El emperador dejo a la mujer en sus aposentos, cuando le avisaron sobre los yangku, salió lo más rápido que pudo se encargó del que irrumpió en el lado sur, luego se dirigió al lado norte, sus ojos se fijaron en la mujer pura y la que estaba a su lado, vio todo desde el principio, sus guardias querían ir a destruir el monstruo pero los de tuvo, quería ver qué hacia, para su sorpresa con algunas cordenadas y una lanza, de un solo movimiento asesinaron algo que a ellos les cuesta varias vidas.
Los yangku son criaturas muy duras de asesinar, eso es por qué el núcleo de estos mantiene cambiante en su cuerpo, puede estar en su brazo, en su pie, en su pecho, en su cabeza, esto hace que ataquen a ciegas, pero las cordenadas que ella dió, hizo que el yangku fuera atravesado en un instante.
El tomo una copa de vino que estaba sobre la mesa y miro a la mujer dormida en su cama.
— majestad que hacemos con ella.
El emperador miro a Abasi, sus ojos fríos se fijaron en la mujer dormida en los brazos de akil.
— llevarla a las barracas
— entendido majestad
Ambos guardias salieron.
— no dejen que nadie entre a la habitación
— Si majestad.
Respondieron los sirvientes de fuera, después de eso la puerta de cerró.
Después de varias horas kagune abrió los ojos, miro el techo de la cama, que era de un material negro, luego miro las cortinas de color blanco y frunció el seño.
— ¿dónde estoy?
Su boca estaba seca y hablar era incómodo.
— despierta
La voz extraña la sobresalto y ella se sentó de golpe, un baso de agua apareció a su vista, ella tenía mucha sed y se lo tomo sin pensarlo dos veces.
Cuando terminó miro a la persona frente a ella y soltó el baso, este cayó sobre la cama y todo hasta impactar con el piso y romperse.
Ella se levantó y saludo.
— majestad
El empwrar se sentó en el sofá de piel de bestia que estaba frente a la cama, sus ojos recorrieron a la mujer, sabía que para ella estar en el lado norte debía ser alguien puro, pero la pureza de esta chica, iba más haya de su pensamiento.
— recuerdas lo que pasó antes de quedar inconciente
La mirada de kagune paro en el suelo de madera de roble, de hecho se acordaba pero sus ojos no tenían fluctuación.
— lo siento no recuerdo
— no juegues conmigo
Ella miro a los ojos blancos del emperador y volvió a negar.
— solo recuerdo ver algo horrible, no recuerdo nada más.
— quieres que estimule tu mente
—¿Que? Ahhhhh
Ella cayó al suelo sosteniendo su cabeza, sentía que la estuvieran golpeando con fuerza, ella era una simple humana dónde podría soportar el dolor.
— recuerda, recuerdo pare porfavor.
El dolor cesó, todo daba vueltas, ella se puso de pie y miro al hombre frente a ella su cuerpo tembló.
— ya recuerdo
— como localizarte el núcleo del yangku
— Yo... Pude ver atraves de su cuerpo.
Los ojos del emperador estaban sin fluctuación.
— espero que no me estés mintiendo
— No, lo hago majestad.
— utilizaras tu poder para mí beneficio.
— me niego
Ella aún no sabía si su cuerpo tendría una reacción a ese poder, tal vez cada vez que lo utilice se acorte su vida.
Mientras se perdía en sus pensamientos, su aire se cortó, sintió que el agarre en su cuello se volvía más fuerte, sus ojos se llenaron de lágrimas, haciendolos ver encantadores.
— No te estoy preguntando es una orden.
Ella Asintió frenéticamente, el la soltó y ella se derrumbó en el suelo mientras tose.
Agarraron su vuelo y sus manos se apretaron en puños.
—"loco bastardo hijo de perra"
Dijo en su mente, el emperador miro sus ojos y se burló.
— me maldices
—"...."
— la próxima vez haslo en voz alta.
—"...."
El abrió la puerta, le dijo algo a los sirvientes y regreso asentarse en el sofá.
Sus ojos recorrieron su cuerpo.
— escondite muy bien que eras extra pura
Ella levanto la cabeza de golpe y lo miro con incredulidad
— no me interesas, las personas como tú, solo son mi medicina.
— ja
— te parece divertido
— un poco.
— el por qué
— solo que.... No hay medicina eterna.
La última frace la dijo en susurros, pero el logro escucharlo, su mirada antes fría se helo.
En ese momento llamaron a la puerta.
— entrar
El sirviente principal abrió la puerta, miro a la mujer en el suelo y luego se inclinó.
— todo está listo majestad.
— permite les entrar.
— si.
El se alejo y regreso con diez doncellas, todas vestían un traje de color azul, este cubría su pecho, dejaba al descubierto su abdomen y lo último era un taparrabos.
El traje no era muy diferente al que ella estaba usando, las doncellas que vinieron, tenían collares de oro y diamantes, decorando sus cuerpos, ellas eran unas completas bellezas.
Pero todas temblaron ante el emperador.