé que en el fondo afrontarás tus debilidades y fortalezas. Él en su gran benevolencia te entenderá, eres un hijo confundido.
Pero Moloch seguía con sus ataques psiónicos para afectar a Moriah. Las descargas de energía iban y venían entre ambos seres. Planetas, satélites y asteroides eran destruidos por las devastadoras estelas que emanaban iluminando toda la galaxia como un cuásar. Emitiendo destellos de rayos gamma, ondas de radios electromagnéticas, rayos infrarrojos y ultravioletas, arrasando todo a su paso.
Mientras tanto, en el gigantesco planeta rocoso, y en órbita baja, la situación no era distinta, los urzitas ejecutaban su plan de invasión. Desde la estratósfera se veía la superficie, que ardía un intenso fuego en grandes zonas del planeta. En la nave insignia shuraks, el rey Agel coordinaba al resto de su armada.
─Envíen todos los refuerzos posibles, a proteger el arma principal, dispararemos cuando su Excelencia Moriah me lo ordene. ─ordenó el Rey Agel.
En el espacio exterior, naves y fortalezas estelares se disparaban destruyendo otras de similar tamaño, persecuciones y duelos de cazas contra otros cazas ocupaban el campo de batalla estelar, lanzamiento de misiles atómicos, iónicos y de plasma iban y venían por todas partes. Restos de naves destruidas de ambos bandos formarían una gran masa de escombros compuesta por amasijos de hierros retorcidos, así como los restos de cadáveres de ambos bandos forman una necroestela que flotan en la ingravidez del espacio, dejando un tétrico espectáculo de muerte y destrucción por doquier.
Un grupo de naves shuraks llegan hasta un caluroso planetoide que orbita la gran estrella gigante roja donde tienen una base militar. Cruceros urzitas persiguen a las naves shuraks que responden con un intenso fuego celestial. En la base militar, ubicada en el planetoide, preparan para armar, una extraña construcción como un gran cañón de plasma. Y desde ahí responden el fuego, neutralizando la persecución urzita asegurando la integridad del gigantesco cañón.
En el planetoide, el jefe de un grupo de científicos shuraks le envía un mensaje al Rey Agel:
─¡Majestad!, el núcleo de estelarita está disponible, la energía ya ha sido cargada al arma principal.
Volviendo al planeta, una avanzada de invasores urzitas, que bajo un intenso intercambio de fuego, logran llegar a la superficie, una vez desplegados, se dirigen para tratar de capturar un extraño Templo, que había sido convertido en una fortaleza por la infantería shuraks que estaban disciplinados militarmente, como un símil del antiguo imperio romano terrestre.
─¡Protejan el Templo!, en especial al sistema de control de armas ─comunicó un centurión shuraks vía psiónica a sus soldados─. El templo de Moriah no debe caer por nada en manos del enemigo.
Unos soldados shuraks, colocan barricadas con vehículos artillados, para retrasar a la infantería urzita que se está abriendo paso contra otras agotadas y mermadas defensas shuraks de vanguardia.
Los shuraks, seres creados para servir a Moriah, eran humanoides altos y muy fornidos, tenían un rostro muy pronunciado, de color bronce claro y oscuro, no tenían pupilas en sus ojos dejando un color blanco lechoso, tenían boca pero no usaban voz para comunicarse, su corteza cerebral era más grande y habían desarrollado un sistema de comunicación telepática por medio de una consciencia colectiva, si uno caía muerto, sus conocimientos y parte de sus sentimientos pasaba al resto de la comunidad shuraks. Empleaban yelmos y armaduras de un raro metal con acabados blanco azulados, usaban todo lo que tenían desde armas sencillas como armas blancas, armas de energías cortas y largas, hasta cañones láseres móviles apostados a las cercanías del templo de Moriah.
Los urzitas cuando salen de sus naves, igualmente son seres humanoides, pero alterados cibernéticamente, con exagerados y grotescos implantes robóticos que salían de sus cuerpos, algunos sin previa asepsia, como si fueran accidentes de laboratorio electrónico. Un grupo de estos les sobresalía armazones exoesqueléticos con armas largas, eran los soldados de élite, ágiles y brutales, atacaban sin piedad, con total arrebato de locura y fanatismo, emitían aterradores sonidos de sus bocas, actuaban poseídos por la maldad y un fuerte resentimiento de venganza o envidia. Les secundan otros soldados menos avanzados, eran auxiliares de los primeros, sin dejar de ser menos despiadados. Algunos les faltaban piernas que estaban sustituidas por extremidades robóticas, caminaban de forma errática, o no tenían brazos siendo sustituidos por un cañón láser adaptado como extremidad, otros no tenían ojos, sino que tenían incrustado de forma retorcida una especie de telescopio o visores para ver a lo lejos, y disparar como francotiradores, o bien, para vigilancia y reconocimiento de terreno. Se despliegan grotescos vehículos armados con aberrantes adaptaciones armamentísticas. Todos tenían un neurocito en sus cortezas cerebrales para transmitir y recibir órdenes de sus superiores. Ellos servían a Moloch, obedecían como esclavos las órdenes enviadas a través del titánico y tiránico ser, o por defecto, a sus mandos superiores que tenían cierto grado de autonomía de acuerdo a su estatus dentro de la organización social urzita.
Un grupo de urzitas logra pasar el último cerco, y se enfrentan a los shuraks que los esperan para librar la batalla por el Templo, quizás la última.
─¡Formación! ─ordenó el centurión shurak a un grupo de soldados desplegados para enfrentar a la horda invasora. Estos se preparan para la batalla, llevando sus escudos de energía que desplegaban un campo de fuerza, armados como con unas lanzas tipo jabalinas que tenían al final letales descargas eléctricas, le siguen otros que se acomodan con sus rifles láser cubriendo a los primeros seguidos por una batería de artillería liviana la cual disparaba sin cesar contra la avanzada urzita.
La acción se convierte en un escenario de combate cuerpo a cuerpo, los urzitas cargan disparando contra los shuraks, quienes estos, repelen lo que pueden con sus escudos a los primeros, y los traspasan con sus lanzas de energía, luego los shuraks sacan unas espadas de energía de sus brazos que emitían un campo brillante de luz ámbar, y comienza la matanza, los urzitas disparan sus armas también contra los defensores, el campo de batalla se llena de partes de cuerpos con circuitos de cables de implantes, lo cuales vuelan por los aires, sonidos de armaduras que caen al piso, miembros desmembrados de ambos lados, el escenario se vuelve una absoluta carnicería de alienígenas, disparos a quemarropa, gritos de dolor y hedor a carne quemada inundan el ambiente, los urzitas son cada vez más numerosos viniendo en bandadas, pero los shuraks siguen resistiendo con heroico valor, cuando son superados, el comandante que era el más fornido de todos, toma una determinación, y les dice al resto de la tropa defensora.
─¡Protejan el lugar!, que no caiga el Templo, no deben llegar aquí hasta que no caiga el último shurak.
El centurión, agarra un pequeño aparato redondo, lo activa y lo esconde bajo su armadura, toma su gran escudo convexo, y en su otra mano una lanza de energía. Sale a enfrentar solo a la horda de alienígenas salvajes, mata al primero enterrándole la lanza de energía, sigue con el segundo golpeándole con el escudo arrojándolo a un lado y clavándole la lanza. De su brazo se proyecta una cuchilla de energía, y dando un pivote le asesta a otro, un corte preciso partiendo a la mitad al cyborg, se lleva a dos más con el escudo y rematándolo con su cuchilla, hasta llegar al centro de la refriega apoyando a las reducidas tropas que siguen en combate. Del otro lado, un fornido urzita reconoce al comandante shurak, y emite un sonido de furia espontánea, camina buscando a su enemigo, en el recorrido se encuentra atravesado un distraído soldado auxiliar urzita, y el comandante lo levanta por detrás con sus gigantescos brazos exoesqueléticos y emitiendo un fuerte grito, lo desmiembra por completo, solo para mostrar a su enemigo shurak que va a hacer lo mismo contra él.
Los dos soldados se encuentran frente a frente en medio del fragor de la batalla y comienzan a luchar el uno contra el otro, el shurak detiene con su escudo y su fuerza orgánica los embates biónicos del urzita, se golpean el uno al otro, el urzita logra desarmar el gigantesco escudo, pero el hábil centurión asesta con su cuchilla de energía una certera puñalada en el abdomen, saliendo una serie de saltos de cortos circuitos, carne quemada y sangre, pero el urzita sigue inmutable como si no le doliera producto de los químicos que tiene para ignorar el dolor, grita para distraer a su enemigo, y logra con su cuchillo energético en su extremidad exoesquelética, apuñalar de vuelta una pierna al shurak quien cae de rodillas. El shurak logra levantarse con dificultad, en eso el urzita logra herirle mortalmente en el pecho con una especie de lanza que sale de su armazón exoesquelético. El shurak sabe que va a morir y en vez de sacarse la gruesa lanza se la asegura a su cuerpo trabando al urzita para inmovilizarlo. Más urzitas se van acercando rodeando al solitario comandante que trata de mantenerse en pie. El urzita nota que no se puede liberar, y en eso, el soldado shurak hace un gesto de risa burlona de satisfacción sacando de su armadura el misterioso aparato que resulta ser una granada de energía iónica, la cual ya tenía activada, la misma emite un pitido que va sonando cada vez más rápido, y una serie de luces se van apagado como un corto conteo regresivo por terminar. «Por el honor y la gloria del shuraks» pensó en su mente despidiéndose del resto de sus camaradas. La granada detona explotando al shurak pero llevándose con él a todos los urzitas incluso al fornido soldado de élite que trató de liberarse en vano. Con su sacrificio le otorgó tiempo a los que protegen el Templo para reorganizar las defensas. Mientras los pocos urzitas que quedaron vivos se replegaron para esperar refuerzos ya que la granada iónica mató a casi toda la avanzada enemiga.
Los seres de energía proseguían su lucha y con ello, las grandes descargas de energía psiónica:
─Crees que eres un dios, ¿de verdad? Estás afectado en tu mente Moloch.
Pero repentinamente Moloch cambia el discurso.
─¿Hermano, crees en verdad que estoy cegado?
─Yo te puedo ayudar, baja tus malas intenciones, hermano ─dijo Moriah.
Moloch baja su guardia y su esencia de energía disminuye, Moriah no percibe las malas energías y se acerca confiado.
─¿Qué harías por mí? ─preguntó Moloch.
─Reflexiona lo que has hecho, puedes reorganizar tu galaxia de nuevo, recapacita tu camino yo te puedo ayudar.
Repentinamente Moloch cambia de nuevo su actitud, era un engaño, ocultó sus intenciones y concentra una gran cantidad de energía psiónica, que sujeta de sorpresa a Moriah, él reacciona demasiado tarde, Moloch le lanza un golpe energético, que afecta a Moriah y comienza a absorber su energía vital.
─Caíste en un viejo truco ─gritó Moloch con una risa burlona de satisfacción─. Tu energía será mía y con ello desaparecerás, yo gobernaré esta galaxia, será mi comienzo, mi reinado, mi estrella negra será el estandarte conocido por todo el universo y verán que soy el único y verdadero Dios.
Mientras Moloch hablaba y se vanagloriaba, un herido Moriah se comunicaba mentalmente con Agel, el rey de los shuraks: «Acciona el arma Agel», ordenó.
Agel transmite la orden al Templo para que activen la secuencia de ignición del arma, unos shuraks científicos combinan una serie de comandos en grandes computadoras que dirigen una secuencia remota al planetoide, allá se despliegan una gran cantidad de grandes cubos de cuarzo y carbono que eran unos gigantescos monolitos ─o megalitos─, que como gigantescas pantallas imprimen inscripciones con brillantez lumínica, los comandos específicos introducidos desde el planeta, los cubos rodean el arma, y comienzan a irradiar energía, la luz, gravedad y radiación electromagnética que había sido previamente extraída de la estrella. Luego, un rayo de gravitón acompañado de radiación electromagnética y plasma caliente se emite desde el arma, que desestabiliza a las naves alrededor tanto amigas como enemigas, el armazón de piedras de carbono encaminan el rayo y son dirigidos a donde está Moriah quien reciben una gran descarga del mismo, como revitalizando momentáneamente su poder, Moriah se levanta y rompe el lazo de energía que lo ata a Moloch que mira incrédulo como el otro ser se libera fácilmente de su atadura energética.
─¡Es imposible! ─gritó Moloch.
Pero Moriah sin perder el tiempo, concentra la energía de nuevo y le dispara una gran mezcla de radiación electromagnética, rayos gamma, gravitón y mucha energía psiónica hacia Moloch, quien es envuelto en dicho haz energético inmovilizándolo, siente una fuerza gravitatoria que lo neutraliza sin poder responder a su ataque, comienza a gritarle a Moriah:
─¡Hermano! suéltame, perdóname por lo que hice, líbrame por favor, ayúdame.
Mas Moriah hace caso omiso y le dice:
─No Moloch, intenté razonar contigo, pero ahora serás enviado a prisión donde estarás atado y no harás más daño. Te enviaré a ti y tus servidores urzitas en ese oscuro lugar, donde penarás sin poder salir por mucho tiempo.
Moriah emite otro rayo de energía el cual también cautiva a la armada enemiga destruyéndola casi por completo, y otro grupo junto a Moloch son expulsados de la galaxia a un lugar muy lejano en el universo. Sin embargo Moloch antes de irse le dice en su mente a Moriah:
─Regresaré Moriah, yo regresaré con más poder y sabrán que soy un dios.
Sin embargo, un líder urzita al ver la situación, tenía un plan alterno y logra escapar al hiperespacio con un grupo de naves, dejando solos a los que no pudo transportar.
─¡Timonel! saca a mí armada de este maldito lugar, vamos al punto de reunión. Transmite este mensaje a lo que queda de flota: «Los espero en el punto de reunión. Moloch por ahora ha sido derrotado». ─ordenó, y saltó al hiperespacio con un remanente de naves cruceros a un lugar desconocido y no le verían nunca más los shuraks.
Los que quedan en el planeta abandonados a su suerte al ser desconectados del nodo central urzita, desvarían sin control, son eliminados fácilmente por los shuraks, sin piedad alguna no dejando ninguno funcionando o con vida ya que quedaron como autómatas erráticos. Los urzitas que lograron escapar se esparcieron por la galaxia, unos siguieron adorando a Moloch en secreto aguardando su regreso, otros se olvidaron y se asimilaron con otros entes primitivos locales generando nuevas razas pero con la semilla de la maldad de Moloch en sus genes.
Moriah moribundo, va al templo en su planeta. Toma una forma humanoide para ser visible ante sus súbditos donde lo espera el alto mando shuraks.
─¡Ganamos su Excelencia!, su plan ha funcionado ¡Tuya es la victoria mi gran señor Moriah! ─aclamó Agel a su señor y haciéndole reverencia con el resto del alto mando shuraks.
─¿Estás seguro Agel? ¿Qué ganamos?, es una amarga victoria ─respondió Moriah─. Estoy herido mortalmente, y pronto desapareceré.
─Mi señor, pero la energía gravitatoria estelar, ¿no le sirvió?
─Lo siento mis queridos shuraks, pero a mi nivel, el golpe de Moloch fue mortal, y no hay nada que puedan hacer, mi tiempo de vida ahora se acortó terriblemente, llegaré a mi fin antes de tiempo. Fui creado para durar muchos eones de tiempos, soy un ser formado de una especie de energía vital, pero tan mortal como ustedes, pronto desapareceré. Pero eso no es lo peor.
Los shuraks miran todos extrañados y contrariados. No esperaban esa respuesta. Pero Moriah continúa:
─Lo que hicimos fue apenas provisional, Moloch fue transportado a la anomalía gravitacional del Gran Atractor, está a 150 millones de años luz de aquí, estará contenido y apresado por la atracción gravitacional por mucho tiempo, pero como todo en el universo, el Gran Atractor experimentará un cambio de inversión magnética que debilitará brevemente el campo gravitacional que lo tiene apresado, y en eso, Moloch podrá escapar y regresará, tomará mucho tiempo, pero incluso desde ahí, podrá reorganizar sus fuerzas y crear nuevas armadas.
»Cuando ese tiempo llegue, no podré detenerlo, porque ya no estaré, me desvaneceré como energía oscura. Ustedes tampoco podrán detener a Moloch, No habrá quien pueda enfrentarlo cuando venga con sus huestes malignas. La estrella que nos proveyó la energía para detenerlo está inestable, explotará en supernova y pasará a ser un agujero negro, con suerte una estrella de neutrones. Este planeta está en ruinas, se destrozará cuando la influencia de la moribunda estrella le afecte. Tengo energía psiónica para mantener cierta estabilidad por un largo período, pero se irá disipando con el pasar del tiempo. Pero lo que más me aflige, lamentablemente es que ustedes pagarán ese destino conmigo, su capacidad de procrear será anulada, fueron creados para asistirme, si yo muero, ustedes se extinguirán antes.
─Mi señor, pero debe haber algo que podamos hacer para impedir que Moloch regrese.
─Ustedes mis estimados sirvientes, no podrán hacer nada, Moloch es muy poderoso, quizás más que yo, lo vi, lo sentí, solo que nos subestimó, y su soberbia fue nuestra ventaja, pero eso no volverá a suceder, él se preparará para ello.
─Milord Moriah, ¿hay alguna otra salida? ─preguntó Agel.
─¡No la hay! ─lamentó el gigantesco ser, pero levanta su cabeza y mira hacia un mapa estelar y caminando hacia la pantalla holográfica, que se enciende vía telequinética y dice─: Tal vez si hay una esperanza, pero para ello debemos preparar una nueva forma de vida inteligente capaz de enfrentar ese destino.
─¿Un ser como usted Excelencia? ─preguntó Agel.
─Sí, un ser parecido a nosotros, alguien que se preparará para enfrentar a Moloch. Yo no puedo crear vida, pero si me dieron el poder de moldearla y manipularla. Hay que actuar rápido ─afirmó.
»Oye bien Agel, hay un nuevo planeta que tiene sembrada la semilla de vida, ahí florecerá la vida inteligente, está ubicado en una estrella blanca estable, muy lejos de este lugar, lejos de las influencias de las anomalías, en la zona habitable del Centauro, se llamará Tzargaria, que en nuestra lengua significa «Jardín», está en el sistema estelar Araah, hay otro que llamé Khalaris, ve y ubícalos en el mapa estelar, haz lo que digo sin demoras. ─señaló hacia el punto dentro del mapa holográfico.
»Su civilización evolucionará rápidamente: en su cultura, en las ciencias, pero para ello; busca las piedras de la súper arma que podrán resistir muchos eones de tiempo, graba en ellas las 7 leyes universales religiosas, las científicas y sociales. Todo el código de comportamiento shuraks les será legado, entierra esas piedras por todo el planeta. Esas enseñanzas les serán útiles a mi sucesor y su gente. Así organizará una fuerza militar para hacerle frente a las huestes enemigas que tendrá que enfrentar en el futuro.
»Agel, escucha bien: Esparcirás parte de mi esencia en el planeta, serán dos tipo de esencia, una que ayudará a evolucionar a los nuevos seres en sus capacidades físicas, aunque no serán como ustedes; pero tendrán mucha salud y mejoras a medida que vayan evolucionando. La segunda es especial, únicamente será para identificar a quien recibirá mi poder.
»Cuando mi sucesor haya tenido contacto con esta esencia especial, me conectaré psiónicamente con el nuevo ser, el circulo será cerrado para iniciar la secuencia de la perfección. Quien me ha de suceder, será una mezcla de vida orgánica como la de ustedes y una parte de la mía, mi esencia mejorará su genética, será superior a todos ustedes, y en el proceso de perfeccionamiento, este nuevo ser, quizás, terminará siendo superior a mí. Tendrá que sobrepasar muchas pruebas, es parte del proceso de perfeccionamiento para trascender a mi nivel.
»Los remanentes urzitas que lograron escapar se mezclarán o asimilarán con nuevas formas de vida, Moloch al contaminar esta galaxia, esparció su esencia maligna, pero mi sucesor podrá exterminar esa asquerosa esencia, y esparcirá la muerte de esas razas híbridas, o bien someterlas a la justicia a quien se la merezca, será parte de su ciclo de perfeccionamiento. Ahora bien mis súbditos, me iré a meditar para minimizar mi agonía y esperar a mi sucesor, sellen el lugar, y vigilen mi templo. No podré seguir facilitándoles el don de la reproducción ya que su esencia de vida, me permitirá meditar y mantener
el lugar hasta que mi sucesor me encuentre, cuando lo haga, yo me desvaneceré.
─Milord, fuimos creados para servirle, la galaxia no caerá en manos del maligno. Los shuraks cumpliremos su voluntad como monjes guerreros que somos. Ha sido un gran honor servirle. ─declaró el Rey Agel.
Lo shuraks cumplieron las órdenes de Moriah: fueron a un protoplaneta, aún en formación, grabaron con sus signos y escritura los monolitos de poder. Una vez terminada la labor, para colaborar con su señor, todos los shuraks se sometieron a un proceso de animación suspendida, su don de procreación fue eliminado para trasladarlo a Moriah, y así mantenerle con vida suficiente, podían vivir miles de años, pero solo quedarían dos shuraks por turno cuidando el templo de Moriah mientras los demás estarían dormidos esperando su turno de guardia, salían del estado de éxtasis y sustituían a los moribundos guardias. Y así, duraron por unos cuantos millones de años hasta que murió el último shuraks como vigía del Templo, esperando al ser que sucedería a Moriah.



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En el texto hay: cienciaficcion, ficcion, aventura espacial

Editado: 07.08.2023

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