─Rojo, es cierto, hay una cápsula de escape, revisé los alrededores pero observé hacia el mar, una nave no identificada viene en camino hacía acá, ya alerté a control pero llegará antes que vengan uno de los nuestros.
─¿Una nave ajena? ─dijo el hombre mayor─. Rojo, ponte a cubierto, todos preparen sus armas, incluso Alina.
Los tzaring sacan sus armas largas enfundadas en las sillas de montar. Rojo observa y resulta ser una nave patrulla frondana que se posa frente a la playa, lanza unos ganchos con cuerdas y recoge la cápsula de escape, seguidamente sobrevuela sobre ellos y lentamente desciende un poco más adelante donde están los jinetes, Maya reconoce la nave y se pone a cubierto detrás de la alazarina que no se mueve para ocultarse.
─¿Que hacen aquí estos frondanos? ─preguntó Rojo seriamente y evidentemente molesto a Maya─. ¿Acaso trajiste más amigos de visita?
Pero Maya con su cara llena de miedo lo niega, y le dice.
─Vienen por mí, por favor ¡te lo imploro!, no me entregues a ellos.
─¡Ya veremos! ─respondió aún más molesto.
La nave abre la portezuela, salen dos hombres, caras conocidas para Maya; eran Karnak Zatú y Krong Horam. Los dos regordetes bajan, el primero denotaba su gordura flácida y el segundo era gordo fornido, bajan por la rampa sobre la arena y se ubican a una distancia prudencial de los jinetes, estos apuntan sus armas a los dos hombres.
─Saludo, estimados señores, soy Karnak Zatú, tetrarca ezrahim de Fronda, y él es mi compañero Krong Horam director de la policía política de Fronda, hemos venido en son de paz, amistad y colaboración. ─dijo el gordo con su voz algo refinada, un poco aguda y clara.
Rojo sale al paso previa advertencia del hombre mayor. Rojo lo tranquiliza porque le dice que él es el único que habla frondano a la perfección.
─¿Qué hacen ustedes aquí y que se les ofrece?
─Señor... Como usted verá, ya me presente, disculpen pero soy un tetrarca frondano participando en una labor de búsqueda y aprehensión.
─¿Búsqueda de que? –replicó Rojo─. Y al parecer, están fuera de jurisdicción.
─Estimado Señor, por favor cual es su nombre, no me gusta dirigirme a alguien sin saber su nombre, no me es cortés dirigirme así a un interlocutor. ─Exclamaba Karnak con su peculiar hablar refinado y algo lisonjero, lo que no captó era que esa forma de hablar no era bien vista entre los aleshianos.
─Rojo, así me llaman por aquí—contestó a secas—, ahora, sea claro ¿que hacen ustedes por aquí?, están fuera de su zona y límites. ─reclamó Rojo.
─Señor Rojo, ¡vaya que mote!, permita que me explique, si también me permite que nos acerquemos para poder comprendernos mejor.
Rojo le hace una seña para que se acerquen más, y le ordena a los demás que bajen las armas, lo cual hacen pero manteniendo los ojos atentos, Karnak Zatú avanza seguido de Krong Horam y dos guardias frondanos desarmados que bajaron luego a acompañarlos.
─Señor Rojo, como le decía, nosotros somos de Fronda, estamos en una labor de búsqueda de una peligrosa fugitiva que escapó de nuestros controles, ayer dimos con la nave donde estaba escapando, la seguimos, y la derribamos, la misma amarizó y se hundió.
Maya al escuchar trata de contener su furia, pero estaba esposada.
─¡Esta bien!, ¿y eso que tiene que ver con nosotros? ─preguntó a secas Rojo.
─Señor Rojo, creímos que estaban todos derribados, pero en un video de nuestra nave, logramos ver que antes de caer, soltaron una cápsula de escape, y la traza de la misma según nuestros rastreos, daban curso a este lugar ─explicó Karnak, pero cuando levanta su mirada, ve y distingue a Maya que trataba de ocultarse detrás de lomo de la alazarina─. Señor Rojo pero ustedes ya la capturaron. ─Observó visiblemente emocionado al ver a Maya esposada.
─¿Es ella, y que quieren? ¿Que se la entreguemos a ustedes?
─Señor Rojo, ella es una peligrosa delincuente, agredió a varios oficiales de policía, fomenta el desorden público y conspiró contra el estado frondano, me alegra que la hayan podido capturar, ahora si bien pueda usted obrar, agradecería que no las entregue para quitarles ese peso administrativo de encima y de tener que lidiar con una peligrosa delincuente.
─¡Esperen un momento!
Rojo se dirige en aleshiano al jinete que salió a explorar, este le dice que encontró solo la cápsula de escape sin mayor incidentes, en eso va a donde esta Maya y oculta detrás del lomo de la alazarina le pregunta mientras le revisa las esposas.
─¿Es cierto lo que dicen?, ¿se te acusa de todos esos crímenes?
─Es cierto, pero ellos mataron a mi padre, tengo pruebas de ello, mi padre era amigo de quien vengo a buscar, ellos quieren impedirlo. Me están acusando de diversos crímenes, en verdad si me entregas ellos me matarán.
─Me dices que tu padre fue asesinado y el era amigo de Abner Bani, dices que él puede probar que ellos mataron a tu padre.
─Así es, si me entregas me matarán, prefiero ir a sus prisiones y no la de ellos, quizás no llegue a Fronda, y me tiren al mar, te lo suplico por favor, no me entregues.
Rojo mira a Maya que tiene una cara aterrorizada, mira al otro jinete mayor quien también muestra interés por la frondana, mira a Karnak Zatú y a Krong Horam que esperan como ansiosos.
─Debes estar muy desesperada para querer ir a una de nuestras prisiones.
Luego camina al otro jinete, el de mayor edad, y hablando entre ellos para que no les escuchen le dice.
─Dame tu opinión. ¿Que es lo que crees? ─preguntó en voz baja.
─Puede ser una espía, y como la agarramos, quizás vienen a rescatarla, o tal vez ella tenga razón, yo no decido por ti, pero yo, siendo tú, me quedaría con ella para interrogarla más adelante. ─respondió susurrando a Rojo.
Rojo queda pensativo, mira al comandante tzaring como estando de acuerdo con él y se ingenia rápidamente una respuesta hacia los frondanos, camina pensativo hacia los dos funcionarios extranjeros y les dice.