─¡Atención tropa, saludo a su Majestad El Rey Mija! ─gritó el General Acab a la gran parada militar en la base aérea de Kund"Nar.
El Rey sale de su nave caminando con un bastón, muy despacio y ayudado por su personal médico, viene acompañado de su séquito conformado por otros ministros o visires, guardia de custodia y un personal médico que lo atendía.
Las condiciones climáticas y ambientales que predominaban en la ciudad, era una fuerte brisa y una llovizna enfriaba el ambiente, producto de la entrada del invierno, Kund"Nar era una región no tan desértica, la ciudad estaba rodeada en la parte sur, por una pequeña pero no tan altas elevaciones montañosas que no excedían los 30 metros sobre el nivel del mar, y algo templada, al estar a las orillas del gran Océano del Norte por la época; estaba llegando un frente frío que provenía de las regiones polares septentrionales, y refrescaban por un corto tiempo a la provincia y la ciudad, pero esto no era un buen síntoma para el Rey Mija por su delicado estado de salud.
─Sáquenme rápido de este lugar ─ordenó el Rey con su debilitada voz.
El Rey Mija es conducido rápidamente hacia la caravana de vehículos que lo llevaría desde la misma pista de aterrizaje hasta el palacio feudal del Conde Falid. En el vehículo lo esperaba el Gran Visir Nadeem Arbid y el General Acab.
─Este clima está muy frío ─dijo el Rey tosiendo.
─Majestad, debió esperar un poco que las condiciones mejoraran.
─No podía esperar, y mi hermano pudriéndose en su ataúd ¡No! Yo debo ir a sepultarlo y cumplir con mi promesa.
─Todo lo tengo preparado Majestad, lo hemos hecho en tiempo récord. ─informó el Gran Visir Nadeem.
─¿Y mi hijo?
Llegará esta noche ─contestó el General Acab─, su nave está entrando en órbita segura en dirección para esta ciudad y no para la base Rey Ezra.
─¿Y el resto de la nobleza?
─¡Completa! Ahora solo falta su hijo como ya le informé.
─Muy bien, cuando llegue Vhalir, quiero conversar con él; pero ahora debo ver a mis sobrinos.
─¡Estamos en camino Su Majestad!
Al pasar el rato, el Rey llega al palacio feudal, y es recibido con los honores debidos, los hijos de Falid están como dicta la tradición, en la sala del trono recibiendo las visitas. Al llegar el Rey, Enor y Alina le reciben con reverencia.
─Su Majestad, gracias por venir. ─contestó agradecido Enor.
─¡Majestad! ─interviene Alina─: Estoy igual agradecida como mi hermano por su presencia.
─Mis sobrinos queridos, en este momento de dolor, es lo menos que puedo hacer por ustedes, después de Vhalir, ustedes son mi familia, parte de la casa de Reuben, llevan ustedes también el apellido Khandir.
─Su Majestad, por favor siéntese en el trono de mi padre, para presidir los servicios.
─¡De ninguna manera!, hoy vengo como el hermano de Falid, me sentaré con ustedes, y el trono estará vacío por respeto. ¿Y son todos ustedes? ─hablo el Rey con su debilitada voz.
Alina y Enor se miran el uno al otro extrañados, pero el Rey prosigue:
─Chicos, sé que ustedes son los hijos oficiales de los matrimonios de Falid, pero seamos claros, su padre claramente sé que tuvo más hijos, ¿Acaso no les dijo nada?
─¡No Majestad!, mi padre no nos habló de ello. ─respondió Enor.
El Rey mira desconcertado y responde:
─Siento que sea yo quien se lo diga, pero su padre me comentó que tuvo más hijos, quizás más de diez, o quince, recuerden que su padre era muy prolífico, yo creía que él los había reconocido y estaban aquí presentes.
Alina le contesta:
─Gracias tío, nuestro padre estaba enfermo y había perdido la lucidez, solo la recobró un día antes de morir ─Alina se le salen las lágrimas la cual es abrazada por Enor para consolarla, sin embargo ella termina─. Mi padre tal vez nos lo diría, quizás pensó que tendría tiempo para ello.
─Su padre era algo misterioso; pero ahora, ─mirando a Enor le dice─: tú serás el conde, y debes enfocarte a encontrar a tus hermanos, ellos son Khandir, no reconocidos, ni te sustituirán en el trono del feudo, porque yo te reconoceré a ti nada más, pero son tus hermanos, y mis sobrinos.
─Tío, lo haré, me enfocaré a averiguar quienes son mis hermanos.
Ahora bien, recibamos a los nobles con las condolencias, todos esperan en otra sala.
El Rey ayudado por Alina y Enor, es llevado a una silla pequeña como cualquier otro y se sienta al lado de sus sobrinos. Enor da la orden para que se abran las puertas y pasen los nobles que previamente habían pasado antes; pero esta vez a darle los saludos de condolencia al Rey por ser su hermano, la única casa que no había presentado los respetos a los hijos de Falid, era Ismail. Pero éste, es el primero que pasa a la sala junto a su esposa Fatimya y su hija Shara.
─Mis condolencias Su Majestad, también para ustedes: Enor, Alina... ─proclama Ismail.
─Por favor reciban mis condolencias por su pérdida ─secunda Fatimya.
Se estrechan los abrazos y Alina mira con cierto recelo a la familia, con su mirada salvaje le clava los ojos a Shara, y esta también la ve con seriedad, cuando toca el turno Shara y Alina se dan un frío saludo y se miran fijamente.
─Alina, cuanto lo siento ─dijo con seriedad Shara.
─Está bien, te lo agradezco. —respondió con sequedad.
─Enor mis condolencias, tenía tiempo sin verte y me pesa verte en este mal momento.
─¡Shara querida! ─Enor abraza con emoción a Shara─. Tanto tiempo, gracias por acompañarme.
Alina nota cierta afinidad de Enor con Shara, esto se debía a que a diferencia de la relación de rivalidad que tenían con Shara, la relación de la noble con Enor era de amistad. En el pasado Enor cuando iba a Nol"Har por compromisos de su padre y coincidía con Shara, eran los amigos de compras y de chismes. Alina siente una incomodidad pero decide pasar por alto la situación.