Crown of darkness

Capitulo siete

La puerta se cierra detrás de mí con un suave clic, y Lorenzo se aleja, dejándome sola en la habitación que ahora es mi prisión. Me dejo caer sobre la cama, mi mente un torbellino de pensamientos caóticos. La oscuridad de la noche parece envolverme, como si fuera una extensión de la sombra en la que Angelo se esconde. Todo esto es irreal, como una pesadilla de la que no puedo despertar.

Intento darle sentido a lo que ha sucedido. Mi padre me vendió como si fuera una mercancía, un simple pago para saldar una deuda. Y ahora, estoy atrapada aquí, con un hombre cuya cara no he visto, pero cuyo poder es palpable en cada rincón de esta mansión.

Las palabras de Angelo resuenan en mi cabeza: “Serás mi esposa, pero solo de nombre.” No hay consuelo en eso. El hecho de que no me tocará no alivia el miedo y la desesperación que se aferran a mí. Mi vida, mis sueños, todo lo que alguna vez imaginé, ha sido arrancado de mí en un instante.

Mientras el reloj avanza lentamente, los pensamientos se agolpan, y la ansiedad crece dentro de mí. La mansión está en completo silencio, un silencio que parece amplificar cada uno de mis miedos. Trato de no pensar en lo que me espera, pero es imposible. ¿Cómo llegué aquí? ¿Cómo se supone que debo vivir de esta manera?

Finalmente, el agotamiento me vence, y me quedo dormida con la angustia apretando mi pecho.

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La mañana llega demasiado rápido, y el brillo del sol se filtra a través de las pesadas cortinas de la habitación. Me despierto con la sensación de que todo lo que sucedió anoche fue un mal sueño, pero la realidad me golpea con fuerza. Estoy atrapada aquí, y no tengo idea de cómo escapar.

Unos suaves golpes en la puerta anuncian la llegada de Lorenzo. Me levanto lentamente, mis movimientos pesados por el miedo y la incertidumbre. Cuando abro la puerta, él está ahí, con su expresión neutral, como si nada hubiera cambiado.

“Es hora de desayunar,” dice con voz firme, pero no autoritaria. “El desayuno se sirve en el comedor.”

Asiento sin decir una palabra y lo sigo por el largo pasillo. La mansión es aún más impresionante a la luz del día, pero hay una frialdad en su grandeza que me hace sentir aún más pequeña y atrapada. Cada paso que doy es un recordatorio de la nueva realidad en la que me encuentro.

Al llegar al comedor, la mesa está puesta con una cantidad de comida que parece excesiva para una sola persona. Lorenzo me indica que me siente, y me acomodo en una silla con el estómago revuelto. No tengo apetito, pero sé que necesito mantener mi fuerza si quiero encontrar una salida a esta situación.

Mientras tomo un sorbo de café, la pregunta que ha estado rondando mi mente desde anoche finalmente encuentra su camino hacia mis labios. “Lorenzo,” comienzo con cautela, “¿dónde está Angelo? No lo vi esta mañana.”

Lorenzo se detiene un momento, como si estuviera considerando la mejor manera de responder. “El señor Di Marco no sale de día,” dice finalmente. “Solo lo verás de noche.”

Su respuesta me deja helada. “¿Por qué?” Pregunto, mi voz temblando ligeramente.

Lorenzo me mira directamente a los ojos, pero su expresión no revela nada. “El señor Di Marco tiene sus razones. Aquí, todo sucede bajo su mando y bajo sus términos.”

Un escalofrío recorre mi espalda. ¿Qué tipo de hombre es Angelo? ¿Por qué se oculta en las sombras? Cuanto más tiempo paso aquí, más extraña se vuelve la situación, y más preguntas tengo. Pero sé que Lorenzo no me dará respuestas. Su lealtad a Angelo es inquebrantable.

El resto del desayuno transcurre en silencio, con mis pensamientos girando en círculos sin encontrar respuestas. Mi vida ha dado un giro inesperado, y ahora estoy atrapada en un mundo que no comprendo, bajo el control de un hombre que nunca he visto, pero que ya ha tomado posesión de mi destino.

Cuando termino de comer, Lorenzo me acompaña de regreso a la habitación. Mientras camino por los interminables pasillos de la mansión, no puedo dejar de sentir que cada rincón esconde un secreto, y que cada sombra esconde algo más que solo oscuridad.

Al llegar a la habitación, me quedo mirando por la ventana, observando el día pasar lentamente. Pero mi mente está atrapada en la noche, en la figura oscura de Angelo Di Marco, el hombre que controla mi destino desde las sombras.




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