Crónicas: Un Viaje Dimensional

CAPITULO 9: BUSCANDO DATOS, GOLPE DE REALIDAD

Sentí un cosquilleo en mi brazo cuando empecé a darme vuelta en la manta, quedé boca arriba y observé la copa de los árboles sobre mi cabeza, entrecerré los ojos, alcé la mano y traté de cubrirme del reflejo del sol.

—Es la primera vez que te veo dormir. Siempre que iba a verte tú ya estabas despierto. —Escuché a Naythiry riendo bajo al hablarme—, nunca pensé que dormirías tanto.

Me levanté con lentitud, al darme cuenta de que no dejaría de hablar hasta que lo hiciera.

—¿Dónde están los otros dos? —pregunté mientras miraba a mi alrededor, había mucho silencio en ese lugar.

—Miguel se fue a revisar los alrededores y el anciano se fue a bañar, ambos estaban muy molestos, la forma de hablar de tu amigo es muy difícil de entender.

—¿Discutiendo? ¿Y de qué se supone que estaban discutiendo ese par? —indagué mientras me estiraba, empecé a dar pasos pequeños aun con algo de sueño.

—De que el anciano ese, quiere ir al pueblo donde me están buscando —dijo Miguel saliendo de unos matorrales—. Por cierto, no te acerques a ese sector porqué he dejado una súper sorpresa —susurró para que Naythiry no escuchara nada, sonreí y moví la cabeza en forma desaprobatoria.

—¿Y por qué el anciano quiere ir a ese pueblo? Ir ahora sería una locura, es peligroso —le pregunté a Miguel que se sentaba en un tronco mientras jugaba con un palo en las manos.

—Porque ahí se encuentra una persona que conoce el tema de las runas —explicó el anciano acercándose por otro lado.

—¿Pueden dejar de hacer eso? —pedí mientras volteaba a ver al anciano—. Cuando espero la respuesta de uno me responde el otro. —Naythiry echó a reír al ver cómo nos llevábamos—. Además, aunque ese alguien sepa de runas o no, realmente no lo necesitamos, ya sabemos qué runas buscar, las imágenes están grabadas en nuestros pechos —aseguré mientras Miguel hacia un bufido burlón al escucharme.

—Pero también es un experto en esas criaturas que buscamos. —Me quedé callado viendo al anciano cambiar su expresión, sabía que no podía refutarle eso, así que sin decir nada volteé a mirar a Miguel que entendió al instante y rompió el palo que tenía en manos, murmurando algo que no logre entender, se levantó y dijo:

—Los esperaré afuera entonces. No quiero problemas en ese pueblo, no de nuevo.

Se alejó en silencio con pasos pesados, mientras yo me en caminé al rio para lavarme «este viaje será demasiado largo, al menos Miguel no ha cambiado mucho en este lugar, espero que los demás tampoco lo hayan hecho». Sumergí el rostro en el rio mientras pensaba en la información que habíamos recuperado hasta ese momento.

—Estamos listos —anunció Naythiry cuando vio que regresaba. Di una rápida mirada al lugar sorprendido al darme cuenta de que todo estaba listo para el viaje; incluso los caballos, sin dejar rastros, como si nunca hubiéramos acampado en ese lugar.

—Eso en realidad fue rápido. —traté de no demostrar mi asombro.

—No realmente —contestó alegre mientras me ofrecía un trozo de carne—, ¿quieres ir comiendo en el camino? —tomé la carne y me puse a caminar con lentitud—, nosotros ya hemos comido. —En ese momento caí en cuenta que ya era más de medio día y que tenía mucha hambre

—¿Cuánto tiempo dormí? —le pregunté algo desorientado.

—Por poco, un día entero —respondió Miguel quien caminaba delante de nosotros. No dije nada más y me puse a comer, algo preocupado por ver la hora en la que llegaríamos al pueblo, cuando Naythiry se apoyó en mi brazo.

—No te pongas así, hace mucho que no dormías, has estado sumamente cansado, te merecías dormir.

—Estoy bien, es solo que me sorprende, es la primera vez que duermo bien en este mundo. —Di pasos más rápidos, me separé de su lado y me acerqué a Miguel.

Caminamos en silencio por mucho tiempo, Miguel estaba apagado, no era normal verlo en ese estado.

—Vamos cholito, dime que es lo que realmente pasa. —No volteé a verlo, aceleré el paso un poco más rápido, al ver que lo adelantaba sonrió y se puso a caminar a la par, dejando un poco más alejado a los otros.

—No quiero volver a ese lugar, me trae malos recuerdos, es todo.

—Los malos recuerdos están en tu mente, no en un lugar.

—No es tan simple, yo estaba resignado en que este sería mi hogar, que podría vivir aquí, pero me lo arrebataron todo. —Sus palabras sonaban vacías, tristes, al igual que su mirada.

—No pertenecemos aquí, al menos ya no, tratemos de volv…

—De volver, ¿verdad? Ya no tenemos nada más en este lugar —completó mi frase sin ánimos.

Lo dejé sumergirse en sus recuerdos, y seguí caminando a su lado.

Era un día muy bueno, las aves se silenciaban a nuestro paso, pero al cabo de unos metros volvían a cantar, todo parecía muy normal, sin criaturas raras; «¿y qué se supone que debería haber en un bosque?» me pregunté sonriendo. Seguimos el sendero sin problemas, los árboles eran altos y no muy espesos así que se lograba ver el cielo, había olvidado lo hermoso que era ese lugar «no hay contaminación» me dije al ver como unos animales bebían agua del rio. De pronto el paisaje empezó a cambiar, los árboles se hicieron más densos, y el sendero, más notorio.




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