Los días se convirtieron en semanas, y la conexión entre Daniela y Lucía se fortaleció con cada encuentro. Se volvieron inseparables, compartiendo no solo las clases de forenses, sino también sus sueños, miedos y anhelos. La biblioteca se convirtió en su refugio favorito, un lugar donde podían estudiar y perderse en conversaciones profundas que se extendían mucho "más allá de los libros" . Una tarde, mientras revisaban un caso práctico sobre análisis de evidencia, Daniela miró a Lucía con una sonrisa traviesa. —¿Sabías que hay un club de criminología en la universidad? -Sugirió Daniela con emociónLucía levantó la mirada, sus ojos brillando con entusiasmo. —¡Eso suena genial! Siempre he querido aprender más sobre técnicas de investigación. ¿Te imaginas? Podríamos hacer un proyecto juntas
Daniela asintió, mientras una oleada de alegría la invadía. La idea de trabajar juntas en algo que les apasionaba parecía perfecta. Sin embargo, también había una pequeña voz en su mente que le recordaba que sus amistades externas podrían no ver con buenos ojos esta creciente cercanía. Al día siguiente, decidieron asistir a la primera reunión del club. La clase estaba llena de estudiantes que compartían su interés por el crimen y la justicia. Mientras escuchaban al presidente del club hablar sobre las actividades planificadas para el semestre, Daniela y Lucía intercambiaron miradas cómplices, riendo en silencio ante los chistes del Presidente. Después de la reunión, se acercaron a un grupo de compañeros del club que ya se conocían. Uno de ellos era Javier, un chico carismático con una sonrisa encantadora que parecía tener a todos bajo su hechizo.
—¡Hola! ¿Son nuevas en el club? —preguntó Javier mientras les sonreía—. Yo soy Javier. ¿Qué les parece la idea de investigar juntos? Lucía sonrió y empezó a hablar con él sobre sus intereses en criminología. Daniela observaba desde un lado, sintiéndose un poco fuera de lugar. Aunque disfrutaba de la conversación, no podía evitar sentir un ligero tirón de celos al ver cómo Lucía se reía y coqueteaba con Javier. A medida que pasaban los días, Daniela intentaba ignorar esos sentimientos incómodos. Sin embargo, cada vez que veía a Lucía interactuar con otros chicos, sentía una punzada de inseguridad. ¿Era solo una amiga para Lucía? ¿O había algo más entre ellas?
Una tarde, después de clase, decidieron ir a tomar un café juntas. Se sentaron en una pequeña cafetería cerca del campus, el aroma del café recién hecho llenando el aire. —Emm, ¿qué piensas sobre Javier? —preguntó Daniela casualmente mientras revolvía su bebida. Lucía frunció el ceño por un momento antes de responder. —Es simpático —dijo—. Pero no sé... no siento que tengamos mucho en común. Daniela sintió un alivio inesperado al escuchar eso. Quizás no estaba sola en sus sentimientos, tal vez había algo especial entre ellas que iba más allá de laamistad.
—Sí, yo tampoco creo que sea mi tipo —respondió Daniela con una sonrisa—. Me gusta más pasar tiempo contigo. Lucía la miró fijamente por un momento antes de sonreír también. —A mí me pasa lo mismo. Eres divertida y me encanta cómo piensas —dijo Lucía con sinceridad. Ambas se rieron y continuaron conversando sobre sus planes para el futuro y sus sueños profesionales. Sin embargo, a medida que la conversación avanzaba hacia temas más personales, Daniela sintió cómo su corazón latía más rápido. Era como si cada palabra las acercara más y más.
Cuando regresaron al campus esa tarde, el cielo estaba teñido de tonos naranjas y rosas por el atardecer. Mientras caminaban juntas por el sendero rodeado de árboles, Daniela sintió que había algo mágico en el aire: era como si el universo estuviera conspirando para unirlas aún más. Pero a medida que los días pasaban y sus sentimientos crecían, también lo hacían las tensiones externas. Las miradas curiosas de otros estudiantes se volvían más frecuentes y los murmullos comenzaron a surgir entre sus amigos sobre su cercana amistad. Daniela sabía que tendrían que enfrentar esos desafíos pronto; sin embargo, por ahora disfrutaban del momento y del cruce de caminos que estaban experimentando juntas. La luz misteriosa que las había guiado desde su primer encuentro seguía brillando intensamente en sus corazones.