Crónicas Tzargarianas I: El Albor De Un Imperio

Capítulo 112: Batalla final por Rey Ezra.

Uziel Ahías, veía como las navíos de combate estaban haciendo movimientos contra la colina que daba al mar de la base, sin dudas se preparaban para la invasión, un desembarco nocturno y una escalada, Moani le dijo:

─Capitan Ahías, apenas tenemos municiones para unas pocas horas, eso si no reinician los ataques de artillerías desde los barcos fondeados en el golfo o desde alguna batería misilística en tierra.

─Teniente Moani, usaremos una táctica de ataque y movimiento, lance unas rondas de las cargas explosivas de morteros contra nuestros enemigos y mueva la artillería ligera para otro punto, no vaya a ser que calculen nuestras posiciones.

─Capitán, ¿por qué no usamos algunas naves aéreas?

─Tienen baterías antiaéreas, y curiosamente no tenemos pilotos de bombarderos, todos están en Nol”Har apoyando la incursión aérea de Daniel.

─¿Tendremos oportunidades?

─No lo sé, pero por lo menos hoy no tomarán esta base, le daremos más tiempo a Nol”Har. Teniente, tiene sus órdenes.

─¡Entendido Capitán Ahías!

─Sargento Ron, despliegue vigilancia permanente y vigía a la ladera norte, si se mueve una sola hoja me informan.

─¡Entendido Capitán Ahías!

En eso, otro soldado le informan que lo llaman por la radio comunicaciones.

─Capitán, le llaman de Rul”Nar, es de parte del Conde Ahmed.

─¡No hagamos esperar a su Excelencia!─ bromeó el capitán.

Uziel se llega hasta la radio, y se pone al habla

─Aquí el comando de la base Rey Ezra, ¿con quién hablo?

─Soy el Conde Ahmed ¡Identifíquese! ─dijo la voz del noble.

─Soy un Capitán de la Guardia Real de su Majestad, es lo que necesita saber, señor.

─Capitán de la guardia real, le hago este llamado para que deponga las armas y entregue la base, tienen plazo de una hora o comenzaremos un bombardeo incesante hasta que depongan su actitud rebelde. por el bien de sus tropas le doy esta orden ya que soy un señor feudal.

─Excelencia, me disculpa pero yo sigo las órdenes directas del General Joab. por ello le exijo la deposición de su actitud hostil hacia esta base de su Majestad, la reina Maya.

En la radio se escuchó un gesto de molestia por parte de Ahmed.

─Maya no es ninguna reina de Aleshia, el rey es Enor antiguo Conde de Kund”Nar es quien usted ahora debe servir. si no entrega esa base, tengo información que una fortaleza marina está en curso hacia acá para apoyarnos desde el aire y ustedes no podrán resistir por más tiempo. Serán juzgados por traición al Rey.

─Excelencia, me da mucha pena escuchar eso, pero ya tengo mis órdenes, pero antes colocaré cargas explosivas en los hagares de las naves bombarderas que creo, ustedes necesitan, podrán tomar la base pero no su botín preciado, señor.

Ahmed tira el comunicador y se desconecta furioso y les dice a sus generales.

─Inicien el ataque, pero con cuidado, ¿el equipo élite está listo?

Un general le dice:

─Señor, conseguimos los planos de la base, creemos que ellos están agrupados en la entrada principal y en los limites de la colina, pero no creo que tengan mucho personal. Iniciaremos el ataque y un equipo de élite subirá por la colina para neutralizar sus fuerzas, una vez dentro abrirán las puertas principales y otro equipo se encargará de tomar los aviones bombarderos. Mientras la infantería y los acorazados intentarán subir la carretera principal, lanzaremos bombas para eliminar los obstáculos que no nos dejan subir.

─¡Procedan con el plan!

Uziel en tanto se reúne finalmente con sus subalternos y estos le preguntan:

─Capitán, ¿qué dicen los de Rul”Nar?

Y en tono jocoso el capitán responde.

─Bueno, se negaron a rendirse.

Risas entre dientes algunas forzadas se escuchan.

─¿Ríen para no llorar señores? esto es lo que somos, no dejaremos que nos tomen hoy, les seré sinceros, intentarán de nuevo jugar con nuestro psiquis, me amenazaron con que viene una fortaleza marina de Kund”Nar a apoyarlos, pero no teman, si vienen, quizás no quede nadie para recibirlos, no sin antes explotaremos los bombarderos pesados y todas las naves hábiles para volar, sin embargo, dejaremos una nave de transporte lista para escapar, nadie se quedará atrás.

Uziel se retira a comer y toma su ración, la cual ya era poca. Contempla la base y mira el desastre que se ha convertido, sin embargo los hangares donde están las naves principales están en buen estado, un grupo de cinco zapadores de demolición llega frente a él.

─Chicos, vamos a colocar las cargas explosivas.

El Capitán y los guardias van y colocan algunas cargas en sitios estratégicos, finalmente le entregan el control remoto para que si no queda más remedio, Uziel activarías las cargas. Llega un momento de descanso y la luz de Araah comienza a ocultarse en el horizonte, la imagen de la estrella hace que se vea desde esa cima de la altiplanicie un hermoso crepúsculo vespertino, Uziel solo se queda anonadado y susurra para si.

─Tanto tiempo de servicio y nunca había visto este espectáculo natural.

En ese momento una voz conocida le llega.

─Capitán Ahías, ya hemos colocado las posiciones y los hombres en su lugar.

Uziel voltea y mira a Moani con dos sargentos.

─Caballeros, que bueno, ¿cómo está la moral?

─Hay nerviosismo señor, pero están firmes.

─¿Y los heridos?

─Los hemos colocado cerca de las naves de escape.

─Tomen un descanso.

Moani y los sargentos se sientan y uno de ellos le pregunta al Capitán.

─Señor, ¿tiene familia?

Uziel sonríe nostálgico soltando un suspiro leve y dice:

─Si, una esposa y tres hijos, viven en Nol”Har, pero se marcharon a unas ciudades al sur, mi esposa se fue con sus padres, ella salió molesta porque no abandoné el palacio, no sabe que estoy aquí con ustedes. Quizás me pida la separación si llego a salir vivo de esta ¿Y usted sargento Ron?



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En el texto hay: cienciaficcion, ficcion, aventura espacial

Editado: 07.08.2023

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