Ese mismo día después de clases, Stephen se encontraba en el centro de Crowfield. Se había apresurado a ir a The Kingdom; un lugar que era muy famoso por hacer un buen café y los más deliciosos postres.
El sitio fue construido como un restaurante de lujo pero los dueños quebraron en el negocio, lo vendieron y los propietarios nuevos optaron por dejar el ambiente de castillo que habían dejado los dueños anteriores, con: grandes ventanales, pisos al estilo ajedrez, muros de ladrillos dentro y fuera del local y armaduras perfectamente decoradas en las esquinas.
— ¡Bienvenido a The Kingdom! —dijo la mesera. Stephen se sentó en una mesa cerca al ventanal, desde ahí podía ver a las personas pasar de un lado a otro. — ¿puedo tomar su orden?
—Quiero un pedazo de pie de mora y una taza de café, por favor.
—Ya le traigo su orden. —dijo en un tono alegre mesera, Stephen le agradeció y ella desapareció por las puertas corredizas.
Stephen había quedado algo preocupado el día de hoy, cuando iba de camino al salón de clases vio a Kenneth, el cual, parecía ir corriendo preocupado, notó su mirada. Luego de eso observó a sus antiguos amigos; algunos de ellos estaban cambiados: Alice, Amy e Ian más que nadie. Ellos también se veían preocupado como si algo les pasara, la incomodidad era obvia entre ellos; era como si el salón era una completa caja pequeña que se hacía cada vez más pequeña. El momento que llenó de misterio el ambiente fue cuando su teléfono sonó, y el de sus otros seis amigos también. Mis 7 presas favoritas están aquí. Decía el mensaje, ellos miraron a su alrededor. Esa persona estaba allí cerca de ellos,...este pájaro va a hablar. Era otra parte del texto, era evidente que ellos también lo recibieron, estaban siendo acosados, ¿pero quién era ésta persona? ¿Y por qué lo hacía? Stephen se dio cuenta cuando Amy habló con Kenneth, ella le mostró su teléfono y luego su cara era de preocupación. ¿Cómo alguien podría saber lo que ellos hicieron? ¿Helena está detrás de todo eso?
—Cariño, aquí tienes tu orden. —mesera hizo que Stephen saliera de sus pensamientos.
—Gracias.
Tomó un sorbo de su café, su estómago se sentía extraño; era como un sentimiento o una sensación, algo no estaba bien. Se llevó a la boca un trozo de su pie de mora. No pasó nada.
La sensación seguía.
Unas figuras pasaron por el ventanal, Stephen las reconoció al instante, ¿sería esa la sensación que tenía? No les quitó la vista de encima esas personas habían entrado a donde él estaba. Tragó saliva, no pensó que volvería a verlos, no tan pronto. Una era una mujer mayor de cabello negro y unos ojos azules, el otro era un señor con el cabello negro pero tenía unas cuantas canas. Emitían una mirada algo intrigante y llena de tristeza. Recordó la última vez que los vio, todo fue extraño en su mente, se sentía nervioso, sus manos temblaban y su respiración era acelerada.
Eran los padres de Helena.
—Stephen debes calmarte. —pensó él pero los recuerdos corrían por su mente como un río desbordado, era difícil no pensar en ello; en las cosas que vivieron, en las que hicieron. Por las que pasaron.
La Sra. Crabbs se percató de la presencia de Stephen. La expresión de su cara de preocupación fue borrada con una sonrisa. Ella caminó hacia la mesa donde estaba el amigo de su hija. Parecía estar algo nerviosa notó Stephen a la madre de su antigua mejor amiga.
—H-hola Stephen. —tartamudeó la Sra. Crabbs.
— ¿Cómo está Sra. C?
La Sra. Crabbs le tomó un momento en responder. El momento no pudo ser más incómodo que ese.
—Estoy bien, cariño —dijo al fin—. ¿Y tú cómo estás? Tenía tiempo que no te veía. Un día simplemente... Te fuiste.
—Creo que fue porque me afectó mucho, usted sabe. Helena era mi amiga, y el verla un día y al día siguiente... —su voz se fue apagando.
—No te culpo. Nosotros tampoco la hemos pasado muy bien que digamos.
Stephen sabía que la familia de Helena estaba pasando por momentos difíciles antes de él irse. No se lo tomó muy bien cuando se enteró de que los Crabbs venderían su casa y se irían de Crowfield. De pronto, una nube de curiosidad nubló la mente de Stephen.
—Y Sra. Crabbs, ¿cuándo llegó a Crowfield?
—Tenía unos asuntos que resolver, así como también ver a los nuevos dueños de nuestra antigua casa. Ellos son tus nuevos vecinos.
—Si me enteré hace poco, aunque no los he visto mucho porque han ido llevando muchas cosas, ¿deben ser una familia muy numerosa, no? Digo, eso es lo que me parece haber notado por tantas cosas.
La Sra. Crabbs sonrió ante lo que dijo Stephen.
— ¿No se te escapa nada, eh? Creo que solo son tres personas pero les gusta tener muchas cosas. Pero pronto los conocerás.
Editado: 06.06.2021