Crown of darkness

Quarantanove.

El día había sido una carrera contra el tiempo, con una serie interminable de reuniones y decisiones cruciales que tomar. Me aseguré de que cada pendiente estuviera resuelto antes de salir de la oficina. El ritmo frenético de la jornada se había ido apaciguando, dejando detrás de sí una mezcla de cansancio y satisfacción. Sentía que el peso de la responsabilidad que Angelo había dejado sobre mis hombros se estaba volviendo más real con cada minuto que pasaba.

Finalmente, después de revisar una última vez los informes y asegurarme de que todo estuviera en orden, me dirigí hacia la salida de la oficina. La noche había caído y las luces de Manhattan parpadeaban como pequeñas estrellas en la distancia. Una sensación de soledad envolvía la ciudad mientras me dirigía hacia el vestíbulo, y el silencio del edificio parecía intensificar mi inquietud.

Lorenzo había sido una presencia constante durante todo el día, vigilando de cerca cada paso que daba. Su eficiencia era evidente, y aunque siempre mantenía una fachada de calma, podía notar la preocupación en su mirada. Al salir del ascensor y llegar a la entrada principal del edificio, encontré a Lorenzo esperándome, con su habitual compostura, pero con una ligera tensión en sus rasgos.

—Señora Di Marco —saludó, con un tono que no dejaba lugar a dudas sobre su profesionalismo—. Las camionetas están listas para llevarla a la mansión.

Su voz, aunque profesional, llevaba un matiz de preocupación que no pude ignorar. Nos dirigimos hacia la salida del edificio, donde el aire fresco de la noche golpeó mi rostro. Las luces de la ciudad iluminaban el camino, creando un contraste con la oscuridad de la noche.

Al llegar a la entrada principal, las dos camionetas blindadas de Angelo estaban estacionadas en la acera, sus faros encendidos y su imponente presencia destacando en el entorno urbano. Lorenzo se movió con precisión, abriéndome la puerta de una de las camionetas y señalándome para que subiera.

—Vamos a asegurarnos de que llegue sana y salva a la mansión —dijo Lorenzo, mientras me acompañaba hasta el interior del vehículo.

Me acomodé en el asiento trasero, sintiendo el acolchado de cuero bajo mí. A pesar de la seguridad y el confort de la camioneta, el nudo en mi estómago no se desvanecía. Lorenzo subió al asiento del conductor y nos dirigimos a la mansión. La carretera hacia el área residencial estaba tranquila, con el murmullo distante de la ciudad que parecía alejarse cada vez más.

A lo largo del trayecto, observé cómo las luces de Manhattan se desvanecían lentamente, reemplazadas por la calma de los suburbios. La mansión, con su fachada majestuosa y la seguridad reforzada, se alzaba en la distancia, como un faro de protección en medio de la noche.

—Estaremos allí en unos minutos —comentó Lorenzo, rompiendo el silencio que había caído en el vehículo.

El trayecto me dio tiempo para reflexionar sobre los eventos del día y lo que significaba asumir el papel de líder en ausencia de Angelo. La responsabilidad era inmensa, pero el compromiso con el éxito del imperio Di Marco era aún mayor. Mi mente no dejaba de repasar cada detalle, cada decisión que debía tomarse para asegurar que todo funcionara a la perfección durante su ausencia.

Finalmente, llegamos a la mansión. Las luces de seguridad encendidas se reflejaban en la entrada, y las cámaras de vigilancia aseguraban que el perímetro estaba bien protegido. Lorenzo detuvo la camioneta frente a la entrada principal y salió para abrirme la puerta.

—Estamos aquí —dijo, mientras me ayudaba a bajar del vehículo—. Si necesitas algo o tienes alguna preocupación, no dudes en llamarme.

Asentí con gratitud, sintiendo el peso de la responsabilidad que llevaba sobre mis hombros. A medida que entraba en la mansión, el familiar lujo y la seguridad del lugar me ofrecieron un breve respiro. La seguridad reforzada y la presencia de Lorenzo me daban una sensación de protección en medio de la presión constante.

Una vez dentro, me dirigí a mi habitación para prepararme para el día siguiente. Sabía que el tiempo de Angelo en Italia sería crucial, y estaba decidida a mantener todo en marcha para asegurar el éxito de su misión. La noche se desplegaba tranquila alrededor de la mansión, y aunque estaba sola en la vasta propiedad, me sentía lista para enfrentar el desafío que me esperaba.

Después de una noche en la mansión, en la que el silencio y la tranquilidad me dieron una oportunidad para recargar energías, me preparé para enfrentar el nuevo día. La mansión, ahora más que nunca, se sentía como un refugio que representaba el centro de la vida que compartía con Angelo. La mañana comenzó sin sobresaltos, y el convoy blindado me llevó con seguridad a la oficina central en Manhattan.

El viaje fue tranquilo, pero mi mente estaba en plena actividad, repasando los informes y los detalles del asunto que se había presentado. Al llegar a la oficina, me encontré con una serie de mensajes y llamadas perdidas que confirmaban la urgencia de la reunión convocada. La llamada del contacto había sido clara: había un problema crítico que necesitaba ser resuelto de inmediato.

El problema en cuestión giraba en torno a una serie de movimientos sospechosos que habían sido detectados en las últimas semanas. Unos informes habían indicado la posible infiltración de un grupo rival que estaba intentando hacerse con una parte significativa de los recursos y operaciones del imperio Di Marco. Esto incluía la manipulación de ciertos activos financieros y la amenaza de sabotaje a nuestros contratos más lucrativos.

La situación era aún más delicada debido a que los informes apuntaban a un posible traidor dentro de nuestras propias filas, lo cual hacía la tarea de identificar y neutralizar la amenaza mucho más complicada. La infiltración y el sabotaje ponían en riesgo no solo nuestras operaciones actuales, sino también la estabilidad futura del imperio que Angelo había trabajado tan duro para reconstruir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.