Era el martes y Kenneth se preparaba para lo que sería un: "aburrido inicio de clase". ¿Para qué se molestaría en ir? Apenas y se pudo levantar de la cama.
—Vamos Kent —la Sra. Sullivan animaba a su hijo mientras encendía su auto—, cambia esa cara. Es el primer día de clases.
Kenneth pegó su cara sobre el vidrio de la ventana.
Una vez en la carretera la Sra. Sullivan hacía que su hijo tuviera algo de qué hablar: deportes, política, música, chicas, entre otras cosas. Sólo que él no deseaba conversar de ninguna manera. Sus pensamientos iban y venían con aquel mensaje que había recibido. Pobre Kenneth no tiene a su papi con él. Estuvo todo el día pensando en esas palabras, pero las más atemorizantes fueron las que no lo dejaron dormir: Espero que mami sea la mejor abogada porque la vas a necesitar. Esa persona lo sabía todo; desde que Kenneth no tenía un padre que se hiciera cargo de él durante muchos años y hasta el secreto que tenía con sus antiguos amigos. Esas cosas que hicieron.
Sabrá Dios que otras cosas tiene esa persona contra Kenneth.
—Kent sé por qué estás así... —prosiguió su mamá haciendo que Kenneth saliera de sus pensamientos. Su hijo la miró algo preocupado— es Helena. Esta es como tu primera vez que no la verás en tu sección, ¿cierto? Sé que es difícil, pero esa chica debe estar en un lugar mejor.
Kenneth abrió los ojos como platos.
—No me refiero a que esté muerta. —corrigió su madre.
De hecho, Kenneth no se había puesto a pensar en que Helena no estaría estudiando con él, su cerebro recreaba la idea en que ella había escapado lejos y sin esperanzas de regresar. Algo típico en Helena, al menos saldría de este infierno de pueblo. La Sra. Sullivan cruzó a la izquierda en una dirección donde había casas lujosas, árboles verdes y personas paseando a pequeños perros. Todo un lujo.
—Mamá no es eso. —le dijo Kenneth, su mirada se centró en unas casas que el reconocía.
— ¿Qué es entonces?
—Es complicado. —concluyó Kenneth cerrando su chaqueta.
Su madre lo miró de reojo. — ¿asuntos con tus antiguos amigos? ¿Algo de fútbol?
—Sabes que ya no nos hablamos. —le respondió Kenneth mientras se ajustaba el cinturón de seguridad— Además, ya hace tiempo que no me importa el fútbol.
—Está bien Kent. —culminó la Sra. Sullivan.
Kenneth dio un gran suspiro. Estaba realmente loco si diría lo que él pensaba en su cabeza.
—Estoy nervioso —admitió—. Tengo tiempo que no los veo. Y eso se hace algo incómodo. En mi punto de vista.
Su madre le colocó la mano en el hombro. —Te has vuelto humano, eso pasa —bromeó ella—. Siendo sincera, yo creo que todos se hacen falta. Sea eso incómodo para ustedes o no. Han pasado por la desaparición de su amiga; usen eso como algo para acercarse de nuevo, un saludo no vendría mal después de todo.
—Lo tomaré en cuenta. —Kenneth reconoció que su mamá tenía razón, pero decirlo sería más fácil que hacerlo. Pero valía la pena intentarlo.
***
— ¡A un lado, idiota! —gritó un chico de 11vo grado a otro de 7mo empujándolo a los casilleros. Kenneth caminó aun lado de ellos, hace pocos minutos habían emergido a Crowfield High un mar de estudiantes, se podría decir que la instalación estaba sobresaturada de alumnos.
Los pasillos estaban llenos de energía de chicos y chicas de todas las edades, caminando alegres de un lado a otro ¿había algo más interesante que tanta gente unida en un solo sitio? A Kenneth le había tomado 10 minutos en encontrar el aula 9-E donde él veía clases, se sintió algo tonto al ver que no la conseguía, cruzó en un pasillo hacia la izquierda y fue observando las aulas: 9-A... 9-B... 9-C... 9-D... Hasta que la encontró.
—...Por eso es que nadie quiere comer con el Sr. Harold. —dijo un chico y todos los que estaban cerca de él comenzaron a reírse. Kenneth reconocía esa historia, o más bien, quién era el que la contaba.
Era Ian.
Sin pensarlo dos veces Kenneth caminó hacia donde estaba su antiguo amigo, ambos cruzaron miradas pero él se desvió y caminó hacia una mesa en la parte de atrás. — ¿Qué mierda fue todo eso? —pensó. ¿No se suponía que le haría caso al consejo de su mamá? Ian era el indicado para saludar, pero de algún modo Kenneth sintió que era una mala idea. El plan del saludo seguiría, solo que debía pensar en a cuál de sus antiguos amigos saludar.
—No puede ser. —murmuró viendo a una chica que venía entrando al aula, sin duda alguna era hermosa: su cabellera rubia era radiante, sus hermosos ojos eran como un espejo, sus labios eran rosados. Era una chica deslumbrante. Todos los chicos voltearon a verla, venía con su amiga con la que hablaba a susurros y reían en voz baja. Kenneth no recordaba la última vez que la había visto pero ella estaba completamente distinta.
Editado: 06.06.2021