Ian caminaba lentamente, su cuerpo le dolía como si una aplanadora hubiera pasado encima de él. Pero aun así no se daría el lujo de quedarse dónde lo habían dejado, ¿Cómo fue que llegó ahí en primer lugar? Lo único que recordaba era haber caído y rodado por el bosque… y que alguien lo atacó.
Por un momento había pensado que iba a morir; pero al despertar se dio cuenta que no había pasado a peor. Estaba confundido de levantarse en el claro donde solía ir con Helena y sus amigos tiempo atrás, tenía algo extraño n s hombro y al tocarlo se dio cuenta de que eran plumas negras y algo pegajoso que parecía ser sangre, asustado decidió ir a la fiesta de Greg pero no recordaba el camino de vuelta.
— ¡Mierda! —Se quejó al tocarse la frente, tenía un hilillo de sangre que baja de su labio inferior y su cabeza palpitaba del dolor—. ¡Ahg! ¿Cuándo voy a llegar?
Caminó y caminó pero parecía estar perdido, revisaba su teléfono pero no había nada señal. No podía comunicarse con sus… ¿amigos? ¡Dios! A lo mejor y ellos lo estaban buscando como locos ¿o tal vez ni cuenta se dieron? No le quedaba de otra que seguir caminando hasta caerse y quedarse en el suelo o que lo vieran y lo ayudaran.
Se imaginaba que Erick podría estar por ahí, observándolo esperando a que llegara a algún lado y terminar con el de una vez por todas ¿pero por qué seguía vivo? Ian pensó en ese momento en que era la carnada perfecta para una trampa. El plan de Erick era hacer que uno de ellos cayera y hacer que los demás fueran a su rescate quien sabe para qué.
—Ese maldito, se la brincó bien. —sonrió y luego hizo una mueca de dolor.
Miró la hora de su reloj, ya eran casi las 12 a.m. y no escuchaba la música del a fiestas y no sabía si ya había terminado o si estaba muy lejos para que el bosque le dejara oír. — ¡Vamos, Ian! —se repetía a cada rato para seguir caminando pero su pie derecho le dolía cada vez que pisaba el suelo.
Debía apresurarse, que los demás vieran que él se encontraba bien pero imaginó que los chicos ya estaban ahí, en algún lugar del bosque buscando aquello que le prometió Erick ¿Qué era? Nadie lo sabía sólo la macabra mente de aquel que se atrevió a atacarlo mientras estaba descuidado. En la distancia veía un claro, si se apresuraba tal vez podía encontrar a alguien que caminara cerca y pudiera socorrerlo pero al llegar su esperanza se fue, no había nadie.
Esta él solo.
Un grito no muy lejos de él se escuchó, lo hizo asustarse pero al menos no se encontraba sin ayuda, aquella persona le ayudaría sin duda, no supo cómo pero empezó a apresurar su paso, le dolía, pero no le importaba. Se tropezó varias veces y casi se caía al resbalar con unas rocas; ya se estaba acercando y decidió correr un poco pero cayó al suelo, se levantó sosteniéndose de un árbol cerca de él.
Parecía ser una voz de chica pues la escuchaba que decía unas cosas pero no las entendía. Al aproximarse puso la mano en el hombro de la chica y le pidió que lo ayudara. La joven se volteó asustada sin saber lo que estaba pasando, Ian cayó sentado al suelo.
— ¡Ian! ¡Oh, mi Dios! —los ojos de Cassidy se llenaron de lágrimas, que bueno era ver a alguien conocido. Ian no aguantó y se echó a reír al verla; estaba toda sucia de tierra lo cual era inusual, la nueva Cassidy nunca estaría así como él la estaba viendo ahora—. ¿C-cómo es que…? ¿El Cuervo no te tenia?
— ¿El Cuervo? ¿De qué hablas?
—Erick. Ahora se hace llamar Cuervo. ¡Dios y los ángeles del maquillaje! Estas bien, te buscamos en el claro donde se hacen los días de campo y era una trampa, el no dijo que te tenia y que debíamos buscarte en solitario.
—Pues les mintió, lo que puedo recordar es que fui detrás de Erick al bosque y que alguien me atacó y que empecé a rodar cuesta abajo hasta que desperté en el claro —le relató Ian sin omitir nada de lo que recordaba—. Empecé a caminar para volver a la fiesta pero me perdí y llegué aquí contigo.
— ¡Pero mira nada mas como te ha dejado! —le dijo la chica preocupada. Sacó un pañuelo y le limpió la sangre seca bajo el labio y la de la frente—. Listo, pareces decente ahora. ¡Joder! Qué bueno encontrarte.
—A mí me agrada encontrarte también. —le dio un abrazo cariñoso, de esos que le das a tus amigos más cercanos-. Debemos buscar a los chicos.
Cassidy le dio que se apoyara en ella e Ian le hizo caso en lo que empezaron a caminar su teléfono sonó.
—Qué raro pensé que aquí no había señal. —buscó su teléfono y presionó LEER en la pantalla.
Ian podrás haberte escapado pero para la próxima no volverás a tener suerte. Es hora de su regalo, los quiero ver a TODOS en el lugar donde vieron la última vez a la perra de Helena.
—Cuervo
Editado: 06.06.2021