Ese martes por la noche, Angelo me cita de nuevo. La indicación es breve pero clara: me espera para una cena muy importante. Mi mente no puede evitar anticipar qué puede estar en juego esta vez. Los días se han deslizado en una rutina, pero este evento promete ser diferente. La tensión se siente en el aire mientras me preparo para lo que parece una ocasión significativa.
El día siguiente, mientras continúo con mis rutinas diarias, recibo una sorpresa. Un elegante paquete es entregado a mi habitación, con una nota de Angelo. Al abrirlo, encuentro un hermoso vestido de noche, diseñado con una tela que brilla suavemente a la luz. El vestido es de un tono profundo y rico, con detalles que parecen flotar en el aire, adornado con pequeños diamantes que reflejan la luz de manera encantadora.
Poco después de recibir el vestido, Lorenzo llega para la sesión de entrenamiento. Aunque el entrenamiento es tan riguroso como siempre, hoy parece tener un propósito adicional. Lorenzo, con su habitual seriedad, me ofrece consejos específicos sobre cómo comportarme en la cena que me espera. Me habla con detalle sobre las expectativas para la noche: “Recuerda mantener una postura erguida y una actitud confiada. Este evento es crucial para Angelo. Tu comportamiento reflejará en gran medida cómo se percibe su poder y presencia.”
Me da consejos sobre cómo interactuar con las personas en la reunión, enfatizando la importancia de escuchar atentamente y responder de manera adecuada. “Observa cómo Angelo maneja la conversación y sigue su ejemplo. Evita intervenir demasiado, a menos que se te pida directamente. Los detalles pequeños pueden ser cruciales en estos eventos, así que presta atención a tu entorno y a las personas que te rodean.”
Lorenzo también me proporciona algunos trucos para manejar situaciones incómodas o inesperadas. “Si alguien te aborda de manera inapropiada o te hace preguntas incómodas, mantén la calma y responde con cortesía, pero firmeza. No te sientas obligada a dar detalles personales. Y recuerda, siempre hay una forma diplomática de manejar cualquier situación.”
Finalmente, el entrenamiento concluye con una nota de aliento. “Hoy ha sido intenso, pero debes estar lista para cualquier cosa. Angelo confía en ti, y tú puedes hacerlo.”
La tarde del evento, mientras me alisto para la cena con la mafia, estoy inmersa en una mezcla de emociones: anticipación, nerviosismo y una ligera inquietud. La mansión está en silencio, excepto por el sonido lejano de los preparativos que se llevan a cabo para la velada.
Me encuentro en mi habitación, con el elegante vestido de noche puesto y los accesorios que elegí cuidadosamente para complementar mi atuendo. El maquillaje y el peinado están impecables, y mientras me miro en el espejo, me pregunto qué sorpresas me deparará la noche.
De repente, la puerta se abre y entra Angelo. A pesar de la oscuridad de su balaclava, su presencia es inconfundible. Su figura imponente y la intensidad de su presencia llenan la habitación.
“Isabel,” dice con un tono grave, su voz resonando con una mezcla de autoridad y ternura. Se acerca con un paso decidido y, sin previo aviso, saca un pequeño estuche de su bolsillo. Lo abre con cuidado y revela un collar de diamante, elegantemente diseñado, que brilla con una luz suave y sutil. Es un collar pequeño, pero el lujo y la sofisticación son innegables. El diamante central del collar es de un brillo cautivador, perfectamente a juego con el anillo de compromiso que ya llevo en el dedo.
“No es solo un accesorio,” dice Angelo, su voz cargada de un sentimiento que no puedo identificar del todo. “Es un símbolo. Un símbolo de lo que hemos construido juntos y de lo que aún está por venir. Quiero que lo lleves siempre.”
Sus manos se mueven con delicadeza mientras coloca el collar alrededor de mi cuello, asegurándolo con un pequeño clic. Aunque el collar es pequeño, el diamante captura la luz de manera que parece brillar con su propia luz. El conjunto con el anillo es perfecto, creando una armonía elegante y sofisticada.
“Es… hermoso,” murmuro, intentando ocultar la emoción en mi voz. “Gracias.”
Angelo se acerca aún más, su presencia envolviéndome en una especie de burbuja de intimidad. Aunque su rostro sigue oculto por el balaclava, su cercanía y el contacto de sus manos mientras ajusta el collar me hacen sentir una conexión profunda.
“Jamás te lo quites,” dice con una firmeza que no deja lugar a dudas. “Es para ti, como un recordatorio de tu importancia en todo esto, y para que siempre recuerdes que estás en el centro de todo lo que hacemos.”
Su tono es serio, pero hay una suavidad en su voz que revela cuánto se preocupa por mí. Puedo sentir la intensidad de su mirada, incluso a través de la tela del balaclava. La vulnerabilidad en su gesto me hace comprender que este gesto es más que un simple regalo; es una muestra de su compromiso.
“Lo llevaré siempre,” respondo con sinceridad, sintiendo una mezcla de gratitud y emoción.
Angelo asiente, y por un momento, la distancia que siempre ha mantenido entre nosotros parece disminuir. Hay un silencio cargado de significados no expresados, un entendimiento tácito de que, a pesar de las circunstancias, hay algo genuino y profundo entre nosotros.
Finalmente, me da un último vistazo antes de salir de la habitación. “Vamos, la noche está por comenzar,” dice, su voz cargada de un tono cálido y lleno de propósito.
Cuando salimos juntos, el collar de diamante y el anillo de compromiso son un recordatorio tangible de nuestra unión y del camino que hemos recorrido. Mientras nos dirigimos hacia la cena con la mafia, siento que, aunque el futuro sigue siendo incierto, este gesto de Angelo me ha dado una nueva perspectiva sobre nuestro vínculo y lo que puede significar para ambos.
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Editado: 17.03.2025