─¡Que se levanten los acusados! ─vociferó el juez militar.
Ariel Ishar y Mogul Yaneo se levantan ante un estrado rodeado de tzaring de altos rangos, estaban siendo juzgados de forma expresa acusados falsamente por diversos delitos que ellos no tenían nada que ver.
─Ante los alegatos presentados, este tribunal ha tomado decisión ─dice el juez mientras recibe una carta de parte de unos miembros militares que hacían de jurado. El viejo juez, que estaba vestido con su uniforme negro de gala, y con una severa mirada lee con su vista la carta.
─Abogado Enán, ¿qué pasará con nosotros? ─preguntó Ariel.
El jurado no era imparcial, obedecía órdenes superiores del alto mando militar tzaring liderado por Vlad Zacai, y los acusados no esperaban una grata noticia, a pesar que Ariel preguntó al doctor Ahira Enán sobre el posible veredicto.
─No sé que pasará ─dijo el viejo abogado mirando de forma indiferente y añade─, esperemos que dice el juez.
El juez mira a todos en la sala, su mirada severa helaba a los acusados y les dice:
─Este tribunal, declara que por los cargos de encubrimiento y ayuda a prófugos de la justicia: culpables. Por el cargo de entorpecimiento de la justicia: inocentes. Por el cargo de insubordinación: culpables, ahora bien procederé a dictar la sentencia.
El juez vuelve a mirar su escritorio y realiza una serie de anotaciones que duran unos eternos segundos, al terminar vuelve a mirar a los acusados.
─Por el cargo de encubrimiento y ayuda a prófugos, se les conmuta la pena por el tiempo que estuvieron en prisión preventiva, ya que el delincuente perseguido que responde al nombre de Maya Groi, el informe dice que fue dada de baja cuando huía por el Mar Angosto; por el cargo de insubordinación, ya que en el tiempo en prisión preventiva se portaron bien y no mostraron indisciplina, les doy una condena de 5 años, pero estarán en libertad bajo palabra bajo régimen de presentación semanal. Si faltan a dicha presentación, se considerará causal para llevarlos detenidos y procesados como descastados a las colonia prisión de las minas de Khalaris, ¡He sentenciado! ─El juez golpea firme su mazo dando a entender que el caso está cerrado.
─¿Doctor Ahira esto es bueno o es malo? ─preguntó extrañado Mogul Yaneo.
─Es lo mejor que puedo conseguirles, ahora, déjenme hacer las labores administrativas para que los liberen, esperen a que me entreguen la copia de la sentencia firmada por el juez, y las boletas de excarcelación de ustedes dos.
Un tzaring llega y desata las esposas de Mogul y Ariel, quienes son conducidos a una sala de espera, los dos mientras caminan no pronuncian palabra alguna como esperando con que noticias vendría el abogado Enán. Al sentarse uno al lado del otro Mogul, inicia el diálogo.
─¿Cómo te sientes?
─Aún estoy con los dolores, me golpearon mucho para sacarme información que no tenía.
─De nada sirvió, la Doctora está muerta, y el Doctor Groi asesinado.
─¡Calla!, si nos escuchan hablando de esto capaz y nos meten de nuevo en la cárcel. ─Ariel miraba con nervios a ambos lados.
─Ya estamos en ella, solo que estaremos en casa vigilados. ─reflexionó Mogul.
─¡Mogul, los odio!
─Ariel, te acompaño en tu sentimiento, pero no podemos hacer nada.
─Algo debe pasar.
─Esperemos las acciones de los políticos opositores.
─¡Bah, no harán nada! ─refunfuñó molesta Ariel, quien se levanta del banco con los brazos cruzados y expresión de rabia acumulada─, ellos no harán nada, solo son miedosos, ya deben estar pactando algún acuerdo con los golpistas.
─¿Y que podemos hacer Ariel?
─¡Luchar!, los chicos están luchando montando focos de resistencia, se han apartado de la dirigencia de los partidos.
─Ariel, te respeto, pero tengo familia, tú también tienes familia, un hijo, eres la esposa de mi hermano. ¿Que dirá él al respecto?
Ariel se queda pensativa y no pronuncia más palabras y Mogul sigue.
─Ariel te recomiendo que dejemos todo atrás, volvamos a lo nuestro, busquemos un nuevo trabajo, yo me iré a Kuras, llegaré a mi casa, abrazaré mis hijos, mi esposa está afuera y me iré con ella.
─¿Abandonarás todo?, ni por la Doctora Maya.
─Entiende, ya murió, tomaron el poder, solo quiero ya estar tranquilo en mi casa, le rogaría a mi hermano que te llevase a Kuras, allá estaríamos más tranquilos.
─Mogul, haz lo que quieras, pero yo me quedaré en Fronda, esta gente me las tendrá que pagar de alguna forma, contribuiré con la resistencia.
─Ten cuidado cuñada, ¿acaso participarás en acciones de guerrilla urbana?
──No lo sé Mogul, pero si ayudo a alguien que entorpezca a estos malditos esbirros, me sentiré satisfecha y aliviada.
─Espero que sepas lo que haces. Lamento no estar de acuerdo contigo, pero mírame, soy solo un científico, no tengo habilidades de guerrero, por algo soy tejnik, no soy tzaring.
─Para luchar por la libertad, no importa de la casta que pertenezcas o quien seas cuñado.
─Insisto Ariel, mírame, soy un hombre bajo, rechoncho, no podría correr para huir, y debo cuidar y mantener a mi familia, sino fuera por la colaboración del Doctor Karnuc que contrató al Abogado Enán, aún estuviésemos adentro. Así que está decidido de mi parte, volveré a Kuras, ayudaré pero desde la ciencia, no de forma armada.
La conversación es interrumpida cuando el Doctor Enán sale de una puerta, con las dos boletas de excarcelación.
─¡Chicos! ─el viejo abogado les entrega las boletas─, tienen su pase de salida, miren, solo pórtense de forma que no llamen la atención, el juez tuvo lástima de ustedes dos, o bien tienen a otros más pesados a quienes echarle mano. «Son solo dos científicos en el lugar y momento incorrectos», es lo que me dijo el juez al momento de entregar sus cartas de salida.
─Doctor Enán, pero nosotros no hicimos nada malo, y nos declararon culpables.