–Majestad, los informes dicen esto, han sido pocos en principio, pero han aumentado los números estas últimas semanas.
Vhalir en su despacho toma con sus manos, el informe que le muestra un asesor militar, reunido con el alto mando.
–¿Van en aumento? ¿Cuántos detenidos?
–Majestad, al principio fueron unas que otras embarcaciones dispersas, luego empezamos a ver pequeñas naves aéreas que pobremente llegaban con dificultad terminando de amarizar en medio de mar.
–¿Detenidos?
–Mi Rey, nosotros hemos cumplido la orden que dejó su padre, la cual no ha sido ni ratificada ni tampoco revocada por usted.
–¿No hay vivos?
–Majestad, pero ¿cómo trataremos a los frondanos?, la diferencia cultural es grande, nos consta que muchos llegan con lo que tienen en la mano
El Rey se pone pensativo cerrando sus ojos y le pasa una palabra por la mente: «Maya»
–Mayor Negus, enviaré a mi esposa que es de origParte sin título 88en frondano a enfrentar esta situación, ella conoce a los frondanos, pero a la vez tenga en cuenta que a ella la intentaron matar dos veces, por lo tanto, a parte de mi seguridad que está asignada a ella, usted apoyará y redoblará el cordón en torno a la reina ¿Me ha entendido?
–No tiene ni que decirlo Majestad, cumpliremos de acuerdo a sus deseos.
Maya cumplía su rutina como esposa del rey, sus deberes ahora eran de ser la reina consorte y estaba más enfocada a las acciones protocolares, de asistencia, de eventos relacionados a lo estético del reino, de ayuda a los pobres entre otras cosas. Alina le acompañaba en esos momentos porque a pesar que Maya casi dominaba el aleshiano a la perfección, había algunos modismos que no entendía y Alina le ayudaba a comprenderlos, mientras Vhalir seguía en su despacho, Maya se desocupó más temprano y de vuelta con Alina al palacio, llegan juntas a unos de los diversos jardines colgantes que adornaban la inmensa construcción dorada piramidal del Palacio de Gobierno, donde se detienen a tomar unas bebidas frías al aire libre.
La rubia cabellos plateados toma un sorbo y se queja de que está muy fría la bebida poniendo su palma en la frente, al reponerse la contesta.
–Sí, hay un chico que me llama la atención, pero lo tendría que apartar del tzaring, es un marino, tengo miedo que no funcione.
–¿Es apuesto?
–Es más chico que yo y me da miedo.
–¡Yaacov!
–Pues no seas tonta, ve por Yaacov y no dejes de perder el tiempo, él quizás sea quien te domine y aplaque ese indomable espíritu que tienes tu hermanita querida. Anda cásate, quiero ser tu madrina Lo celebraremos en grande en el palacio.
–¿Pobre de él, sabes lo que tiene que pagar de dote la familia de Yaacov por mi?
–Le prestamos el dinero y así quedará en deuda contigo por siempre.
–¡Por los matrimonios! –Alina levanta su vaso para brindar con Maya.
–¡Por tu felicidad! –respondió la reina.
Maya ríe profundamente a carcajadas y Alina también. En eso llega un mensajero.
–¡Alteza y Excelencia, el Rey solicita de su presencia.
Maya y Alina se miran la una a la otra y deciden ir a la presencia de Vhalir. Extrañadas las dos chicas, llegan ante el Rey que se encontraba con el Mayor Negus, un hombre de piel oscura con una mirada y un rostro de pocos amigos.
El Mayor saluda con reverencia a las nobles y Vhalir prosigue.
–Maya, hay una situación en la isla, recuerda que esta isla pertenece exclusivamente a la Corona, y está geográficamente como ya sabes en medio de Aleshia y Fronda.
–Lo sé mi Rey –contestó Maya– ¿Qué ocurre?
Vhalir le explica lo sucedido y le dice:
–Quiero que vayas allá y veas a tu gente, ya hay unos campamentos de refugiados de transito, pero quiero que sepas que todos deben ser deportados –dijo Vhalir con un tono desinteresado mientras firmaba un documento para dar la comisión a su esposa
–¿Todos? –respondió Maya sorprendida.
–Así es Maya, no podemos tener refugiados en nuestra nación, eso significa gastos para la Corona, además que nos podrían meter espías, hemos evaluado la situación y sabes que primero es la seguridad del reino.
–Vhalir, pero es mi gente, no me hagas actuar contra ellos de esta forma –suplicó Maya algo alterada.
Vhalir se levanta, y solo estaban Maya, Alina, el Mayor Negus y el General Joab.
–¿Llegan aéreas también?
–Mayor Negus, explíquele a mi esposa el detalle.
–Mi Reina –Negus le saluda con la reverencia militar y con su gruesa voz le explica a Maya–, han llegado varias embarcaciones y naves, pero en muy malas condiciones, todos salen en lo que pueden venir.
–¿Cuánta gente tienen retenidas allá Mayor? –Pero Maya también mira a Vhalir, sin embargo el Mayor responde:
–Hasta ahora tenemos contabilizadas más de tres mil personas Majestad y en aumento.
–¿Desde cuándo? –preguntó Maya exaltada y con tono de molestia.
Vhalir le levanta la mano en señal que se calme y le permite al Mayor que le detalle.
–¡Majestad! –dirigiéndose a Maya–, es desde hace unas semanas. Los tenemos en un campamento y por eso estoy informando directamente al Rey para que decida las acciones a tomar.
En eso Vhalir dice:
–¡Vhalir por favor! ten piedad de esa gente, yo misma me encargaré de ellos.