Ángela se despertó temprano, se duchó y se puso la ropa que había sacado, suspiró recordando que no le había dicho a su hermana que se levantaran temprano por la salida de hoy. Sacó su celular y llamó a su madre.
<Podrías ir a despertar a las niñas y cambiarlas, tengo que ir al curso a poner una excusa.
<Está bien. ¿Y la excusa hay que llevarla directamente?
<Aun no tengo el número de la maestra. Dile a tus hijas que me vayan a recoger antes de las ocho de la mañana, encárgate de eso y por favor también dile a la señora Mercedes que se monte en ese carro con las niñas.
<Está bien Ángela, yo me encargo.
Ángela salió de la habitación, bebió un poco de café y salió de la casa, llamo a uno de los muchachos y este le abrió la puerta del copiloto. El joven ya sabía a dónde debía ir por que era quién normalmente la había empezado a llevar.
—Buenos días Rafael muchacho, ¿Cómo amaneciste?
—Buenos días señora. Muy bien, ¿Cómo amaneció?
—Muy bien, oye! Cuando me dejes en el curso vienes a la casa y tratas de recordarle a las niñas que tienen que venir a buscarme antes de las ocho, sé que son las siete y quince pero bueno, da el tiempo. Es para que nos lleve a la embajada.
—Sí, el principe Nikolais me avisó de eso —Contestó el Joven.
—Oh bien, siempre a un paso delante de mí —El chico se echó a reír, llegaron al edificio y el carro se detuvo frente a la entrada, Ángela abrió la puerta y salió para entrar al edificio, pero antes se despidió de él. El joven esperó que Ángela entrara desapareciendo por el pasillo del edificio, un hombre se acercó al carro caminando deprisa parándose en la puerta en la puerta del copiloto del carro.
—¿Eres militar? —Preguntó al momento de llegar.
—Sí, ¿Usted qué quiere?
—¿A qué hora sale la mujer que acaba de entrar?
—¿Quién es usted? —Rafael, soltó el guía.
—Soy un primo de ella, no pude alcanzarla.
—Usted salió en el mismo instante que ella entró. ¿Cómo se llama?
—Andres.
—¿Andrés qué?
—Andrés Rodríguez ya le dije soy su primo, sé que está con un principe solo quiero pedirle una ayuda para comprar una casa.
—Bien, debiste decirme eso antes. Ella normalmente sale a las cuatro pero ya me tengo que ir porque debo volver para buscarla en un momento.
—Esta bien muchas gracias —Rafael lo vió irse doblando por una calle, llamó a Gabriel por celular mientras estacionaba el auto en un lugar cerca de la entrada del edificio.
<Rafael hablame.
<¿Ángela tiene un primo que se llama Andrés?
<No lo sé, desconozco ese nombre, pero deberías preguntarle a ella misma.
<Está dentro.
<¿Que sucede?
<Ella me dijo que fuera a buscar a sus hermanas, pero ahora que no sé quién podría ser ese hombre no quiero irme. Ángela saldrá a la calle en unos minutos.
<Está bien, le voy a decir a Diego que recoja a sus hermanas ahora, quédate ahí —El joven empezó a conducir hacia atrás poniéndose en el mismo lugar.
<Bien, hasta luego.
<Bien hecho Rafael, hablamos.
Colgó el celular y esperó a la chica, Ángela esperó que la maestra hablara con unas personas antes de entrar al aula para después pedirle la excusa. La mujer le dió su número de celular para que, la siguiente vez no tuviera que venir físicamente.
—Muchas gracias maestra por todo lo que me ha dicho. Es importante para mí su consejo —Dijo Ángela, la maestra le estaba dando tips que debería usar para el momento en que entre a la embajada.
—No es nada, luego me dices como te fue, Dinamarca wow, nunca se me ha ocurrido ir hasta allá.
—Nikolais no quiere perder tiempo con eso, ya quiere que conosca su familia.
—Tienes mucha suerte —Ángela sonrió—. Te Vi en la televisión y me sorprendió, tengo una alumna de la realeza. ¿Que hay que hacer para obtener algo así?
Ángela se encogió de hombros en una sonrisa, miró la hora eran las siete y cincuenta.
—Ya vete, se te hará tarde —La joven afirmó con la cabeza y se despidió de la maestra, vio el carro blanco parado estacionado y el joven afuera con los brazos cruzados.
—¿Y esa cara?
—Entra —Le abrió la puerta y luego entró al otro lado. Recibió un mensaje y al segundo apareció el otro carro, uno negro que se estacionó más arriba, Diego salió mirando a todos lados.
—¿Que sucede Rafael?
—No te preocupes, lo que pasa fue que te esperé —Dijo al momento que le hacía señas a su compañero sacando la cabeza por la ventana Diego lo vio y empezó a conducir el carro negro y Rafael le siguió.
—¿Y por qué?
—Bueno, tu primo te vino a buscar y eso no me gustó.
—¿Mi primo, y dónde está? Que raro que no llamaron a mi mamá.
—¿Cómo se llaman tus primos así te digo cuál fue?
—Mi mamá tiene dos hermanas, la mayor mi tía Andrea que tiene tres hijo el primero se llama Bernardo, el segundo Mauricio el sin juicio así le decimos — Angela se echó a reír —. Y el tercero Yobani. La del medio mi tía Rosa, tiene dos hijos la primera se llama Anna y el más pequeño se llama Luis.
—¿Andrea no tiene un hijo que se llama Andrés?
—No, el que se llama Andrés es mi abuelo. Vive en el campo junto con mis tías, por eso te digo que es raro que no llamen a mi mamá.
—Bien, está bien.
—¿Cuál de todos fue?
—Ninguno, me dijo que se llamaba Andrés Rodríguez —Ángela arrugó el entrecejo—. Dijo que sabía que eres la novia de un principe y solo quería pedirte ayuda para una casa.
—¿En serio? Mis primos tienen propiedades en el campo. Mi abuelo tiene propiedades en el campo simplemente que mami no nunca quiso vivir allá. Ni siquiera porque le fue mal con el otro. Mi papá que se fue a vivir al campo hace quince años desde que me abandonó, por cierto el apellido de Rodríguez es por mi papá. El apellido segundo de parte de madre Mora, mis primos son Mora. Y mi padre no tiene sobrinos llamado Andrés.
—Vaya. Ángela no puedes salir del edificio hasta que te vaya a buscar de ahora en adelante. Pero lo más probable es que Nikolais no quiera que sigas viniendo.
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Editado: 10.08.2022