─¡Estamos llegando! ─dijo Abner.
─Bien, estaciona al frente, ya todos los cuerpos de seguridad saben que deben dejarnos paso ─dijo Vhalir.
─Alteza ─interrumpió Abner─, a partir del momento que ustedes bajen este vehículo, estarán solos, a nosotros nos detendrán y nos meterán presos. Conociendo al General Acab, la pasaremos muy mal en la cárcel.
─Discúlpanos por haberlos metido en esto Abner. ─Se excusó Vhalir.
Abner mira a la pareja y les dice:
─Alteza, somos un equipo, somos los duros del desierto aleshiano, estamos acostumbrados a esto y mucho más, solo haga que valga la pena, yo ya cumplí con mi parte en esto.
Pero Maya contesta sollozando:
─Abner, Moel, los van a encarcelar por mi culpa.
─Doctora ─interrumpe Abner─, usted no sabe la satisfacción que tengo de hacer quedar mal al General Acab, ese maldito viejo doble cara, como me contenta que no haya podido cumplir sus órdenes, o al menos retrasarlo; pero le hice quedar mal ante los demás de la Guardia Real. No sabe cuanto lo odio, y si hoy me torturan, sufriré con gusto los golpes que me den, así que ustedes logren aclarar la situación ante el Rey, lo harán por nosotros, y será otra molestia más al general Acab porque si ustedes logran salir de esta juntos, nos tendrán que soltar. ─explicó con una sonrisa el Coronel Abner─ ¡Ahora, bajen ya! que la cena en la cárcel no la sirven tarde.
Vhalir abre la puerta y sale con Maya, el vehículo arranca y es detenido más adelante. Abner y Moel son apresados, golpeados y esposados, Maya observa a la pareja de soldados como se ríen de sus captores mientras son introducidos en otro vehículo para ser llevados a una cárcel cercana.
Vhalir toma un correaje de su traje espacial y lo ata a Maya para tenerla con ella y le dice:
─Maya esto es para que no nos separen. Por otra parte debo decirte algo, ¿sabes quien dudaba de ti? ─Vhalir le cuenta mientras caminan por el pasillo de entrada y los soldados no se le acercan porque el Príncipe anda armado y les apunta.
─¿Abner?
─Si, desde el primer día que te vio, sospechaba que eras una espía que quería matarme, o bien, hacerle daño a su padre, ahora mira lo que está haciendo por ti.
Maya se queda callada, y mientras caminan generan un alboroto en el atrio de entrada del palacio y un guardia los recibe.
─Alteza, por favor baje esa arma.
─Escucha bien, ¿donde está mi padre?
─Alteza por favor, están en descanso, todos los nobles que están pernoctando aquí en este palacio, están en sus habitaciones, no se va a hacer ninguna cena grupal por respeto a la memoria de su tío.
─¡Perfecto!, llévame a donde está mi padre, no me engañes y la chica va conmigo.
El guardia que era un teniente va adelante y en eso llega otro oficial de rango de capitán y le dice al príncipe:
─Por favor Alteza, su padre está en el atrio del despacho del trono, junto a sus primos conversando. Pero su padre está algo enfermo.
─¡Llévame allá! —ordenó.
A medida que Vhalir avanzaba, más guardias se iban poniendo detrás de ellos, porque él cargaba un arma apuntando a todos, impidiendo que le echaran mano a Maya. Finalmente llegan a una sala contigua a donde se encontraba el Rey Mija junto a Alina y Enor. Se escuchan ruidos y era porque unos soldados le exigían a Vhalir que soltara el arma, no le apuntaban con la de ellos pero no se quitaban del paso.
─¿Ay, pero qué sucede allá afuera? ─exclamó exaltado Enor al escuchar los ruidos.
─¡Déjenme averiguar! ─dijo Alina levantándose de la mesa.
El Rey extrañado que nadie le informara cree suponer lo que ocurre, porque escucha y reconoce los gritos de Vhalir exigiendo que le abran la puerta, nadie le había informado de lo ocurrido en la base aérea, ni sabía que Vhalir venía con Maya, el General Acab no pudo hacer llegar la información a tiempo.
─¡Apártense de esa maldita puerta! ─gritó Vhalir encolerizado.
─Alteza, entregue el arma y le abro la puerta ─respondió el oficial de la guardia encargado de custodiar a el Rey.
Pero Alina abre la gran puerta de par en par y el Rey mira a su hijo con el arma en la mano, lo cual hace que se levante.
─¿Pero que sucede aquí?, por la Deidad Suprema, estamos en duelo y este alboroto.
Todos se inclinan ante el Rey, incluso Vhalir y Maya hace lo propio también. Vhalir levanta la cara y mira a su padre.
─Padre, debo hablar contigo urgente.
─Hijo, llegaste, pero..., ¿por qué este escándalo? ¿Y dime qué hace esta mujer aquí?
─Padre, ya la conoces, ella es Maya, Maya Yrena, la mujer a la que le otorgue protección real, ¿Por qué ordenaste que la arrestaran?
─¡Guarda esa arma!, entra y cierren esa puerta de forma inmediata.
Alina y Enor se quedan mirando estupefactos como Vhalir protege a Maya.
─¿Ella es la tal Maya? ─pregunta Enor susurrando a su hermana.
─Ella es, ¿no es muy hermosa?
─El primo se volvió loco, creo que hay mejores, además ella es extranjera, es lo único que te puedo decir, pero yo no me pondría así por nadie.
─Nunca te has enamorado.
Vhalir baja el arma y entra con Maya, los soldados quedan a la expectativa y el Rey ordena de forma tajante:
─Sobrinos, salgan y déjenme solo con estos dos, que nadie nos moleste, absolutamente nadie.
Enor y Alina salen de la sala, ella mira a Maya y le guiña un ojo con satisfacción. Las puertas se cierran, los soldados y otros miembros de la corte que estaban cerca se acercan para ver que ocurre, ninguno era de las casas de los altos nobles a excepción de Alina y Enor, ya que todos los demás estaban retirados en otro edificio del palacio en el edificio de los huéspedes.
─Nadie entra hasta que el Rey lo ordene ─advirtió Alina.
Los soldados se ponen en custodia y se plantan a la espera de órdenes. En eso viene llegando el General Acab.