Cuando llegamos a las cercanías de las celdas vi a Naythiry moverse en las sombras, me entregó mi paquete de carne, y, como si estuviera sobornando a un guardia, me sostuvo la mano dejando un papel en ella. Sin mirarme me dejó un papel, sonreí ampliamente al verla alejarse entré las sombras, apresuré el paso para no rezagarme en la fila, entrando en forma silenciosa a mi celda, cuando la luz se alejó por completo saqué la carne del paquete, despoblé el papel y empecé a comer mientras leía:
“Mi querido amigo, por fin la hora a llegado, el día de mañana los dejarán encerrados en sus celdas, al amo no le gusta que miren su mercancía, así que tendrás el tiempo para prepararte. Naythiry te llevará el almuerzo, los viáticos estarán en la construcción, si te has dado cuenta ese es el verdadero camino de salida, la caravana estará ahí; Naythiry también te llevará unos zapatos que te ayudarán a caminar por las rocas en la noche. Sé que piensas que ella podrá sernos de estorbo, pero créeme que caminará más que nosotros, no es del todo seguro que podamos robar los caballos, así que, si no lo logramos, tendremos que correr mucho durante toda la noche, será suficiente ventaja para que no logren alcanzarnos, mañana por la noche todos estarán bebiendo, esperemos que el capataz no tome la decisión de ir a buscarte en la noche, eso podría significarnos problemas. Confío en que apoyarás mi decisión y que mañana por la noche a estas horas estaremos encaminados hacia nuestra libertad”.
—¡Perfecto! —exclamé con una amplia sonrisa—. Confiaré en ti anciano —me senté meditando lo que tenía que hacer mientras terminaba de comer, todo estaba listo, la única preocupación es lo que decía el anciano en la carta, que el cerdo en su borrachera venga a buscarme problemas—. Eso es algo que solucionaré en el momento —dije, y sin darle más vueltas al asunto me recosté.
Me despertó el sonido de una trompeta, no era habitual, lo que significaba que el anciano tenía razón. Me puse a ver el techo de la celda recordando lo que tenía que hacer y lo que había sucedido en todo este tiempo, ya habían pasado casi ochenta días desde que había llegado a ese lugar; pensé en qué podría haber pasado con mis amigos, y lo que estaría haciendo Emma, lo preocupados que deberían estar todos con nuestra desaparición y lo que estaría haciendo aquella criatura. Entre pensamientos volví a quedarme dormido, no supe cuánto tiempo pasó hasta que la puerta se abrió, sentí un aroma familiar, todavía no me acostumbraba a que mis sentidos se hubieran desarrollado a tal magnitud, sonreí dándome la vuelta lentamente, me levanté un poco sentándome contra la pared.
—Ya llegaron, ¿verdad? —ella solo asintió tímida—, hoy es la gran noche, hoy nos iremos de este lugar, espero que todo salga como lo planeamos —dije mientras cogía mi almuerzo, ella se me acercó, levantando mi polo—. ¡Espérate mujer! —grité mientras me ponía de cuclillas para que ella pudiera revisar mi espalda, sentí como empezó a sacarme las costras que quedaban, al rato me untó algo en la espalda, se sentía frio, pero era agradable. Cuando terminé mi almuerzo dejó un recipiente de agua, cogió el depósito y se fue sin decir nada. «Nunca voy a entender a esta mujer, me pregunto qué le habrán hecho para que este así y que no hable». Suspiré suave apoyándome contra la pared, recosté mi cabeza contra el muro, tenía que aprovechar todo el tiempo posible para recuperar fuerzas, tomé el puñal que escondía escondiéndolo a mi lado como precaución ya que no sabía si el cerdo buscaría entrar a la celda para darme las buenas noches, sonreí a la idea mientras me quedé dormido.
Desperté sobresaltado, era de noche, me había quedado dormido, busqué mi cuchillo para abrir la puerta de la celda, pero estaba abierta, delante de mí se encontraban unas botas, «¿en qué momento volvió?», me preguntaba mientras salía silenciosamente, todo estaba oscuro, caminé cauteloso hasta llegar a la puerta iluminada, también estaba abierta.
«¿Naythiry también habrá dejado esta puerta abierta?»
Seguí caminando, saliendo a paso lento, me quedé frio al ver al guardia que se encargaba de vigilarnos, tendido en el suelo, apenas respiraba. Un sujeto con una espada estaba a punto de matarlo. Por puro impulso me lancé contra él haciéndolo caer al suelo. Retrocedió sorprendido, pero al ver que yo era un niño, sonrió. Empecé a avanzar hacia atrás, el miedo recorría mi cuerpo y no sabía qué hacer, cada vez estaba más cerca, sentía su hedor entrar por mis fosas nasales, empecé a retroceder de espaldas, sin darme cuenta tropecé con el cuerpo del guardia, caí al suelo sentado, el sujeto me miraba con una sonrisa sádica, levantó su espada amenazante, retrocedí sentado cuando mi mano chocó contra un fierro, el sujeto lanzó un golpe contra mí, lo más rápido que pude levanté el metal, era un escudo, su espada golpeó contra el escudo, pero la fuerza del impacto me hizo rodar unos cuantos metros por el suelo, deteniéndome cuando choqué contra algo blando, volteé saltando del susto, era el cerdo, tenía tres flechas clavadas en el cuerpo.
—¿Asustado, niño? —preguntaba el sujeto caminando hacia mí, recogí el escudo y me lo puse, dejando mi mano derecha libre—, ¿me vas a enfrentar? —soltó una estruendosa carcajada cada vez más cerca, en la mano del cerdo estaba su espada, se la quité y me paré frente al sujeto, sosteniendo la espada de forma amenazadora.
«Estoy muerto si no hago algo» mi mente no dejaba de repetirlo.
«Es mucho más grande y fuerte, pero está confiado porque soy un niño, tal vez tenga una oportunidad».
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Editado: 02.08.2022