Ese mismo día Cassidy estaba frente al espejo de cuerpo completo probándose cada ropa que tenía en su armario, de ese modo la que le pareciera fea sería donada y la que noble gustaba sería regalada a su amiga Jennifer. Dos horas y media más tarde, no tenía una solución. Se miraba una y otra vez en el espejo pero su mente estaba en otra parte.
— ¿Qué te sucede Cas? —preguntó su amiga mientras leía una revista de modas.
Cassidy se volvió hacia ella.
—No lo sé —respondió—, es como si quisiera quedarme con esto.
Jennifer se llevó la mano al pecho y formó una O con su boca.
—Cassi, creo que no te reconozco.
—Jenn, ¿estás loca acaso? —Cassidy le arrojó una camisa floreada encima a su amiga.
—Dime que tienes entonces —dijo Jennifer y luego añadió: —te noto como distraída. ¿Es sobre el chico de la piscina? ¿Cómo es que se llama?
Cassidy comenzó a reírse. —No presté atención si me dijo su nombre, Jenn.
— ¡Ay Cassi! —Chilló Jennifer—. ¿Cómo se te ocurre no preguntarle su nombre?
—Te dije que no recuerdo. Era tan lindo que simplemente le hacía arder la vista. -se sonrojó Cassidy.
—Te gusta. —espetó Jennifer.
— ¡Claro que no! —dijo Cassidy en su defensa. Jennifer levantó una ceja. Cuando Cassidy le gustaba un chico y no lo admitía ella simplemente era obvia: se ruborizaba de forma fácil, desviaba la miraba y se le escapaba una sonrisa. Cosa que estaba haciendo en estos momentos.
—Quizás. —terminó diciendo Cassidy. Jennifer le arrojó una almohada pero su amiga la esquivó haciendo que ésta chocara con una caja, la cual cayó al suelo. Una bolsa salió de la caja haciendo que Cassidy palideciera.
—Yo lo sabía, Cas. —le dijo Jennifer fijándose de que Cassidy miraba la bolsa en el suelo. —Ay disculpa Cassi, déjame ayudarte. —se agachó para recoger las cosas del suelo.
— ¡Que ni se te ocurra! —Cassidy le dijo, sus nervios se apoderaron de ella. Jennifer se levantó con los lentamente y asombrada. Nunca había visto a su amiga actuando de esa forma. —Digo, no te preocupes Jenn, yo lo recojo.
—Woah, ese chico sí que te pone nerviosa. —bromeó Jennifer. Cassidy se disculpó, ella no sabría cómo decirle a su amiga. Si se lo contaba tenía que decirle el secreto que comparte con sus amigos y, sabe Dios como lo tomaría Jennifer.
No dejaba de pensar en esas zapatillas. ¿Quién se las habrá enviado? Era lo que ella pensaba durante esta semana. Les mintió a sus padres e incluso a su mejor amiga, ¿qué les diría? ¿La verdad? Por una parte estaría muy bien; se quitaría de encima a esa persona que la chantajeaba, aunque sería algo horrible ella podía ir a la cárcel o algo peor. No lo haría, no se atrevía.
De pronto su teléfono sonó. Presionó LEER.
Su mandíbula temblaba. Nada de esto estaba pasando. Quería acabar con esto de una vez por todas. Había escrito: ¿Quién demonios eres? ¿Por qué me haces esto? Pero el mensaje no se enviaba, algo estaba pasando. Tenía que saberlo. Trató de llamar pero no funcionaba. Era imposible.
Leyó el mensaje una vez más.
¡Aplástalos mañana, Cas! O ellos te aplastaran... Y yo les daré todos los motivos para hacerlo. Te tengo en la palma de mi mano 'abejita'.
— ¿Tienes algo? —le preguntó Jennifer desde la puerta del cuarto.
Cassidy tragó saliva. —Yo... Estoy nerviosa por lo del inicio de clases. —mintió ella. Esperaba que Jennifer le creyera.
—¿La popular Cassidy Williams? ¿Nerviosa? —Jennifer se cruzó de brazos. -¿y por qué no me dijiste, Cas? Somos amigas.
— ¿crees que soy mejor que Helena?
Jennifer pensó por un momento. —Si te refieres a mejor en el sentido de personalidad. Entonces sí. ¿Estás pensando como antes otra vez?
Cassidy recordó que hace tiempo había tenido el mismo tipo de conversación con Jennifer. Cuando se convirtió en la nueva Cassidy, de algún modo, sentía que estaba imitando a Helena.
—No eres como ella, Cas. —le había dicho Jennifer, por más que Cassidy intentara ser alguien diferente siempre le venía en mente Helena y las palabras que solía decirle. Pero su cambio no fue sólo físico sino mental. Gracias a su amiga entendió que ella marcó su misma huella, sin ser la sombra de alguien más, sin ser rechazada, sin ser olvidada.
—Te diré las mismas palabras que te dije aquella vez. —Jennifer sacó a Cassidy de sus pensamientos. —No eres como ella. Jamás lo serás. Y sí, eres mejor que esa perra egoísta.
Esas palabras hicieron a Cassidy olvidar lo de la desaparición de Helena, su secreto compartido con sus antiguos amigos, las amenazas de un desconocido.
Editado: 06.06.2021