Crónicas Tzargarianas I: El Albor De Un Imperio

Capítulo 74: La Maldad En Forma Humana.

¿Existe la malignidad encarnada o bien, solo el mito qué se genera en base a ello?, Ramiz, el hombre que gobernaba a su antojo la República Koraliana, adorado por muchos de sus coterráneos y odiado por otra gran mayoría. Este hombre movía su cetro de mando a su antojo para marcar la historia de su nación a fin de que se moviera al ritmo de su compás.

Nacido en la provincia de Vivlic al este de Koralia, de una familia empobrecida, cuando el continente de Koralia aún estaba dividida en varias naciones y ciudades estados independientes, el pequeño Ramiz tuvo una infancia relativamente complicada por las enfermedades que de niño le afectaban y el trauma de su infancia originado por el carácter violento de su padre que además era un alcohólico empedernido, porque lo culpaba permanentemente a él y a su madre por los rumores infundados de que ella era una adúltera por trabajar en una cocina pública de un hotel de baja categoría en la ciudad portuaria de Vivlic.

Agobiado por las frecuentes escenas de violencia doméstica, su padre de la casta ezrahim, ejercía la profesión de zapatero, era un hombre mayor en edad en comparación a su madre que era mucho menor que el padre de Ramiz, ella era una joven muy hermosa, era el motivo de los constantes ataques de celos de su esposo. El pequeño Ramiz se desesperaba por los continuos maltratos que su padre ejercía sobre su indefensa madre, hasta que un día producto de la ingesta alcohólica, su padre cayó enfermo y murió de una posible cirrosis, lo que dejó a su madre desprovista de un ingreso para proveer a su hijo de las necesidades familiares ya que su sueldo de cocinera no le era suficiente para sobrevivir en la costosa ciudad.

Con solo diez años, el niño Ramiz se mudó con su madre a una población lejos de la costa. Su madre quería quitarse la fama de adúltera que su esposo había regado por toda la ciudad. Llegan a una zona rural en otra nación autónoma de Koralia, Ramiz conoció la vida de otra forma, admiró los paisajes de la tundra, la nieve y conoció la borrasca propia de la zona de montaña que también tenía bellos lagos formados de antiguos glaciares de una edad de hielo del remoto pasado. Como adolescente se interesó en escribir poesía, estaba seguro que al momento de elegir su casta, se decantaría por seguir la misma de su adorada madre, y con el apoyo de ésta y de sus abuelos maternos, entró a unos cursos de expresión poética que impartía en su escuela rural, llegando a ser publicada algunas de sus prosas en el periódico local.

Para ese entonces el continente de Koralia, aún era una serie de naciones o estados federados independientes uno del otro, desde la caída del Kohanato, cada nación obtuvo su independencia en un lento proceso a medida que el Kohanato iba en decadencia, logrando el término final cuando la última provincia expulsó a las últimas autoridades laishanas en el frío continente. Por años, cada provincia se mantuvo independiente con eventuales conflictos regionales, vivieron unas eras de paz, llegarían otras eras de guerras, pero no tenían en sí una sólida unidad política. La provincia de Martund, sería la entidad territorial más importante del continente con una notable influencia en el resto de las demás provincias koralianas.

Un día, un hombre en otra provincia, llamado Ninle, se hizo con el poder de su provincia, creyó firmemente unificar a todas las provincias autónomas koralianas iniciando una guerra civil. La ideología que movió a su empresa guerrera se llamaría «La Revolución Unificadora», fue el estandarte usado en su campaña de anexión, la cual fue ganando poco a poco en una cruenta guerra militar bajo una nueva ideología de un estado social colectivo. Ciudades autónomas y naciones tras naciones fueron cayendo una a una bajo la bandera de Ninle y su revolución. La provincia donde vivía Ramiz, no escapó a la ocupación militar por parte de los revolucionarios que buscaban expandir su influencia en someter a la nación bajo un solo mando. La llegada de este ejército en su pueblo de residencia, causó un gran impacto en su mente al ver a los soldados tzaring revolucionarios tomando el poder e imponiendo el orden en aquella remota y rural ciudad de campesinos y pastores, alejada de toda civilización que vivían sometidos a frecuentes asaltos de bandas criminales locales y foráneas. Con la llegada de estos soldados y el nuevo orden, lograron someter a los delincuentes y eliminarlos con la pena de muerte y altas demostraciones de justicia «revolucionaria».

Ramiz al ver estas acciones y al no tener un padre como guía, acudía a pedir consejos a un kohanita local, un hombre llamado Karoan Sader, que duró poco tiempo ya que tenía fama de apóstata de la religión tzargariana, y a la vez tenía ciertos arranques de fanatismo religiosos paganos, al estar envuelto en una relación con una mujer conocida como la «bruja del pueblo», este kohanita un día fue sorprendido por Ramiz causando sufrimientos a unos animales domésticos y este le dijo para justificar su acción, que estaba practicando como iban a castigar a unos delincuentes capturados por la milicia tzaring revolucionaria.

El líder religioso local un día desapareció, pero inculcó a Ramiz un retorcido sentido por la justicia, al momento que unos delincuentes de una banda de ladrones fueron capturados y al llegar su momento de ser ajusticiados, Ramiz ya de edad adolescente, aprovechó para pedirle permiso al comandante local para propinar un castigo ejemplar e infringirle daños a aquellos infortunados ladrones. El chico golpeó repetidamente en la plaza pública a uno de ellos con un mazo en el cuerpo y finalmente en la cabeza, provocando la muerte del preso con un gran dolor y sufrimiento, tanto así que los mismos soldados se horrorizaron y lo detuvieron por aquel hecho, Ramiz fue detenido pero inmediatamente fue liberado por las súplicas de su madre con una recomendación de ser reeducado.

Sin embargo Ramiz, a pesar de los consejos que recibió de los militares de que no actuara de esa forma en el trato inhumano que quería hacer a los presos, le llamó la atención la forma de la organización castrense de aquellos hombres desechando de forma inmediata aceptar la idea de seguir las enseñanzas de poesía y letras, sorprendiendo a su madre al preferir la casta tzaring en el momento de cumplir la edad para seleccionar su casta.



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Editado: 07.08.2023

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