La noche del sábado, Kenneth Sullivan estaba sentado en el sofá de su casa viendo la televisión; cambiaba los canales desde las noticias locales hasta el de Cartoon Network con un aburrimiento total. Toda esta semana no había hecho absolutamente nada, ¿cómo un chico de su edad podría estar así? La razón era sencilla. No tenía ánimos de hacer algo.
Había escuchado que pasarían un programa sobre asesinos en serie que se moría por ver; hoy estaba solo, su madre debía estar en el trabajo y podía llegar tarde así que era su día de suerte.
Beep.
Kenneth serpenteó su mano por el bolsillo de su pantalón, era un mensaje de su madre:
Kenneth, hay pollo y ensalada en la nevera. Creo que llegaré un poco tarde. Estoy revisando el expediente de un cliente.
Kenneth le escribió diciéndole que ya había comido, luego presionó la tecla ENVIAR.
Realmente le gustaba tener la casa para el solo pero quería hablar con alguien; desde que habían iniciado las vacaciones de verano todos los amigos que conocía se habían ido a la playa o a uno de esos aburridos campamentos ¡que aburridos! Y su madre por cuestiones de trabajo no estaba mucho tiempo en casa, y sus antiguos amigos no le hablaban. Estaba completamente solo.
—Me pregunto si alguien está conectado en Facebook. —se dijo. Vio la guía de programación, el programa de asesinos en serie que vería lo pasarían a las 10:30 p.m. chequeó el reloj de su teléfono la hora marcaba las 9:00 p.m. todavía tenía al menos hora y media sin hacer nada hasta que pudieran pasarlo. Se levantó del sofá y subió las escaleras, el escalón del medio seguía crujiendo como lo hacía siempre —quizá por lo viejas que estaban las tablas. Al llegar a la parte de arriba en su habitación encendió su laptop y accedió a su cuenta de Facebook.
Su amigo Fred Adams había posteado una foto de el con una chica de cabello castaño claro en lo que parecía ser una discoteca en Canadá. Luego Dorothy Jones había hecho una publicación sobre preservar los bosques que conectaban a Crowfield con Crestwood, ¿acaso eso tenía algún sentido?
Luego una alerta en google apareció, el corazón de Kenneth latía fuertemente, sus manos temblaban:
ENCUENTRAN CUERPO DE CHICA DESAPARECIDA EN LAS AFUERAS DEL PUEBLO DE CROWFIELD.
Decía el encabezado, había una foto debajo de la publicación. Kenneth le dio click para verla de cerca. La imagen se aclaraba lentamente. ¿Acaso era Helena? ¿Cómo fue que no se había enterado?
— ¡Mierda! ¿Por qué te demoras tanto? —le decía a la laptop. De pronto la imagen se había descargado completamente, Kenneth palideció. Era una chica de cabello negro y ojos verdes. Falsa alarma.
No era Helena.
— ¿¡Qué demonios!? —Exclamó, él podía escuchar los latidos de su corazón acelerando.
Desde que Helena desapareció, se había sentido nervioso por no poder haber ayudado, estaba todo el tiempo en un estado de alerta constante. No dormía ni comía bien. Cuando había pasado un mes, los chicos estaban ya al borde de la desesperación, su mejor amigo del grupo Tom, le había dicho que se tranquilizara pero Kenneth se negó.
— ¿cómo quieres que me calme? —ladró Kenneth.
Tom se frotaba la frente. Todo ese sentimiento de culpa y de arrepentimiento golpeaba a cada uno de ellos, ¿cómo se les había ocurrido mentirle a los padres de Helena y a la policía? Claro, ellos no sabían a dónde demonios había ido Helena pero ellos eran las últimas personas que la habían visto. —Amigo necesitas controlarte. —insistía Tom pero Kenneth siempre era terco.
—Me siento aterrado, el no saber dónde está. Si está bien o no, me consume. —Kenneth caminaba de un lado a otro.
Cassidy colocó la mano sobre el hombro de Kenneth pero este se apartó. —Todos estamos así, pero no podemos perder el control.
—Cassidy tiene razón —añadió Alice—, debemos pensar con cabeza fría en cómo solucionaremos esto.
Kenneth negaba una y otra vez.
—Creo que debemos contar todo.
Amy e Ian se miraban entre sí. Stephen había cerrado la puerta del salón de clases.
— ¿Estás loco? Contar todo eso nos metería en graves problemas.
—Ya estamos en graves problemas. —corrigió Stephen. Tom lo fulminó con la mirada.
Amy se sentó en el escritorio, estaba pensando en que harían pero nada se le ocurría. —Creo que Kent tiene razón.
— ¿será que soy yo el que piensa que es una mala idea? —Tom no sabía si sentirse confundido, aterrado o en pánico como lo estaba Kenneth. ¿Qué se supone que debían hacer? —Si le decimos a la policía lo del accidente y la otra cosa, estaremos hundidos.
Kenneth sentía como si tuviera un panal de abejas en su cabeza. — ¿A dónde estabas cuando nos encontraste en la cabaña de tu padre, Tom?
Editado: 06.06.2021