Ángela tocó la puerta de la oficina de Mauro dos veces el hombre hablaba por teléfono pero al instante de escuchar la voz de Ángela se despidió de la persona con prisa y colgó el teléfono; respiró profundo y se levantó de la silla acomodó su chaqueta y le abrió la puerta; la chica entró y le dió una media sonrisa para calmar sus nervios.
—Hola, Mauro.
—Hola, Ángela.
—¿Qué pasa? —Ángela vió su rostro de preocupación.
—Vi tu mensaje, no es necesario que trates de taparme, hice algo horrible y estoy arrepentido. Te Vi reaccionar de esa manera detrás de los calderos y recordé el daño que te ha hecho todo esto, realmente estoy arrepentido y pensé que ser duro contigo en aquellos días haría que mi culpabilidad sea menos sentida pero ayer me di cuenta que he estado sufriendo todo y la única manera de ser libre es pagando y pidiéndote perdón.
—Es suficiente para mí lo que hiciste ayer con ese hombre. Es suficiente de verdad, no vine por eso y lo que haré no es por tu culpa y no te preocupes, ellos estarán en la cárcel y no tendrás que acercarte a ellos y mucho menos a la fiscalía.
—A menos que pidan un abogado y exijan testigos, sé cómo es esto.
—Lo mejor para ellos ahora es que se declaren culpables hacer un juicio sería perdida de tiempo y al final la tienen de perder están todas la pruebas ahí, de ti solo pedirán las cámaras de seguridad del restaurante, él no puede hacer nada para impedirlo, no tienes que mencionar que ustedes son familias, es suficiente con lo que puedes aportar en caso de que haya un juicio.
—Entiendo. Me puedes decir porque dijiste que...
—Sí, es que. El principe Nikolais ya no quiere que trabaje aquí y sé que no debería de llevarme de él debería decidir por mi misma pero sé sus intenciones y son buenas y llevarse de los consejos a veces es bueno.
—¿Quiere que renuncies?
—Sí.
—Pero, ¿Tú quieres renunciar?
—No me está dando una orden —Ángela rió —. Yo siento que debería hacerlo, sé que hay muchas personas que me quieren pero este lugar me recuerda todos los momentos duros que me gustaría olvidar. Quizás en un poco malo de mi parte pero realmente pienso que es la mejor decisión.
—Claro, ya me lo esperaba pero ¿tan rápido? Igual es obvio no, Ángela tu novio es rico no tienes que estar trabajando.
—Pero él sabe que no me gustaría estar bajo su mantención.
—Algo hará supongo. Está bien, es verdad no tienes la necesidad de seguir aguantando la falsa de tu amiga y, digo yo; estas horas la prodrias invertir haciendo otras cosas generarte un empleo propio, no es aprovecharse del principe es echar para alante con lo que Dios te provee por medio de él, ya sabes que nunca terminaste la escuela puedes hacer algunos técnicos además serás esposa de un principe — Ángela sonrió al escuchar lo último—. Solamente no nos abandones, el día que quieran ir a un restaurante lo mejor es que vengan a este.
—Eso lo tendré en cuenta —Ángela sonrió otra vez y Mauro le devolvió la sonrisa.
—Por renunciar solo se te dará la mitad del dinero de los años que tienes, no se te puede considerar por ser una princesa.
—Lo sé, digo no soy una princesa pero está bien es lo que merezco.
—Bien, perdón por no pedirte antes que lo haga pero siéntate, vamos a hablar con el señor Nelson.
—Oh sí, el señor Nelson —Ángela rió con nerviosismo —¿Creés que se sienta mal por esto?
—No lo creo, el quiere lo mejor para sus empleados. Estará feliz por tu milagro.
Kevin se puso al lado del principe el cuál estaba aún entretenido meneando con un cucharón de aluminio una habichuela hirviendo, el joven tocó el hombro del principe para llamar su atención.
—Realmente no tienes que menearle tanto —Dijo Kevin intentando entablar una conversación, esto fue lo único razonable después de pasarme muchas cosas por la cabeza.
—Las señoras no me dicen nada.
—Sí y sé porqué no lo hacen, tienen pena de decirte que la vas a dañar si sigues.
—¿Me habían dicho que tú y Cristina eran novios?
—Cristina no te dijo.
—Ella me dijo que era mentira... No lo sé. Bueno, ella no me mentiría pero solo quiero confirmarlo. Pero Olvídalo.
—Sí, fuimos novios —Nikolais soltó el cucharón y se volteó hacia él cruzándose de brazos.
—Ángela no me mentiría —Volvió a decir algo nervioso.
—¿Eso crees? Solo lo hizo por miedo a como reaccionaras.
—¿Y porque reaccionaría mal? Ex siempre será ex, yo soy el que estoy ahora —Kevin soltó una carcajada.
—Que confianza hombre —Nikolais fruncio el ceño aún con los brazos cruzados—. Es broma es broma, Ángela y yo siempre hemos Sido buenos amigos desde que nos conocimos, solamente eso—Nikolais descruzo sus brazos y rodó los ojos.
—Ni siquiera sé porque te creí si Ángela me dijo todo eso, ah!.
—Es porque aún no confías en ella.
—Si lo hago, confío tanto en ella que estoy aquí; hice todo lo que hice sin dudar de que ella es una persona confiable —El principe tomó el cucharón y empezó a menear la habichuela otra vez—. Ahora, me tomaste el pelo; tú hablas una mentira muy creíble —Nikolais sonrió.
—Sí verdad? Siempre me lo han dicho, he mentido para algunos amigos para sus jefes, como que están enfermos y eso, y suelen creerme sin necesidad de investigar a fondo.
—¿Y cobras por eso?
—No, no podría hacer un negocio con eso, además ¿cómo?
—No lo sé, yo hago todo lo que vea fiable un negocio; hablando de eso quiero hacerle uno a Ángela, me puedes ayudar. ¿Que creés?
—Pues, a ella le gusta vender. Deberías hacerle algo así que pueda vender. No lo sé, una línea de ropa, maquillaje, joyas. Eres famoso cualquier cosa se te hará viral.
—¿Viral?
—Si, en Dinamarca todos te conocen aquí no mucho porque no saliste en las noticias.
—Saldrá mi rostro cuando inaugure las fábricas —Nikolais sacó un poco de habichuela en un tazón e hizo también un reguero porque realmente no sabe si quiera servir. Kevin limpió para que Andrea no le dé un infarto igual lo dudaba porque estaba muy encantada con el príncipe.
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Editado: 10.08.2022